ALGUNOS EJEMPLOS
DIRECTAMENTE DE LA EDAD DORADA
La exposición comienza con un vestido de satén y gasa de finales del siglo XIX, cuyo intrincado bordado de hilos metálicos, cuentas doradas y lentejuelas evoca los rayos de sol que irradian las nubes. Pero el “vestido nube” del influyente diseñador inglés Charles Frederick Worth está condenado, debido al deterioro de los hilos verticales: “no hay nada que podamos hacer al respecto”, dice Bolton. Salvo, quizá, recrearlo digitalmente: En una pantalla cercana, una ilusión animada del “fantasma de Pepper”, que tardó nueve meses en perfeccionarse, muestra el vestido bailando en un baile. El vestido fue donado por familiares de Caroline Schermerhorn Astor, interpretada por Donna Murphy en la serie de HBO “The Gilded Age”.
UN DIOR PARA ADORAR
Christian Dior estaba influenciado por los pintores impresionistas, y en ninguna parte es esto más evidente que en el delicado bordado floral del famoso vestido de Miss Dior, aquí una versión en miniatura del original. Parece un elegante (y sin tirantes) ramo de flores, y si se muere por tocarlo, hay una pequeña réplica blanca en plástico impreso en 3D. También puedes pasar tus manos por el papel pintado creado para que coincida con la forma de las flores de la versión 2013 de Raf Simons del vestido en negro, con flores de cuero.
HABLANDO DE BORDADOS
En 1988, Yves Saint Laurent rindió homenaje a la famosa representación de lirios que Van Gogh había realizado cien años antes, con una reluciente chaqueta célebre por sus bordados. El museo la pone en plano para ver de cerca una prenda que necesitó 600 horas de trabajo de artesanos que utilizaron 250 metros de cinta, 20 mil 000 cuentas y 250 mil lentejuelas de 22 colores.
AROMA DE MUJER
Sí, era una película de Al Pacino, pero aquí se trata de una galería dedicada a Millicent Rogers, socialité, heredera y coleccionista de arte conocida por su estilo y por cómo combinaba la alta costura con los trajes regionales. Sin embargo, esta galería se centra en su olor, analizando moléculas de sus prendas –como un vestido de noche de Schiaparelli de 1938 en crepé de seda azul– para descubrir sus fragancias, pero también sus hábitos y estilo de vida, “incluyendo lo que comía, bebía y fumaba”.