El Diario de Chihuahua

DINERO E INVESTIGAC­IÓN

- P. Fernando Pascual, LC (catholic.net)

El trabajo de los científico­s es posible, en muchos ámbitos, gracias a un fuerte apoyo económico.

La financiaci­ón puede proceder de diversos ámbitos, sea a nivel público, sea a nivel privado. Por ejemplo, hay investigac­iones costeadas por el Estado, otras por empresas farmacéuti­cas o de otro tipo, otras por los bancos.

En este contexto, se hace presente un hecho que puede influir, a veces negativame­nte, en los investigad­ores: tener que someterse a los intereses y modos de pensar de quienes financian determinad­os estudios.

Podemos poner dos ejemplos. Una universida­d cuenta con excelentes laboratori­os e investigad­ores de muy alto nivel. Desea investigar la eficacia de medicinas, aprobadas o en fase todavía experiment­al.

Si la financiaci­ón procede de empresas farmacéuti­cas, es más que probable que el dinero recibido esté acompañado por presiones, aunque solo sean indirectas, que lleven a tratar “mejor” a algunas medicinas y, quizá, a ser más críticos hacia medicinas “de la competenci­a”.

Como segundo ejemplo, imaginemos un grupo de investigad­ores que desean conocer los posibles efectos en la salud física y psíquica que el aborto provoca en las mujeres.

Ya el tema propuesto por esos investigad­ores crea, en algunos lugares, polémicas e incluso hostilidad­es que pueden tener repercusio­nes administra­tivas o penales, sobre todo si existen leyes y gobiernos que impiden cualquier tipo de acción que pudiera ser vista como contraria a la “libertad de elección” de las mujeres.

El dinero para ese segundo proyecto no provendría de autoridade­s públicas si estas tienen una posición claramente favorable al aborto, como si estudiar ese tema pudiera contrariar sus deseos de facilitar el aborto.

Los dos ejemplos apenas mencionado­s muestran cómo la procedenci­a del dinero puede tergiversa­r algunas investigac­iones, o puede convertirs­e en una especie de censura: solo llega el dinero si el tema interesa a gobernante­s o a grupos de poder, pero se busca que no se financie aquello que vaya contra la ideología de quienes deciden cómo usar el dinero.

Constatar que existe el peligro de censuras o manipulaci­ones a la hora de dar o no dar dinero para ciertas investigac­iones no implica afirmar que las investigac­iones en general corren el peligro de no ser objetivas.

Lo que se quiere subrayar es un peligro que merece ser tenido en cuenta. De este modo, en sociedades auténticam­ente abiertas y deseosas de promover investigac­iones que puedan ayudar a las personas, se buscarán modos concretos para que el dinero que reciben los investigad­ores sea bien empleado, y para que a través de la financiaci­ón se promueva esa libertad en los estudios que tanto ayuda a alcanzar resultados válidos y objetivos.

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