DE ENGAÑOS Y TRAICIONES
Julianne Moore debuta como productora y protagoniza ‘Sharper: El plan perfecto’, sobre un grupo de estafadores que intentan no traicionar sus valores
Casi siempre apoyamos al estafador. Rara vez el ingenio y la astucia de un buen timador, tahúr o estafador no nos conquistan. Son, por supuesto, metáforas andantes del cine. Con sutileza y audacia, nos engañan mientras nos vacían los bolsillos.
También son papeles estupendos para que los actores, nuestros mejores mentirosos, muestren su poder de seducción y sutil transformación. "Sharper", un delicioso cúmulo de engaños y traiciones, está hecha con evidente aprecio por el género.
Comienza con una definición de su título - "alguien que vive de su ingenio"- y "Sharper" también se desenvuelve con agilidad aprovechando la astucia de su reparto.
"Sharper", que se estrenó en Apple TV+, es una película hábil y escurridiza que encuentra formas de distorsionar las expectativas a la vez que despliega una narrativa de rompecabezas. Antes de su menor tercer acto, "Sharper" -impulsada especialmente por las interpretaciones de la recién llegada Briana Middleton y del más veterano Sebastian Stan- consigue hacer malabarismos con sus giros argumentales con garbo.
Com ienza con un rom ance aparentem ente dulce
Sandra (Middleton) entra en una librería de segunda mano del Lower East Side para comprar un ejemplar de "Sus ojos miraban a Dios", de Zora Neale Hurston. Le dice al tipo que está detrás del mostrador, Tom (Justice Smith), que se está doctorando en estudios feministas negros. La escena podría ser un buen encuentro para una comedia romántica.
Pero, dada la tarjeta de presentación, estamos en guardia por si se trata de una estafa. Se le ha olvidado el dinero, ¿es esa la jugada? ¿Un libro gratis? Tienen una cita y más tarde vuelven a la tienda para tener en sus manos una primera edición de "Jane Eyre". ¿Quizás ese sea el objetivo? ¿Un plan diabólico para robar raras Charlotte Brontës? Pero como dice un personaje más adelante en "Sharper", si vas a robar, roba a lo grande.
Serie de viñetas
PARA VERLA ‘SHARPER: EL PLAN PERFECTO’ Disponible en Appletv Duración: 116 minutos
"Sharper", estructurada como una serie de viñetas tituladas cada una con el nombre de un personaje en particular, se desarrolla como una serie de estafas en constante expansión.
Primero está Sandra, que necesita 350 mil dólares para rescatar a su hermano drogadicto de sus deudores. Una vez que esto ocurre, el segundo capítulo se remonta al pasado de Sandra y a su encuentro fortuito con un hábil estafador, Max (Stan).
Éste toma a Sandra bajo su tutela para instruirla en el arte del engaño. Su sistema comienza, maravillosamente, con la lectura del periódico: "Así podrás mentir sobre cualquier cosa". Y se dedica en cuerpo y alma a su trabajo.
"No veo películas", dice Max. "Son una pérdida de tiempo".
En primer lugar, ouch. Pero también es un primer indicio, en el guión de Brian Gatewood y Alessandro Tanaka, de que los estafadores de "Sharper" -a diferencia, por ejemplo, del Paul Newman de "El golpe" o del Leonardo Dicaprio de "Atrápame si puedes"- son una variedad más sobria de fabulistas, menos una representación de la fantasía de las películas que un concepto que cuestionar e interrogar.
A medida que "Sharper", dirigida sin problemas por el director de televisión británico Benjamin Caron, se va ampliando, incorpora más personajes e historias de fondo, incluida la de una mujer de la alta sociedad neoyorquina (Julianne Moore, también productora) que sale con un viudo multimillonario (John Lithgow).
Pero la progresión empieza a jugar en contra de la película. A medida que "Sharper" se vuelve cada vez más melodramática, ya estamos acostumbrados a buscar la estafa y a verla venir desde muy lejos. Los personajes de la calle -especialmente el atractivo y riguroso Max, que parece salido de una película de Paul Schrader o de un noir de David Mamet- tampoco se dejarían engañar tan fácilmente por las maniobras tardías de la trama. Tras un comienzo prometedor, "Sharper" se vuelve más aburrida, pero hay mucho que saborear.