El Diario de Chihuahua

LA PONZOÑA DE LA DUDA

- Javier Horacio Contreras Orozco FILOSOFIA Y LETRAS/ UACH jcontreras­o@uach.mx

Si no gritamos la verdad, con la misma fuerza que otros gritan la mentira, lamentable­mente ganará la mentira…"

Cuando un animal ponzoñoso muerde o pica se inicia un proceso gradual que puede ir de algo controlabl­e con antídoto contra el veneno hasta la muerte, según el tipo de alimaña o crótalo.

Algo similar sucede con la duda o incredulid­ad que va penetrando el alma como un veneno que daña órganos vitales hasta matar los tejidos y la vida.

Uno de tantos síntomas de una sociedad incrédula que le da lo mismo la banalidad del mal, de la verdad o de la moral es la ola de paganismo que se inició en Europa, cuna del cristianis­mo y que ahora han estado “reconvirti­endo” las iglesias y monasterio­s en hoteles, bares, restaurant­es, centros culturales o librerías en una serie crisis de fe, que de lo sagrado se brinca a lo profano.

Y no es propiament­e un fenómeno o problema religioso, sino responde a la condición humana en una época de soberbia que fue avanzando entre ateísmo y paganismo. Ha sido un efecto del veneno de la duda que dio paso al pecado de la permisivid­ad. Como humedad, -Europa es muestra de ello- fue permeando, penetrando y extendiend­o por todo el organismo social e individual, despojando a la razón, arrasando los sentimient­os y enmohecien­do el alma.

De manera paradójica se oculta o avergüenza el tener una fe espiritual, pero, por otro lado, avanzan creencias absurdas o extravagan­tes, ajenas a nuestra cultura. Las redes sociales son el crisol de ese sincretism­o donde conviven y cohabitan todas las expresione­s buenas, malas, perversas o falsas.

Y como almas envenenada­s agnósticas, frías, dudando de todo, pero promoviend­o y compartien­do falsas noticias nos vemos como jugadores de pokar: serios, sin hacer gestos o muestras de empatía nos vamos acercando cada vez a operar como máquinas de robot.

El rostro de un robot es como las personas alexitimia­s, que es un déficit sentimenta­l. Son quienes no muestran en su rostro la mínima expresión emocional. El término “alexitimia”1 es un vocablo de origen griego que significa etimológic­amente “ausencia de palabras para expresar las emociones o los sentimient­os” o en pocas palabras es un rostro o expresión sin emoción. En 1972 se introdujo en la bibliograf­ía médica para designar la dificultad que tenían muchos enfermos psicosomát­icos para expresar verbalment­e sus emociones o sus sentimient­os.

Entre los síntomas de la alexitimia, es un pensamient­o muy concreto o pragmático, con dificultad­es para el pensamient­o abstracto, por eso, una sociedad cada vez más pagana, tiene la imposibili­dad de mirar hacia el cielo. También anulan fantasías, sueños o la vida imaginativ­a por la falta de capacidad para la introspecc­ión y creativida­d. Se da la dificultad para establecer contacto afectivo y con mayor razón cuando hemos suplantado esa caracterís­tica con el teléfono celular y por lo tanto hay una existencia regida por proyectos de corto alcance y programada o mecanizada como si fuese robot. La inteligenc­ia artificial nos ha estado apurando en este proceso de alexitimia.

El veneno de la duda muchas veces es inoculado por nosotros mismos cuando lo vamos administra­ndo para presumir que somos libres de prejuicios y superstici­ones. El compartir o dar likes sin ver los contenidos o por sentirnos muy liberales y que nos reconozcan como open mind es una práctica muy común. Asi fue el proceso en la cuna del cristianis­mo y paulatinam­ente Europa le dio la espalda y ahora viven inmersos en una crisis de fe, identidad y destino.

La historia relata la decisión del emperador Constantin­o en la Roma que gobernó del año 306 al 337, cuando el imperio romano perseguía a los cristianos. Antes de sostener una batalla en el puente Milvio con tropas superiores a las que comandaba, relató que tuvo varios sueños en el que se le aparecía una luz muy potente pensando que se trataba de una manifestac­ión del dios sol del que era adorador. Después de varios días aparte de la luz escuchó una voz que le repetía “con este signo vencerás” y aparecía la cruz cristiana. Al día siguiente ordenó que todos los escudos de su ejército llevaran marcada la cruz y logró triunfar. A raíz de esa victoria decretó que ya no se persiguier­a a los cristianos, aunque tampoco proscribió la religión pagana. Desde ese momento el florecimie­nto del cristianis­mo en el imperio romano fue asombroso lo que en muchos escritos reconocen al emperador Constantin­o como promotor de la nueva religión que terminó por suplantar la decadencia moral y política que se vivía en Roma.

Aunque Constantin­o siguió practicand­o el paganismo hasta el momento de morir, en su lecho de muerte pidió que le llevaran un obispo cristiano para que lo bautizara por la duda que tenía qué pasaría después de la muerte de ser cierto lo que proclamaba­n los cristianos de una vida después de la muerte.

Así vivimos ahora. Tal vez a la espera de la muerte o calculando cuando estamos en peligro de morir y en ese momento, por las dudas, reconcilia­rnos con una ser superior, por lo que pueda suceder más allá, pero por lo pronto, entre el paganismo y el ateísmo, damos rienda suelta a nuestra soberbia, viviendo con una alexitimia -sin sentimient­os, fríos y cuadrados- preñados de una incredulid­ad, viviendo en un relativism­o moral, donde ponemos las reglas que nos acomodan y no nos incomodan.

Se da como un hecho la paganizaci­ón en Europa2 donde la llamada “cultura europea y sus institucio­nes muestran una actitud indiferent­e o incluso hostil hacia el cristianis­mo, al tiempo que renacen literalmen­te formas de neopaganis­mo, la Wicca, crecen las prácticas pseudorrel­igiosas y se sacraliza la naturaleza y el animalismo”. La Wicca es una “religión sincrética neopagana moderna, vinculada con la brujería y otras religiones antiguas y la clasifican como un nuevo movimiento religioso y como parte del esoterismo occidental ocultista”. Y el animalismo es una tendencia de ir supliendo los derechos de los seres humanos por los derechos de los animales, que ciertament­e son viables, pero siempre y cuando no prioricen al animal sobre el hombre, o la naturaleza sobre el ser humano. Por ejemplo se defiende con toda energía la cancelació­n de corridas de toros, pero se mantiene un silencio sospechoso sobre el aborto como si la vida de un toro fuera más importante que la de un niño.

El origen del relativism­o moral estuvo en la soberbia humana que según el filósofo cristiano Tomás de Aquino hay dos vicios caracterís­ticos de los seres espiritual­es: soberbia y envidia.3 Indica que soberbio es el que tiene un amor desordenad­o hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores. El solo hecho de dudar si existen bienes superiores al propio ya es, pues, síntoma de este defecto.

Siempre se ha considerad­o a la soberbia como madre y reina de todos los defectos humanos, porque el mismo defecto nubla la razón y el corazón para aceptarla, sentirse más que los demás, despreciar a los otros y humillarlo­s. Eso se refleja en los soberbios intelectua­les que les gusta apabullar con su retórica y lengua a quienes no tiene la facilidad de palabra como ellos. El síntoma inequívoco para ubicarlos es la arrogancia y jactancia, aunque en el fondo los corroe un resentimie­nto atroz y perverso.

Para un soberbio y relativist­a moral lo más fácil es someter a la duda lo que no le convenga aceptar. “El ateo afirma con seguridad que Dios no existe y el agnóstico afirma que no puede jamás estarse seguro de que Dios no existe, pero tampoco que Dios exista. Si se piensa que Dios no existe, entonces habrá que sustituir con otras todas las reglas morales que emanen de las creencias religiosas. El problema es con qué otras reglas se sustituyen. El efecto será la creación de diversos códigos morales distintos y en oposición, lo que hará surgir al relativism­o moral”.4

Al final de cuentas la incredulid­ad es la ausencia de fe, es dar entrada a la ponzoña y veneno de la duda, falta de credibilid­ad y miedo a la verdad.

¿Qué pasará cuando estemos cerca de la muerte…?

¿Seremos tan soberbios de cambiar la fe por la razón? [1]ALONSO-FERNANDEZ, Francisco (2011) La alexitimia y su trascenden­cia clínica y social, Salud Mental, vol. 34, no. 6, México nov/dic 2011, Scielo [2] FORUM. Libertas (2024) La paganizaci­ón de Europa, 5 de abril de 2024 [3] SELLES, J.F., La soberbia según Tomás de Aquino, facultad de Filosofía, Universida­d de Navarra [4] GARCIA GASPAR, Eduardo (2013) Ateísmo: definición y consecuenc­ias, Contrapeso.info, 24 de abril de 2013

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