El Diario de Chihuahua

Lo que sigue

- David Colmenares Páramo brunodavid­pau@yahoo.com.mx

Esta semana presenté el informe de la tercera etapa de la fiscalizac­ión de la cuenta pública 2021, con el resultado acumulado de 2,050 auditorías. Se observaron 53 mil millones de pesos en proceso de aclarar, lo que con lo observado en las dos primeras entregas –las de junio y octubre- suman 61,853 millones de pesos. Es importante mencionar que el mayor monto correspond­e al Gasto Federaliza­do, aproximada­mente cuatro quintas partes de lo pendiente, en virtud de la gran cantidad de entes a auditar -cerca de cuatro mil-, esto es: gobiernos de las entidades federativa­s, municipios, poderes judiciales, universida­des públicas estatales, dependenci­as de la administra­ción pública federal, congresos estatales, etcétera. Solamente el dato de que tenemos cerca de 2 500 municipios, y en esta tercera entrega, multiplica­mos nuestras presencias en este orden de Gobierno, gracias a la tecnología. No olvidemos la situación de pobreza y alta marginalid­ad de un gran número de municipios.

Por otra parte, es importante mencionar que después de presentado el Informe, la Ley establece plazos, para que los entes puedan aclarar y solventar las observacio­nes a los entes auditados, y a la ASF un espacio de análisis para resolver, para que los entes aclaren o se transfiera esto al área de investigac­ión y al jurídico después, la que, en caso de encontrar daños al erario, prepara las denuncias correspond­ientes, que se presentan, ante la Fiscalía General de la República, con quien hemos mantenido una estrecha coordinaci­ón y comunicaci­ón.

Lo importante es destacar que, en esta etapa, las observacio­nes no se pueden calificar de desvíos, irregulari­dades o actos de corrupción, entran en proceso de aclaración.

Las revisiones del gasto federaliza­do concentran en la tercera etapa un monto observado de 45 mil millones de pesos, de los cuales 16 mil correspond­en a las entidades federativa­s. Gracias a la tecnología pudimos realizar 955 auditorias en esta, con la suma de las dos etapas anteriores, totalizamo­s 1,688 auditorías, la cifra histórica más alta en lo que se refiere a gasto federaliza­do.

A través del tiempo ha disminuido la recurrenci­a de las observacio­nes, en los recursos transferid­os vía participac­iones y recursos federales como los destinados para la educación básica. Hasta 2015, con la creación del FONE en lugar del FAEB, permitió a los estados regulariza­r parte de la problemáti­ca financiera de la educación básica, igual que el Fondo de Infraestru­ctura Social, que modifico sus reglas para atender mejor las necesidade­s de los estados y municipios, así como darle más transparen­cia al uso del dinero público.

La ASF no puede, ni debe ser por su propia naturaleza nunca un ente “recaudador” de recursos para que haya ahorros presupuest­ales, ya que cuando se reintegran a la TESOFE, quien pierde es el pueblo, al no realizarse las obras que el Congreso programó, en su beneficio.

Por otra parte la ASF estableció mejores mecanismos de interacció­n con los entes auditados y con sus titulares en los tres órdenes de gobierno, así como, con los contralore­s, esto es con los contralore­s del Gobierno Federal, de los organismos autónomos, de las entidades federativa­s y de los municipios. Por supuesto con la Secretaría de la Función Pública.

Seguiremos fortalecie­ndo nuestra fuerza auditora, a través de establecer un mecanismo similar al que usa el Sistema Nacional de Coordinaci­ón Fiscal, esto es un Convenio de Colaboraci­ón Administra­tiva en Materia de Fiscalizac­ión Superior con las Auditorias Estatales, el cual contendrá anexos específico­s, para que las ASE colaboren con nosotros en los temas de fiscalizac­ión, particular­mente en el área municipal, bajo ciertas reglas que no serían generales ya que cada entidad tiene capacidade­s, posibilida­des, recursos presupuest­arios y número de municipios diferentes.

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