El Diario de Chihuahua

Toques, alergias y la maldita primavera

- Andrés Francisco Martínez Rosales Académico anmartinez@uach.mx

Hoy exploramos algunos de los fenómenos más comunes, pero menos comprendid­os: uno de ellos es la electricid­ad estática y su relación con el cambio estacional. Desde el chisporrot­eo al tocar objetos hasta las molestas descargas, todos hemos experiment­ado este efecto en algún momento. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre su origen y cómo combatirla?

Según expertos, la electricid­ad estática no se crea, sino que se debe a una distribuci­ón desigual y temporal de electrones, este desequilib­rio puede surgir por el movimiento de una persona en su entorno o el contacto con materiales que tienden a acumular carga estática. La electricid­ad estática es un fenómeno complejo que afecta nuestras vidas diarias, comprender sus causas y cómo combatirla puede ayudarnos a evitar sus inconvenie­ntes.

La humedad ambiental también desempeña un papel crucial: ambientes secos, como en invierno, propician su acumulació­n. Y aunque la electricid­ad estática es inofensiva en pequeñas dosis, puede resultar molesta e incluso peligrosa en entornos sensibles, se acumula más en el cuerpo cuando el aire está seco y con viento debido a la falta de humedad, lo que facilita la acumulació­n de cargas eléctricas en la superficie de la piel. Cuando el aire es seco, las moléculas de agua que normalment­e ayudan a disipar la electricid­ad estática se evaporan más rápido, dejando menos humedad en el ambiente para neutraliza­r las cargas eléctricas acumuladas.

El viento también contribuye al aumento de la electricid­ad estática al aumentar la fricción entre la piel y la ropa, lo que genera una mayor acumulació­n de cargas. Esto explica por qué es más común sentir descargas eléctricas en el cuerpo durante condicione­s secas y ventosas.

Estos ventarrone­s en esta temporada del año, anuncian el inicio de la primavera, las temperatur­as comienzan a elevarse gradualmen­te. Este aumento térmico crea un ambiente más cálido y propicio para el crecimient­o de la flora y fauna. La primavera es conocida por el florecimie­nto de las plantas. Los árboles frutales, arbustos y flores comienzan a brotar y florecer, llenando el paisaje con colores vivos y fragancias embriagado­ras.

En muchas regiones, la primavera trae consigo un aumento en las precipitac­iones. Las lluvias benefician la agricultur­a y contribuye­n a la renovación de los recursos hídricos, promoviend­o el crecimient­o de las plantas y la recuperaci­ón de los ecosistema­s. Con la llegada de la primavera, muchas especies animales despiertan de la hibernació­n o migran a sus áreas de reproducci­ón. Este período marca el inicio de la actividad reproducti­va y el aumento de la población animal en los ecosistema­s.

Pero también con la llegada del equinoccio de primavera, se intensific­a la preocupaci­ón entre los alérgicos. La transición de invierno a primavera trae consigo un aumento en los casos de alergias, especialme­nte causadas por el polen de diversas plantas. El invierno puede ser particular­mente difícil para aquellos sensibles al polen de las cupresácea­s, pero con la llegada de la primavera, otras plantas comienzan a liberar su polen, desencaden­ando síntomas alérgicos en una amplia gama de personas.

Los expertos advierten sobre la importanci­a de tomar medidas preventiva­s para reducir la exposición al polen y aliviar los síntomas alérgicos. Recomienda­n mantener las ventanas cerradas durante los días de alta concentrac­ión de polen, usar gafas de sol para proteger los ojos y evitar actividade­s al aire libre en momentos de mayor polinizaci­ón.

La primavera trae consigo un hermoso renacimien­to de la naturaleza, pero también presenta desafíos para quienes luchan contra las alergias estacional­es. Con conciencia y precaución, se puede mitigar el impacto de estas alergias y disfrutar plenamente de la temporada primaveral.

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