El otro México habló fuerte y claro
Impresionante respuesta ciudadana a la convocatoria para defender al INE de la intentona por descuartizarlo. Cientos de miles de mexicanos sin perjuicios, que han sorteado con éxito la cultura del odio y blindados de la narrativa pandémica comunista, llenaron las principales plazas del país.
De poco o nada sirvieron las desesperadas provocaciones orquestadas desde Palacio Nacional para inhibir la asistencia a manifestarse en defensa de árbitro que organiza las elecciones.
En vez de amilanarse ante la fuerte ofensiva de los cuatreros de endilgarle a la oposición la culpabilidad de narco al ex secretario de Seguridad Pública en los sexenios panistas de Fox y Calderón; la respuesta contundente en las calles, superior a la del pasado mes de noviembre, dio fe del talante de esos mexicanos.
La verdad sea dicha, solo aquellos que han sucumbido a la retórica del ejecutivo federal, se creen el choro de la honestidad valiente del presidente y su movimiento.
La otra parte del México agraviado, discriminado y menospreciado desde la cúpula presidencial, salió a las calles para expresar su rechazo al plan B de Morena, que pretende acotar las elecciones libres y democráticas.
Y como era de esperarse de un sujeto predecible e irascible, durante la dormidera, éste minimizó la manifestación y continúo con el ridículo juego de su apéndice gubernamental de la CDMX, en cuanto a la cifra de los asistentes.
La evidencia gráfica de la marcha del domingo 26 de febrero, muestra que el zócalo capitalino lució a reventar, igual o más que la contramarcha que llevó al cabo la presidencia de la república en noviembre pasado.
En aquella ocasión exageraron que habían acudido más un millón de personas en la organizada desde Palacio Nacional, pero a la de apoyo al INE, apenas le reconocieron 90 mil. Más chafa e irrisorio, imposible
Ahora bien, la convocatoria, la respuesta y el comportamiento de los ciudadanos habla muy bien del México ordenado, responsable, educado y democrático. Contra eso no caben excusas.
En cambio, la actuación del presidente, como desde el inicio de su gestión, es reprobable, decepcionante y lastimosa.
El tabasqueño pudo haber abierto una zanja moral en su andar como primer magistrado del país, pero prefirió dejar rastro de su ego, huella de su incapacidad para resolver los problemas de México y un pantano de excusas.
El sexenio que pudo haber sido el de la reconciliación nacional y oportunidad para enterrar los vicios del pasado, encontraron tierra fértil para los resabios, el encono, el resentimiento y la venganza.
No tuvo el presidente, Morena y la 4T voluntad, ni capacidad para el debate, sino lengua viperina para el ataque.
La hipócrita izquierda mexicana derribó la altura de miras y en su lugar erigió un monumento a la mezquindad, a la visión de túnel, a la incongruencia y a la demagogia. Más altos que la estela de la vergüenza de Calderón.
Pase lo que pase con lo que determine la SCJN en torno a la inconstitucionalidad del plan B, el otro México ya se manifestó, y así como da generosamente, también quita (2000), (2012) y (2018).
Que quede claro, una cosa es una cosa, y otra cosa, es otra cosa. En conclusión:
-La marcha fue a favor de elecciones libres y democráticas.
– Mienten los que piensan que la marcha fue favor del PAN y Genaro García Luna. Si así fuere, vaya poder de convocatoria de éstos.
-El presidente, Morena y la 4T envían señales de preocupación e inseguridad para ganar en 2024.
Es cuanto.