¡Todos al zócalo!
El próximo 18 de marzo, nuevamente el pueblo marcharemos junto con nuestro presidente, esta vez, para otra fiesta popular, sonrientes y orgullosos, vamos a celebrar que hemos regresado a la lucha por nuestra soberanía energética, impulsad por la Cuarta Transformación.
Es un llamando del compañero Andrés Manuel López Obrador, para refrendar nuestra cultura nacionalista, porque hemos recuperado el camino que el ex presidente Lázaro Cárdenas Del Río, quien expropió la industria petrolera y dio a México un soporte económico, soberano y de importancia económica para aquellos años que el mundo entraba en la Segunda Guerra Mundial, y los viejos mercados se vieron impactados.
Esta marcha está marcada por circunstancias algo parecidas, en México y el mundo, insisto en que atravesamos momentos trascendentales, de coyuntura política, económica, social y cultural; una sociedad cambiante, donde México ha iniciado un nuevo proceso histórico, al mismo tiempo que las condiciones internacional cambian, el modelo económico sostenido por varias potencias, que ya se enfrentan en una guerra mundial económica y comercial, contra modelos de distribución y operación distintos.
Este es el contexto en el que, el México de la 4T ha comenzado a moverse, donde comienza a fenecer el globalismo energético, principalmente, y donde el neoliberalismo no termina, pero comienza a transformarse, las condiciones de post guerra, obligan a las potencias y naciones con recursos energéticos, pensar más en la producción interna, que en las exportaciones.
Hay una guerra mundial que ha comenzado en Europa y el este de Asia, y amenaza con extenderse, las propuestas de paz no han funcionado, y diariamente nos enteramos de acciones que nos encaminan más a la confrontación de potencias, se cierran los mercados y las redes de distribución, y con ellos, crisis de materia energética, como en Europa con el gas, el petróleo, e incluso hasta los productos maderables para la combustión ante la cercanía de un conflicto bélico.
Es por eso que la política energética de AMLO cobra relevancia, y llamativa para los mercados, pues ven en México un mercado sólido, alejado de las calenturas belicistas que siguen atrapados en la vieja “guerra fría”, y al mismo tiempo, en la nacionalización de nuestros productos energéticos, que son para el mercado mexicano, combustible económico, pero también de respaldo en la confianza que sectores económicos comienzan a tener en México, algunos que huyen del caos y la incertidumbre del dólar y de Europa, ven a los países nacionalistas más estabilidad.
No es que seamos un país nacionalista, con la cantidad de inversión extranjera que actualmente está llegando, sin embargo, la nueva política energética que dejó atrás, el privilegio de los intereses de unos pocos, donde se priorizaban las exportaciones para extranjeros, parece estar llegando a su fin.
Celebrar la nacionalización de la industria petrolera más de 70 años después, nos reivindica como economía y como una industria nacional, porque son muchos los aspectos benéficos que una industria de estado puede tener actualmente, frente a los retos de la globalización comercial, actualmente estancada por situaciones de guerra y acomodo de mercado.
Frente a la oposición mexicana, que le apuesta al pasado, quienes votaron en contra de la nacionalización del litio, o que le apuestan a la venta de petróleo para vender gasolina importada, la realidad de la 4T es abrumadora, son sordos ciegos afuera de la burbuja individual en México, afuera, la figura de Cárdenas es actualmente, la nueva reivindicación de la política internacional.
Motivos sobran para marchar este 18 de marzo, conmemorar el potencial enérgico de México, la soberanía que ha comenzado a recuperarse, respaldar a nuestro presidente, y principalmente demostrar a la oposición, que las marchas no tiene que ser siempre por motivos de odio y coraje, sino con la fortaleza de la alegría popular, de la colectividad, y de que los recursos de México, no son de unos pocos, ni de gobierno, sino para beneficios del pueblo.