Senadores y diputados al banquillo
Cómo los “representantes del pueblo” se convierten en caja de resonancia o en cómplices silentes, según sea el caso, de un jefe de facción. La histórica y despiadada guerra entre la Federación y la entidad cuando los respectivos gobernantes pertenecen a corrientes ideológicas distintas, el único perdedor es el pueblo de Chihuahua.
Aunado al intercambio de obuses entre Palacio Nacional y el palacio de cantera de la Aldama y V. Guerrero, hay que observar el trabajo sucio de legisladores, locales y federales.
Se supone que los tres senadores, los 9 diputados federales y los 33 locales obedecen al mismo patrón: el elector. Pero en los hechos sólo rinden cuentas a su respectivo jefe de facción.
Los ciudadanos de Chihuahua estado esperamos que nuestros “representantes populares” hagan las tareas que corresponden a un legislador, es decir, presentar iniciativas ante el congreso que sirvan a la sociedad y al correcto funcionamiento de los tres órdenes de gobierno.
Desafortunadamente estos enfuerados cuando acuden a las sesiones lo hacen para saturarlas de iniciativas, si no ridículas, para inflar artificialmente el perfil legislativo y aumentar el ego político.
De los que suben a las tribunas, muchos prospectan aumentos de penas corporales a quienes cometan delitos graves, sobre todo los relacionados en contra de las mujeres o menores de edad, porque vende mediáticamente, y no porque inhiba realmente al que lo comete.
Otros legisladores usan la tribuna para calentar la plaza, es decir, fijar un posicionamiento, no necesariamente respetuoso o fundado, relacionado con los intereses de la f(r)acción parlamentaria a la que pertenecen y por ende, a su partido político.
El debate parlamentario es esencial para la vida democrática en la denominada máxima tribuna del país o del estado, cuando hay razones, motivos fundados y viabilidad presupuestal de las iniciativas, sin embargo, rutinariamente es una imposición de criterios y de mayoriteo perverso.
Para que nos demos una idea este es el costo para los contribuyentes por cada legislador de y por Chihuahua.
Senador: $3,000,000 (tres millones de pesos) promedio anual con todo y todo.
Diputado federal $2,200,000 (dos millones doscientos mil pesos) promedio anual, incluido apoyos para oficinas de enlace, boletos de avión, aguinaldo, ahorro, vales de gasolina, despensa y tarjeta iave.
Diputado local $1,400,000 (un millón cuatrocientos mil pesos) promedio anual, incluyendo prácticamente los mismos rubros que el senador y diputado federal, salvo boletos de avión mensuales.
Adicionalmente los coordinadores parlamentarios obtienen recursos por el número de compañeros de bancada, y los integrantes de las mesas directivas por la responsabilidad “adicional”.
En el caso de los legisladores federales (senadores y diputados), éstos reciben más dinero si son presidentes o secretarios de las comisiones que integran, además de asignación de personal y autos.
Por si fuera poco, a cada facción parlamentaria se le entregan sumas millonarias para su desempeño como tal.
Algunos operan sus oficinas de enlace, otros la tienen de fechada y unos más simplemente les vale gorro, pro seguro justifican gastos.
Pero prácticamente ninguno de los que hoy nos representan ofrece apoyos de la cartera propia, sino es que provienen de las arcas del ejecutivo federal, estatal o municipal.
Lo que sí hacen muchos, además del ridículo, es generar conflictos en la calle, alimentar la división entre los chihuahuenses, sembrar odio y mantener una doble moral parlamentaria porque lo que predican en el congreso federal no lo practican en Chihuahua.
Con estos datos se puede deducir cuánto se embolsa cada legislador de y por Chihuahua, y como la reelección está permitida, 6 años para los locales y hasta 12 para los federales, saquen ustedes sus propias cuentas y conclusiones.
No he visto desde 2018 que los legisladores chihuahuenses trabajan como un solo equipo para traer recursos al estado.
Hay pendientes muy graves que resolver como la inseguridad derivada del narco y otros delitos del fuero federal; el arreglo de las destrozadas carreteras de la entidad, que se surta completa la receta a los derechohabientes del IMSS y el Issste, que los programas sociales para el campo mitiguen la brutal sequía y se atienda ya la criminal crisis migratoria que afecta muchísimo las arcas municipales y sobrepasa las capacidades de Ciudad Juárez y Chihuahua.
Es la última llamada para que los legisladores federales y locales de Chihuahua se pongan de acuerdo y trabajen para resolver la lista de pendientes, si no, que se vayan despidiendo de la reelección y del chapulineo.
Es cuanto.