Para el que persevera, uno que persevera más
Es admirable ver en la Universidad Autónoma de Chihuahua, en los Tecnológicos I y II y otras instituciones académicas, bastantes estudiantes, hombres y mujeres, de todos los estratos sociales, de diversas edades, que en el día a día se enfrentan a obstáculos de variada índole, para alcanzar el fin honesto que se propusieron al ingresar a dichas entidades, concluir sus estudios universitarios y obtener un título de grado.
Lo admirable es ver en gran número de ellos la disposición permanente de ánimo, de aplicación en sus estudios, observar la necesidad que algunos tienen de tomar uno o dos camiones a las 5:30 A.M. para llegar a clase a las 7:00 A.M., a otros los vemos por la tarde llegar a tomar clase, después de cumplir con su horario laboral por la mañana, y así los distinguimos por ese modo de obrar continuo durante el tiempo que les lleva concluir sus estudios.
Nos preguntamos si ¿es virtud el hecho de levantarse temprano, soportar el frío en el camión en el traslado de su casa a la universidad, estudiar a altas horas de la noche, soportar el cansancio por las tardes al tomar las clases? eso sin mencionar otro tipo de privaciones muchas veces por la falta de recursos económicos.
Esos obstáculos, que si bien no permanecen mucho tiempo, que son pasajeros, en ocasiones nos invitan a desistir del bien honesto que perseguimos en lo académico, familiar, laboral, etc., son vencidos por la virtud de la perseverancia en los estudiantes, difícil de arraigar para unos este, aptitud que significa la disposición para llevar a cabo determinadas acciones adecuadas a la persona; no es innata, es decir, no nacemos con ella, sino que se adquiere con el ejercicio serio y duradero, por lo mismo es permanente.
La perseverancia es una virtud por la cual elegimos persistir, continuar o proseguir de manera permanente en una obra o acción buena, la esencia de esta virtud es la permanencia estable en el acto por la intención de la persona que obra. En cierta forma lo que hace esta virtud cuando la asimilamos y la hacemos habitual en nuestro modo de obrar es que nos ayuda a sufrir, soportar o llevar lo que se conoce como diuturnidad de la obra, esto es lo espacios cortos, dilatados de tiempo que dura la ejecución de la obra que estamos llevando a cabo, por ejemplo, soportar todo lo que conlleva estudiar una licenciatura, de tal modo que las dificultades que presenté no doblen nuestra voluntad para alcanzar el fin honesto propuesto, esto es el título de grado.
La perseverancia como virtud se asemeja a la fortaleza que nos afirma en lo dificultoso, a decir de Santo Tomas de Aquino es una virtud especial, pues su función es soportar, cuanto sea necesario, la duración del acto humano que estamos llevando a cabo, hace pues que sobrellevemos la obra en el tiempo que dura su ejecución. Para que sea virtud debe ser persistente o continuada, esto es, firme o constante en el tiempo que tardemos en lograr aquel bien perseguid, que puede ser difícil de alcanzar por muchas razones; en otras palabras, debe alargarse o prolongarse hasta que alcanzamos el bien fijado como meta.
Obvio la perseverancia como cualquier virtud tiene vicios opuestos, no olvidemos que a decir de Aristóteles la virtud es un medio entre dos extremos, es decir entre dos vicios, uno por defecto y otro por exceso, por ejemplo, la valentía es una virtud que está en medio del vicio que conocemos como cobardía (defecto) y la temeridad (exceso). En el caso de la perseverancia el vicio opuesto por defecto es la molicie, blandura o flojedad y el otro, por exceso, la terquedad o pertinencia.
Como ves el mérito de la perseverancia está en no apartarse del bien que nos hemos fijado alcanzar, por el sufrimiento de cosas trabajosas y difíciles; aquí aplica la regla de los cantantes, si se caen en el escenario no se sueltan llorando, siguen cantando, si nosotros nos caemos, pues lo mejor es que nos levantemos ¿no crees?