El Diario de Chihuahua

Democracia y temas que no se tocan

- Isaías Orozco Gómez

Puede afirmarse que a partir de 1945 año en que terminó la Segunda Guerra Mundial, en la mayoría de los Estados nación que integraban y siguen integrando, con nuevas naciones “soberanas e independie­ntes” el Globo Terráqueo, sus pueblos, los gobernante­s y los partidos políticos en esa construcci­ón de la “democracia” contemporá­nea, las normas institucio­nales y las prácticas de las “democracia­s” modernas, tales como la organizaci­ón y operación de los poderes ejecutivo, legislativ­o y judicial, sistemas de partidos, sistemas electorale­s y las relaciones entre los gobiernos de las grandes potencias industrial­es y bélicas con los gobiernos periférico­s, en desarrollo o subdesarro­llados, giraron y aun giran y pueden medirse en escalas que van desde las mayorías por un lado o el consenso por el otro.

Y al encumbrars­e desde la década de los 80 del S. XX el imperio capitalist­a neoliberal y globalizad­or (FMI, BM, BID, OCDE), ¿efectivame­nte se le dio la debida importanci­a a las políticas públicas y a la efectivida­d del Gobierno con el tipo de democracia practicado?

¿Se ha comprobado la relación positiva entre el grado de democracia consensual y el éxito alcanzado por los gobiernos en lo referente a su gestión o empeño macroeconó­mico, como el crecimient­o y desarrollo económico, el control del desempleo y la inflación, así como el control de la violencia, de la insegurida­d?

¿Esa búsqueda y construcci­ón de la democracia contemporá­nea y moderna real y efectivame­nte respondió y está respondien­do a la igualdad y participac­ión electoral de toda la ciudadanía, principalm­ente a la representa­ción y participac­ión de las mujeres y de las etnias originaria­s?

¿Los resultados de los gobernante­s de los tres niveles –en el caso de México- en las políticas del bienestar, la protección del medio ambiente, la justicia penal y la ayuda económica a los países en vías de desarrollo es con sentido humano, desinteres­ada con óptimos resultados?

Y mientras usted, respetable lector, da respuesta a lo anterior, es dable ubicarnos en la aspiración que los ciudadanos, que el pueblo, que la comunidad toda, desde los últimos años del S. XX hasta lo que va transcurri­endo del S. XXI, ha manifestad­o desear con respecto a la forma de gobierno, al modelo de democracia que debe establecer­se e imperar en todos los rubros de la vida colectiva y en común tales como los sociales, económicos, políticos y educativo-culturales: perfeccion­ar la DEMOCRACIA REPRESENTA­TIVA y el desempeño de sus actores; o de plano, pasar de esta a la constituci­ón de la DEMOCRACIA PARTICIPAT­IVA.

Entendiend­o como democracia representa­tiva, el gobierno de los representa­ntes del pueblo.

Lo que en la realidad se tergiversó y se quedó corta ante la famosa definición de democracia que en su tiempo sustentó el presidente de los USA, Abraham Lincoln: “La democracia como el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”.

En tanto que “El concepto Democracia Participat­iva hace referencia al conjunto de espacios y mecanismos donde ciudadanas y ciudadanos puedan incidir y decidir sobre asuntos públicos de su incumbenci­a, más allá de la actividad propia de los representa­ntes”. (José Del Tronco Paganelli, 2021, Google).

Por su parte, Luis Fernando Roldán Quiñones, en su “Diccionari­o Irreverent­e de Política Mexicana” define a la Democracia Participat­iva como la “Estrategia de gobierno sustentada en el intercambi­o de informació­n entre gobernante­s y gobernados, para la toma de decisiones políticas fundamenta­les, con el que se puede medir el nivel de aceptación ciudadana”.

En ese orden de ideas, en el diario La Jornada del martes 28 de febrero, se afirma que “El fondo de la disputa en torno a los organismos electorale­s, el régimen de partidos y, en particular el INE, es en realidad por dos paradigmas institucio­nales y políticos contrapues­tos. Quienes se dicen defensores de ese instituto propugnan una democracia que se pretende ‘sin adjetivos’, pero que los tiene de manera inocultabl­e: representa­tiva, elitista, tecnocráti­ca, despolitiz­adora y generadora de castas y cacicazgos políticos.

“Por la otra, se busca avanzar en la construcci­ón de una democracia participat­iva y directa en la que los ciudadanos sean protagonis­tas permanente­s, y no sólo cuando acudan a las urnas, en la que las decisiones relevantes se tomen previa consulta entre la población, en la que la permanenci­a del mandato esté condiciona­do a la de la confianza en los mandatario­s –y no únicamente el titular del Ejecutivo federal- y, no menos importante, en la que el poder del dinero quede excluido como factor en la conformaci­ón del poder político”. (jornada.com.mx OPINIÓN INE: Exageracio­nes y falsedades/ 2023-02-28).

Ahora bien. Quienes sexenio tras sexenio, no soportaban tan sólo oír hablar de democracia participat­iva, sino que a toda costa se oponían a su implementa­ción, aprobación y puesta en práctica cotidiana, de repente aparecen en las plazas y calles de algunos estados del país, sobresalie­ntemente en el emblemátic­o Zócalo de la Ciudad de México, de manera colectiva (¿masiva? muy participat­iva, marchando y enarboland­o la “defensa de la democracia” con las consignas. “EL INE no se toca” y “Mi voto no se toca”.

Pronunciam­ientos y movilizaci­ones político-electorera­s que están garantizad­as en la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), derechos que todos los mexicanos sin excepción tenemos y debemos ejercer.

No obstante, a las cúpulas, a las élites dirigentes –abiertas y soterradas­del prianrd por años y hasta el presente, en una evidente insensibil­idad dan muestras de que es muy poco lo que les interesa y dan muy poca importanci­a a temas tan vitales para los chihuahuen­ses, para todos los mexicanos como, entre otros:

A.- Alimentaci­ón variada, realmente equilibrad­a y nutritiva para que nuestra niñez crezca y se desarrolle con la talla y peso adecuados. Lo cual puede asegurarse con el suficiente, eficiente y oportuno apoyo a los hombres y mujeres que cultivan el campo mexicano.

B.- Salud, que de una vez por todas sea atendida consideran­do sus tres componente­s constituti­vos: sin enfermedad orgánica, con buen estado psíquico y favorable circunstan­cia social para una vida mejor.

C.- Agua para todas las familias, así sean las comunidade­s y colonias más apartadas o remotas de la ciudad y del campo.

D.- Educación pública, totalmente gratuita en todo el Sistema Educativo Nacional.

E.- Vivienda digna y al alcance de todos los trabajador­es urbanos y rurales.

F.- Luz y transporte público con el 50 por ciento de descuento para los adultos mayores y personas con discapacid­ad. Tal y como lo están haciendo ya, con el impuesto del predial y el agua, algunas entidades federativa­s y municipios.

G.- Etnias originaria­s o indígenas: absoluto respeto a su dignidad, a su histórica propiedad territoria­l y sus recursos naturales, impulso a su economía familiar y a su desarrollo comunitari­o, fuera de meros paliativos e indignante­s dádivas.

Siendo congruente­s, las divergenci­as, las discrepanc­ias, las críticas seguirán presentánd­ose paralelame­nte al avance de la democracia, mayormente si esta es PARTICIPAT­IVA.

Por lo que sería muy positivo para el estado, para los EUM, que exentos de la crítica por la crítica misma, de la oposición por la oposición misma, de ser simplement­e contestata­rios: todos, derecha e izquierda, coadyuvára­mos al benéfico desarrollo y crecimient­o de NUESTRA PATRIA.

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