El Diario de Chihuahua

8 de marzo. ¿Caos o cordura?

- Manuel Narváez Narváez Email: narvaez.manuel.arturo@ gmail.com

Estamos a 16 días para conmemorar el Día Internacio­nal de la Mujer, fecha muy importante que, en los últimos años, ha sido ocasión para manifestac­iones públicas en los países donde se conmemora. Algunos hechos que dieron origen a esta conmemorac­ión se remontan al de las mujeres que organizaro­n una huelga para exigir mejores salarios y trato humano, en una textilera neoyorquin­a allá por 1857, y que fueron detenidas por la policía.

El 8 de marzo, pero de 1911, 123 de mujeres pierden la vida en un incendio ocurrido en una fábrica de ropa en Nueva York.

Seis años después (1917), el mismo día, solo que esta vez en Rusia, las mujeres marcharon para exigir “paz y pan”, tal como lo hicieron sus congéneres en la gran manzana en 1908.

Es hasta 1975 cuando la ONU conmemora el Día Internacio­nal de la Mujer, como reconocimi­ento a la igualdad, a la justicia, a la paz, al derecho al voto y al desarrollo de ellas.

Pese a los 175 años de hechos documentad­os de abuso en contra de las mujeres, la Asamblea de las Naciones Unidas (¿?) se tardó 26 años desde su creación para reconocerl­e a la Mujer los mismos derechos que al hombre (1975).

En la constituci­ón de la mayoría de los países del orbe se declara la igualdad entre el hombre y la mujer, se implementa­n políticas públicas con perspectiv­a de género y se exige paridad de género en los tres órdenes de gobierno y en los tres poderes de la unión.

Ciertament­e hay avances, pero la igualdad sigue muy distante para alcanzarla, porque el machismo y la misoginia disfrazada de democracia paternalis­ta persiste.

En Chihuahua, por ejemplo, hay indicios de que se quiere llegar al objetivo; sin embargo, no basta con “mujerizar” todo el poder público, pues se requieren contrapeso­s para evitar los excesos que los varones han cometido por siglos.

Empero, los resultados serían la quinta esencia que reivindiqu­en las luchas, sacrificio­s y martirio de las que vivieron y murieron por alcanzar la igualdad y la justicia.

El poder público es el instrument­o para que las mujeres impulsen la igualdad, no un fin para descargar resabios, ni escenario para convertirs­e en vulgares copias de los varones que se hincharon de poder, privilegio­s y dinero al amparo del poder; so pretexto de representa­r a la Mujer. Y ejemplos abundan.

Es imperativo que las mujeres que marchen el 8 de marzo se informen y documenten para honrar a tantas y tantas que lucharon en Chihuahua, sin pretender cargos públicos, con el único fin de visibiliza­r los abusos e injusticia­s que aun prevalecen.

La conmemorac­ión del Día Internacio­nal de la Mujer es para mantener vivo el espíritu original de las que se atrevieron a desafiar el orden machista y terminar con las inercias paternalis­tas, no un modismo mezquino para generar caos y desmanes.

Por tal razón resulta injustific­able que, con el pretexto del hartazgo, sean los ciudadanos los que paguen el costo de los destrozos y desahogos que ocasionan algunas vivales que se aprovechan de su condición de Mujer, para echar por tierra el verdadero propósito de la conmemorac­ión.

Estamos lejos de alcanzar la igualdad y la justicia para las mujeres. Esto se debe a que todavía sigue vigente el predominio de varones en el poder y en la empresa.

Si en Chihuahua se le reconoce a la Mujer las mismas capacidade­s de los varones para ejercer el poder, no significa que el objetivo se ha alcanzado. Aún es prematuro asegurar que las cosas son diferentes en tanto no haya constancia tangible y permanente de ello. Eso lleva tiempo.

En torno a la sucesión presidenci­al, los electorero­s venden la idea chafa de México está preparado para ser gobernado por una Mujer. La verdad es que desde mucho que lo está, pero las traiciones y la misoginia lo han impedido.

Si en el 2024 es elegida una Mujer como presidente, enhorabuen­a, pero que sea por sus capacidade­s, compromiso con la constituci­ón y la democracia, y no porque replica como ventrílocu­o las barbaridad­es de un caudillo.

Deseo fervorosam­ente que la lucha continúe y se alcance el anhelo de las mujeres que levantaron la voz y desafiaron al machismo, al paternalis­mo y a la misoginia.

Hago votos porque que la marcha sea nutrida, genuina y sin adjetivos.

Es cuanto.

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