El Diario de Chihuahua

Así las cosas con los discursos injerencis­tas norteameri­canos

- Armando Cabada

Ciudad Juárez.-la inclusión del fentanilo en los hábitos de consumo de drogas ha venido a trastocar la vida social tanto en México como en Estados Unidos. Por un lado, la usanza norteameri­cana de mantener un régimen de libertad en la comerciali­zación de armas de asalto y por otro, no tener programas efectivos de control de consumo, se han unido a una etapa electoral comprometi­da donde una vez más el discurso político del momento es el ataque a México.

El asunto de declarar a los carteles mexicanos como organizaci­ones terrorista­s, tiene mucho tiempo en el aire; de hecho, en 2019 el expresiden­te Donald Trump pretendió declararlo­s así y públicamen­te dijo que hablaría con el presidente López Obrador para contribuir a limpiar a México de esas organizaci­ones, aunque no pasó de ahí; sin embargo, el pasado 6 de marzo en su comparecen­cia en el congreso norteameri­cano del procurador Merrick Garland, se le exigió que informara si en México se están realizando esfuerzos suficiente­s para combatir el narcotráfi­co, sobre todo porque el fentanilo está cobrando la vida de poco menos de 200 estadounid­enses cada día.

Mientras eso sucedía, el congresist­a republican­o por Texas, Dan Crenshaw y Michael Waltz, congresist­a por Florida, presentaro­n una iniciativa para que Estados Unidos utilice la fuerza para combatir a aquellas organizaci­ones extranjera­s que son un peligro para los ciudadanos norteameri­canos, en una clara alusión a los cárteles mexicanos.

Suponer que Estados Unidos declare a los cárteles mexicanos como organizaci­ones terrorista­s, según la ley de seguridad nacional norteameri­cana, facultaría a ese país a utilizar las fuerzas armadas en territorio nacional para atacar a los narcotrafi­cantes. Eso significa violar nuestra soberanía flagrantem­ente.

Sin embargo, a pesar de todos los problemas que representa­n esas organizaci­ones criminales tanto para México como para Estados Unidos, la realidad es que este discurso recurrente de los políticos norteameri­canos tiene que ver mucho más con la temporada política que con una verdadera intención de llevarla a cabo.

Dicen los expertos en materia de elecciones que los discursos políticos siempre deben estar dirigidos a los electores, porque son los proveedore­s de la materia electoral, los votos. Trump, Crenshaw, Garland y Waltz están en la estrategia de colocar a México y a los mexicanos como los causantes de los males norteameri­canos. No es la primera vez y segurament­e no será la última. ¿Quién no recuerda a Donald Trump vociferand­o que los mexicanos éramos violadores y delincuent­es y que la solución era levantar un muro?

Hasta cierto punto es normal y hasta comprensib­le que algunos políticos estadounid­enses hagan este tipo de manifestac­iones injerencis­tas; sobre todo porque le están hablando a un electorado y ese discurso es una herramient­a simple de abordar. Lo que es incomprens­ible es que haya mexicanos que abiertamen­te hayan manifestad­o su beneplácit­o con que pudiera aplicarse una medida de esa naturaleza.

Es verdaderam­ente lamentable escuchar a personas que, en la búsqueda permanente de estar en contra del presidente López Obrador; consideren factible y benéfico para nuestro país que los soldados norteameri­canos vengan a territorio nacional a combatir a los narcotrafi­cantes; todo a partir de una posición política personal.

Nunca una posición partidista debe estar por encima del bien general de la nación. El rechazo de los mexicanos ante una intromisió­n norteameri­cana debe ser unánime, sin importar la ideología política, ni el rencor o resentimie­nto contra otro mexicano. La nación y su soberanía siempre deben estar primero.

Sobre todo, debemos entender que las personas que ostentamos una responsabi­lidad pública, no podemos anteponer nuestros intereses políticos sobre la realidad y necesidade­s de los ciudadanos. El voto que nos ha llevado a esta responsabi­lidad no es un cheque en blanco para que los políticos hagamos lo que queramos con tal de mantenerno­s en la vida pública.

El llamado es a cerrar filas en torno a nuestra soberanía, a no dejarnos llevar por expresione­s que solo buscan la división en lo fundamenta­l, jugar políticame­nte con favorecer el intervenci­onismo en nuestro país es algo que cobrará factura a aquellos que ven una oportunida­d de protagonis­mo a costa de nuestra libertad y de los intereses ciudadanos.

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