PREPARACIÓN: EL RITO FINAL
A diferencia de otras bebidas de procesos también complejos y fascinantes, como el vino o la cerveza, el café no alcanzará su máxima expresión con sólo una guarda adecuada y un servicio a la temperatura indicada. Requiere de una última etapa: la infusión y son varios los factores en su adecuada realización.
1 . Calidad y temperatura del ag ua:88 a 92 °C.
¿Por qué tu café no sabe igual en tu casa que en la de tu mamá? El agua representa el 98 por ciento de una taza de café. Si tiene pocos o demasiados minerales, no obtendrás la expresión óptima.
Haz la prueba, prepara tu café favorito con el agua habitual; repite el proceso con un agua comercial que tiene los minerales ideales. Es uno de los mejores tips que puedo compartir. Si quieres ir más allá, compra un medidor TDS (total de sólidos disueltos y asegúrate de que el agua tenga entre 50 y 150 partes por millón.’
2 . Molienda, turbulencia y tiempo de contacto con el ag ua
El tamaño de la partícula, la presión del agua y la forma de mojar el café cambiarán por completo el perfil de sabor en taza.
Por ejemplo, un espresso debe prepararse con molienda fina y lograr una extracción de 1.5 onzas en 28 segundos de contacto con el agua. Una prensa francesa requiere molienda gruesa y un reposo en agua de 4½ minutos antes de colarse. Cada método de preparación (cafetera) tiene su metodología.
Échate un clavado en alguna de las múltiples guías de preparación y videos en línea, yo recomiendo bluebottlecoffee.com/us/eng/brew-guides; algunos de mis métodos favoritos son aeropress o chemex (ambos fáciles de conseguir en línea).
3 . Limpieza de los equipos
Observa tu cafetera y sus accesorios. ¿Se ven color café? ¿Tienen grasa pegada? Seguro, pero ya te acostumbraste a verla. Y eso afecta la calidad de la bebida que preparas todos los días.
¡Atención, NUNCA uses detergente convencional para lavar tu cafetera! Tu café absorberá ese sabor y aroma. Existen productos especiales para limpiarla, te recomiendo Cafiza, de Urnex.
4 . Almacenaje del café
El café no se “echa a perder” como tal, pero fácilmente puede perder propiedades de aroma y sabor o absorber los de otros alimentos.
Una vez abierto el empaque, sirve la porción deseada y al guardarlo asegúrate de que tenga el menor contacto posible con el oxígeno: la oxidación será el principal factor para que pierda su increíble aroma.
Conserva en un lugar seco y fresco, cerrado herméticamente para evitar contaminación.