La guerra sucia es tan intensa, que los candidatos ni se notan
Están rotundamente equivocados quienes piensan que está sucesión no tiene la explosividad que se auguraba. Al contrario, el escenario de la elección, está llena del fuego que despierta la pasión de la lucha por el poder y que tiene con los pelos de punta a los estrategas de la comunicación política de la misma. La distribución de millones de mensajes, maquilados en España, Argentina y Estados Unidos, conteniendo ríos de mentiras inverosímiles, sin pruebas, para desprestigiar la imagen presidencial y la de la candidata progresista, sigue creciendo sin ningún límite racional, crispando los nervios de los receptores.
El ambiente colectivo, en el que están haciendo efecto esos millones de mensajes de “puras mentiras”, es una de las funciones del lenguaje fascista, que generalmente, “pareciera” que buscan la aniquilación física y no vencer política y moralmente al adversario; es perceptible la intensa crispación social que genera ese tipo de comunicación política, que cualquier teórico de la propaganda, puede caracterizar como fascistoide.
Como nunca se había visto en la historia del país, evidentemente la derecha y sus mecenas internacionales, tienen al país y a Chihuahua, con los pelos de punta en esta sucesión presidencial. Lo que menos le importa al conservadurismo, es la imagen de su candidata presidencial y el resto de candidatos a puestos de representación popular.
Su finalidad última, consiste en sembrar las condiciones para llevar al país a los efectos prácticos de la crispación psicológica de ese tipo de propaganda, que no son otras nada más que la desestabilización del gobierno Federal y de su candidata presidencial, que como todas las encuestas indican, hasta nuevo anuncio, “casi” ya ganó la elección.
Como se ha visto en otros países donde se ha aplicado el mismo modelo de comunicación política fascistoide, la derecha ha arrebatado por la vía de los hechos la decisión de la mayoría del pueblo, depositada en las urnas. Y por la experiencia que se ha tenido en esos lugares, todo indica que lo quieren repetir en México.
Exactamente esta es la lucha que se está viendo en esta elección y Chihuahua no es la excepción. La derecha tratando de paralizar la libertad y el discernimiento de cada elector, integrado en la opinión pública; y la izquierda en la voz y la acción presidencial tratando de desactivar esa guerra sucia.
Como se puede ver la actividad de los candidatos, ha pasado a segundo plano por la estrategia de la comunicación política de ambos bandos.
Sin embargo, dentro de la saturación de esa propaganda, de vez en cuando se filtra la información de que los candidatos en tierra, siguen tratando de tomar posiciones vis a vis con los electores. Y han escogido meterse hasta la cocina en los segmentos regionales, donde, se supone, están muy fuertes, tal como lo los candidatos de Morena siguen tocando puertas de los electores en Delicias y Camargo, mientras que el PRIAN se defiende ahí mismo y a la vez se despliegan también en Ciudad Juárez, en Parral, en Guachochi, Guadalupe y Calvo y Cuauhtémoc.
Si no fuera por las oscuras nubes que genera la saturación de la propaganda negra en el ambiente social, se podría observar en el escenario, la intensa lucha entre dos ejércitos, peleando centímetro a centímetro, hasta con los dientes, los votos de los chihuahuenses. Pero la actividad comunicativa de la derecha, impide ver esa parte del escenario. Pues todo indica que la finalidad de la derecha local e internacional, no es principalmente la disputa democrática de los votos, sino preparar las circunstancias sociales para una movilización desestabilizadora de sus bases poco antes y después de la elección.
Esa es la lectura de los sucesos actuales, sin sesgos de interpretación ideológica. Sólo describimos lo que se ve en el escenario actual.
Ese tipo de técnicas propagandísticas operadas por los conservadores, en realidad no surten efectos, si los receptores de las mismas, las decodifican a tiempo y ven en calzones a mitad del río a los operadores de las mismas.
En efecto, es intensísima la guerra sucia. Pero faltan 45 días para ver si el pueblo con el despertar de la conciencia política qué le hemos visto en las últimas elecciones, tiene la fuerza suficiente para escapar de la camisa de fuerza del miedo y la paralización, que tratan de imponerle con ese tipo de manipulación psicológica e impone su enorme poder democrático.