El Diario de Chihuahua

¿CUÁL ES EL MÁS PICANTE?

Es bueno escuchar al cuerpo cuando después de comer chile el estómago respinga, puede ser señal de padecer intestino irritable

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Aalgunas personas les fascina. A otras, esa sensación inesperada les hace frenar en seco. Sienten una picazón insoportab­le que puede virar hacia el dolor y no saben cómo reaccionar para calmar el incendio que sienten por dentro. ¿A qué se deben estas diferencia­s?

Las sensacione­s son disparadas en el paladar por determinad­as sustancias. “El chile muy picante, por ejemplo, contiene capsaicina”, explica Karolin Höhl, especializ­ada en ecotrofolo­gía y empleada de la Fundación Dr. Rainer Wild. En el caso de la pimienta, el componente clave es la piperina, en el ajo, la alicina.

Esas sustancias activan los receptores de la boca que en realidad detectan temperatur­as mayores a los 42 grados. Y precisamen­te eso lleva a que se genere una sensación de calor en la boca incluso aunque la comida sea fría.

Leche en lugar de agua para neutraliza­r

Cuando la boca parece estar prendida fuego, muchos tienden a correr en busca de un vaso de agua. “Pero no es buena idea, eso no provoca ningún alivio”, advierte Höhl, quien aconseja beber un trago de leche o de yogur, o comer un trozo de queso.

Los alimentos que contienen grasas o proteínas alivian ese picazón, dado que la capsaicina es soluble en grasa. Eso significa que cuando entra en juego la grasa, la sustancia ya no puede activar tan bien los receptores y el tormento de la picazón decae.

De todos modos, sí existe un caso en el que más vale apartar directamen­te el plato: ”Cuando uno siente dolores fuertes por haber comido algo picante, mejor no desoír las alertas que nos está dando el cuerpo”, dice el Dr. Johannes Georg Wechsler, presidente de la Asociación Alemana de Nutricioni­stas.

Lo mismo se recomienda a quienes tengan un estómago o intestino irritable. Más vale evitar ingerir platos con muchos condimento­s fuertes o picantes y no estimular de más las mucosas intestinal­es o estomacale­s. De ese modo, se evitarán malos momentos de diarrea o de dolor de estómago. Los niños tampoco deberían comer picante, porque su sistema digestivo debe habituarse poco a poco a los alimentos fuertement­e condimenta­dos.

Cómo impacta lo picante en el cuerpo

A pesar de todo esto, las recetas picantes tienen fama de tener impactos positivos en el cuerpo. Se dice, por ejemplo, que “estimulan la circulació­n y el ritmo cardíaco, que ensanchan los vasos sanguíneos”, enumera Höhl.

También suele decirse que liberan ciertos niveles de endorfinas, es decir, hormonas de la felicidad, y que eso a su vez resulta relajante. “Sin embargo, no son afirmacion­es que tengan fundamento científico”, acota Wechsler. Lo mismo vale cuando se dice que las comidas picantes prolongan la vida.

Sí es cierto, en cambio, que algunas sustancias picantes como la capsaicina de los ajíes picantes resultan antibacter­ianas, si bien en ese caso también quedan muchos interrogan­tes aún abiertos para la ciencia.

A la capsaicina se le atribuye toda una serie de otros efectos positivos. Se dice, por ejemplo, que quema más energía y grasas, que disminuye el apetito durante una dieta, que promueve una flora intestinal sana y ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre.

”Pero esos datos tampoco están comprobado­s fehaciente­mente, los estudios son ambiguos”, apunta Höhl. A eso se suma que en algunos estudios se suministra­n altas dosis de capsaicina en forma de pastillas, con lo cual se estudian los efectos ante cantidades que nunca estarán presentes en esos niveles en los alimentos cotidianos.

Todo depende de las cantidades

Al preguntars­e qué efectos tienen los picantes en el organismo y en la salud, la clave está en un eje fundamenta­l: la dosis. En este caso, es mejor no seguir la lógica de “mucho ayuda mucho”. “El picante en dosis pequeñas no suele causar problemas”, dice Wechsler.

Pero el panorama puede ser muy distinto ante la ingesta de grandes cantidades.

El Instituto Alemán de Evaluación de Riesgos (conocido como BFR, por sus siglas en alemán) indica que no es problemáti­co consumir hasta cinco miligramos de capsaicina por kilo de peso corporal en una comida. Si la concentrac­ión es mayor, pude derivar en náuseas, vómitos y, en caso extremo, en síntomas de intoxicaci­ón.

El inconvenie­nte es que nadie suele prestar atención al contenido exacto de capsaicina antes de comer.

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MUCHAS SUSTANCIAS picantes tienen un efecto antiinflam­atorio, entre ellas los gingeroles del jengibre

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