La violencia engendra más violencia
Después de la tempestad, viene la calma. Como el refrán, tras la marcha 8M, todo vuelve a la normalidad. Lo ocurrido el miércoles 8 de marzo en la capital del estado, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, invita a muchas reflexiones, pero en serio.
El legitimo y vigente reclamo de las mujeres para que la fregada IGUALDAD sea una realidad y no un mero precepto constitucional de adorno, como sucede con gran parte de nuestra carta magna, no puede estancarse en un sólo día.
Deberán transcurrir otros 365 días, porque 2024 será bisiesto, para que las mujeres salgan otra vez a las calles a exigir al sistema, al público y al privado, respuesta a su lucha.
Sin soslayar que hay avances, lo cierto es que se avanza lento; más que nada porque se le quiere reconocer ese derecho a las mujeres como si fuera una concesión, como de buena onda, de parte del gobierno y la clase empresarial.
Llama poderosamente la atención que desde 2019 el tamaño de la asistencia a las marchas aumentó considerablemente. Ya no son cientos, ni miles, sino decenas de miles de mujeres en las calles -por ciudad- clamando JUSTICIA.
Aparejado a las multitudinarias marchas y a las voces que se escuchan fuerte, la virulencia y vandalismo, que no de un enojo genuino, sino sembrado por verdaderos imbéciles enemigos de todo, provocan destrozos y daños a la infraestructura urbana y a los comercios.
No se vale embarrar a las que asisten por convicción que, en un 99%, acuden a marchar enérgica y pasivamente.
Ese discursito bananero y temporal de personajes grises, en el sentido de que incendiar edificios públicos, destruir el equipamiento urbano y provocar el cierre de toda actividad pública y comercial, no se equipara a siglos de injusticia contra las mujeres, es una excusa vil y huérfana de argumento.
Jamás se podrá equiparar la vida de una persona con lo material, NUNCA. Sin embargo, eso no obsta para que, quienes recién llegaron al poder, se aprovechen de una justa para sabotear al Estado mismo. ¿Dónde estaban antes de 2018?
Cómo es posible que un puñado -20 o 30- pelafustanes (hombres y mujeres) desvirtúen el verdadero propósito de las manifestaciones. Son desquiciados que tratan de manchar la memoria de muchas mujeres en el mundo, en México y en Chihuahua, que pagaron con su vida (o siguen en desventaja) al exigir JUSTICIA E IGUALDAD.
Al final del día, el costo de los daños se cubre con recursos públicos o en su defecto, por las aseguradoras.
Ahora bien, la ineficacia del reclamo es que éste se da solamente el día de la conmemoración. Para que el Estado, el sistema haga caso y cumpla con el mandato constitucional, debe ser PERMANENTE. Aunque sea cada 15 días, mensual o bimensual.
La lucha por la justicia, por la igualdad, por la libertad, por la democracia y por la vida, en una tarea DIARIA. Como dijo Manuel Clouthier “la democracia es como el amor, hay que practicarlo todos los días”.
Dicho lo anterior, tomemos en cuenta que:
1.- El Poder Ejecutivo (federal, estatal o municipal) es el garante de que las políticas públicas cumplan con lo mandatado por la constitución, y es el que dispone de recursos públicos para terminar con la desigualdad, además de perseguir delitos como la violencia doméstica, la violación, abuso sexual, acoso y feminicidio.
2.- El Poder Judicial (jueces, magistrados y ministros) se supone garantiza la supremacía de la ley. Si hay malos elementos, que los hay, sin duda, es la judicatura federal o estatal la que debe sancionar al juzgador que se hizo wey.
3.- El Poder Legislativo (diputados locales, federales y senadores) son los que hacen las leyes. Si las hacen mal, el Poder Judicial no puede juzgar a capricho y el Poder Ejecutivo tampoco se ve limitado para hacer su trabajo.
Ciertamente los legisladores tienen vela en el entierro, por eso es fundamental entender que gran parte de las injusticias de hoy, es responsabilidad de éstos.
Padres de familia, mamá, papá, tíos y hermanas, desde casa eduquen a sus hijos, sobrinos y hermanos para que respeten a las mujeres y le reconozcan desde la infancia que todos somos IGUALES ante la ley. Esa tarea es insustituible.
Y si tienen que reclamar algo, háganlo con toda libertad, pero sin perjudicar los derechos de terceros.
Es cuanto.