Fallece luminaria de las letras
Paul Auster, el prolífico novelista, autor de memorias y guionista que saltó a la fama en la década de 1980 con su reanimación posmoderna de la novela negra y que perduró hasta convertirse en uno de los escritores neoyorquinos más emblemáticos de su generación, falleció el martes por la noche, en su casa de Brooklyn, a causa de complicaciones derivadas de un cáncer de pulmón. Tenía 77 años.
Su muerte fue confirmada por una amiga, Jacki Lyden.
Con sus ojos encapotados, su aire sentimental y su aspecto de protagonista, Auster era descrito a menudo como una “superestrella literaria” en los medios de comunicación. El Times Literary Supplement británico lo definió en una ocasión como “uno de los escritores estadounidenses con una de las inventivas más espectaculares”.
Aunque era natural de Nueva Jersey, quedó indeleblemente ligado a los ritmos de su ciudad adoptiva, que fue una especie de personaje en gran parte de su obra, especialmente Brooklyn, donde se estableció en 1980 entre las calles bordeadas de robles y de casas de piedra rojiza del barrio de Park Slope.
A medida que crecía su reputación, Auster pasó a ser considerado un guardián del rico pasado literario de Brooklyn, así como una inspiración para una nueva generación de novelistas que acudieron en manada al barrio en la década de 1990 y posteriores.
Auster ganó en Francia varios premios literarios.
El escritor, que había vivido en París de joven, se convirtió en uno de esos raros estadounidenses importados que los franceses acogen como a un hijo nativo.