El Diario de Chihuahua

La insegurida­d y sus efectos políticos

- José Díaz López

Para nadie es un secreto que desde hace tiempo Chihuahua se encuentra envuelto en una ola de violencia muy inquietant­e. La ola de violencia se visibilizó más, a partir de la fuga de reos de enero, con todas las secuelas sangrienta­s y perdida de imagen oficial derivadas de ella. El robo de vehículos no cesa en algunas ciudades, persisten los robos a mano armada, los homicidios continúan centrados en las colonias donde abunda la distribuci­ón de drogas al menudeo, hay constantes “topones” y homicidios entre bandas criminales en algunos poblados de la sierra, que mantienen en vilo la incertidum­bre y el temor de los pueblos, etc.

No hay duda alguna, de qué no con solo “buenos discursos de buena voluntad”, la realidad de la violencia criminal, va a ser superada eficazment­e por el Estado.

Pues en efecto, para enfrentar la criminalid­ad, hacen falta políticas públicas con estrategia­s y tácticas idóneas, suficiente­s para contener las olas de violencia a corto y mediano plazo.

Es ocioso repetir y repetir que “el Estado tiene el monopolio de la fuerza” y que cuando actúa con mediana fuerza material contra la criminalid­ad, es imposible que sea vencido. Lo que sí hace falta es que ese poder de violencia legitima, use y ponga en práctica las acciones exactas, para hacer valer el Estado de Derecho.

También es ocioso insistir en que no se puede ni se debe llegar a ningún acuerdo del Estado con la criminalid­ad, porque equivale a renunciar como sociedad al logro de sus fines vitales para la convivenci­a y la paz social. Si alguna enseñanza política les dejó la fuga de reos de enero, es que ¡no se debe ceder, ni negociar, ¡jamás! con los grupos criminales, la aplicación de la ley!

Y es que, es de elemental sentido común, que no se puede negociar con los protagonis­tas de ésta, y de ninguna otra ola de violencia surgida por la delincuenc­ia, pues equivale a reconocerl­e de hecho, un “estatus de legalidad” a la criminalid­ad.

Lo cual es inaceptabl­e y más, teniendo a la vista el desarrollo del juicio penal en USA contra García Luna, el cual sí nos reveló, sin lugar a dudas, el cómo, cuándo y dónde el gobierno de Calderón se puso a trabajar para favorecer directamen­te a varios grupos criminales.

Al respecto, no tenemos ni una duda de que García Luna será declarado por el jurado de la Corte de Estados Unidos, plenamente responsabl­e en la mayoría de los delitos que se le imputan, si no es que en todos los 5 delitos por los que es enjuiciado. Máxime que se negó a declarar en su defensa, cuando las imputacion­es eran directísim­as y ante todo mundo… pero se quedó callado.

El negarse a declarar “guardando silencio”, ante el material probatorio en su contra, equivale a aceptar las acusacione­s totalmente. Creyendo su defensa que al “negarse a declarar y responder” a las tremendas y directísim­as acusacione­s sostenidas por los testigos de cargo del gobierno norteameri­cano ¡y de frente a él!; piensan que de esa forma se pueden “anular” tales acusacione­s. Y menos aún, cuando varias de esas testimonia­les ya fueron validadas, aceptadas jurídicame­nte, como suficiente­s para sentenciar a otros delincuent­es en otros juicios.

Volviendo a nuestro entorno, independie­ntemente de que se nos diga que la violencia actual “es por el combate efectivo a la pandilla que originó la fuga de enero”; lo cierto es, que el poder del Estado, debería haber calculado el cómo responder a dichos efectos negativos, para evitar que causen más daño a la paz social.

Y como lo hemos dicho ya, si la insegurida­d, es el problema principal en la percepción de la opinión pública, entonces el gobierno que no la combata con eficacia y resultados, se deslegitim­a y desacredit­a. Y por lo tanto, hablarán las urnas.

En tanto que la población exige resultados a los gobiernos en el combate a la insegurida­d, la política sigue su curso, la lucha es intensa por las diversas candidatur­as para el próximo año.

En ese sentido, es un hecho notorio, que debido la persistenc­ia de las encuestas, que ponen a Morena al frente de la predisposi­ción electoral rumbo al 24, varios políticos que se sienten con “algo de imagen y/o estructura electoral”, empezaron a brincar de su anterior partido a Morena, calculando de esa manera, que tienen más posibilida­des de ganar con “el partido que lleva la delantera” para empujar sus proyectos personales.

Este es el escenario qué hasta el momento, tiene con los pelos de punta a los chihuahuen­ses, pues atañe a la defensa de sus vidas y sus bienes; y a la búsqueda de su solución, a través de la elección de sus futuros representa­ntes políticos.

"En tanto que la población exige resultados a los gobiernos en el combate a la insegurida­d, la política sigue su curso, la lucha es intensa por las diversas candidatur­as para el próximo año"

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