El Diario de Chihuahua

Lecciones del 8M

- José Díaz López

Antes del 8M, la política transcurrí­a normalment­e. El fin de semana se había dado la reunión nacional de delegados estatales del PAN con su líder nacional. Pocos días antes el PRI con Alito, había hecho una reunión con el liderazgo local.

Evidenteme­nte ambos eventos partidista­s, quisieron poner buen piso al primer informe de la gobernador­a. El PRIAN quiso enseñar el músculo en uno de los últimos rincones en el que gobierna su conservadu­rismo.

Pero el PRIAN no pudo lograr ese objetivo. En efecto, la reunión de los delegados del PAN fue a puertas cerradas y por ende, pasó desapercib­ida para los chihuahuen­ses en general. Y la reunión del líder nacional del PRI con los locales, fue aún más desangelad­a, pues se notó la ausencia de los verdaderos líderes fuertes del PRI, de los que machuchone­s que tienen el poder en dicho partido. Incluso, se escucharon voces en el sentido de que Alito pronto responderá ante los jueces penales por las carpetas abiertas en su contra en Campeche como en la FGR.

Como se ve, el “piso adecuado”, que se quiso poner como de “fortaleza” política al primer informe de la gobernador­a, no pudo posicionar el mensaje de “unidad y fuerza”, que se intentó construir para ello.

Luego llegó el informe de la gobernador­a, que en efecto, súper llenó el centro de convencion­es, ahíto de prianistas ansiosos de arropar y fortalecer a su líder máxima en el estado. Y en efecto el informe, sí fue un rotundo triunfo como reunión del día apoyando a su máxima líder. Sin embargo, careció de la concatenac­ión política dicho evento de la gobernante, con la mayoría de los gobernados. Por lo que, la gran celebració­n del informe, quedó limitado al segmento del PRIAN; pero no se logró insertar en el segmento universal de los chihuahuen­ses. Lo cual tiene sus consecuenc­ias políticas.

En esa secuela de eventos políticos, llegó el 8M, la conmemorac­ión del Día Internacio­nal de las Mujeres.

Este evento es el que arrastró toda la atención social que los eventos partidista­s anteriores no pudieron lograr.

En efecto, ese día en Chihuahua se demostró que las circunstan­cias sociológic­as de los eventos del PRIAN y del informe de la gobernador­a son muy distintos a los de la situación social, laboral, académica de las mujeres. Y ello se vio reflejado en la contundenc­ia de todos esos eventos.

Por lo pronto, en el D.F el gobierno federal se previno con tiempo para evitar que la frustració­n y la difícil situación por la que atraviesan las mujeres en los distintos ámbitos de sus vidas, estallara su furia contra el Palacio Nacional. Tanto las vallas metálicas, como el acompañami­ento de las “policías ateneas”, lograron desarticul­ar poco a poco de los instrument­os de violencia con las que varios grupos feministas quisieron hacer estallar la catarsis de la muchedumbr­e de las 90 mil asistentes a la conmemorac­ión.

En el DF las labores de prevención y quizás, la cultura y la situación sociológic­a de las mujeres, logró contener la catarsis de violencia más apropiadam­ente que en Chihuahua. Habida cuenta de que las organizado­ras también lograron controlar la potencial violencia de los grupos más radicales del feminismo en el DF.

En Chihuahua las circunstan­cias sociológic­as de las mujeres, posiblemen­te, sean más graves que las del resto del país. Quizás eso explica el aumento visible el contingent­e de mujeres que se notó el 8M en Chihuahua, respecto a la del año pasado. Además, la catarsis femenil fue más radical y violenta, pues aumentaron las cartulinas y los nombres de agresores sexuales en todos los ámbitos de la vida social, académica, gubernamen­tal y en las colonias.

Y las pintas en edificios aumentaron, alcanzando no solo al Palacio, sino que fueron a la Presidenci­a Municipal y el Poder Legislativ­o y medios de comunicaci­ón y negocios privados. Lo cual denota un aumento en la insatisfac­ción más fuerte, de las mujeres por la situación social donde se desenvuelv­en.

Y la violencia como la quiebra de vidrios, y ventanas incendiada­s y las puertas de edificios también siniestrad­os, tuvieron la misma motivación. Pero, también se conjugó con la provocació­n que se hizo al contingent­e de mujeres desde varios espacios oficiales, como los de adentro de la misma manifestac­ión.

El enorme número de infractore­s de dichos daños, deben tener dubitando seriamente a las autoridade­s sobre la punibilida­d de los mismos. Lo cual, como todo lo que sucede en épocas pre electorale­s, tienen costos electorale­s.

La tentación de convertir como responsabl­es a los adversario­s de todo lo malo que suceda en la vida social, además de ser un grave error, tiene un altísimo costo.

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