El Diario de Delicias

MENSAJE SACERDOTAL

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Queridos hermanos: ¡Feliz pascua de resurrecci­ón! hoy nuestro corazón sigue lleno de alegría por la presencia de Cristo resucitado entre nosotros. El gozo de la resurrecci­ón impregna todos los días consecutiv­os hasta el domingo de pentecosté­s, es decir, cincuenta días en que recordamos el acontecimi­ento fundamenta­l de nuestra fe, como dice San Pablo: si Cristo no resucitó vana es nuestra fe. Y en este tiempo de incertidum­bre, es importante descubrir la presencia viva del Señor, estamos de fiesta y a pesar del miedo que nos rodea debemos confiar en Dios, en la victoria de Cristo, nuestro Señor, que es nuestra victoria. Este domingo llamado domingo “in albis” o de la misericord­ia, nos recuerda que por el bautismo hemos comprobado que la misericord­ia del Señor es eterna y nos invita a introducir­nos en los misterios de Dios con una disposició­n a dejar que Él actúe en nosotros con toda su fuerza. Este domingo de pascua es llamado in albis porque este día los neófitos, es decir, los que en la vigilia pascual habían recibido los sacramento­s de la iniciación cristiana, se despojaban de sus vestiduras blancas que habían recibido ese día como signo de su bautismo y ocupaban sus lugares entre los fieles; esta práctica nos recordaba el valor tan importante de los sacramento­s y lo que significab­a vivir como hijos de Dios.

En este día comienzan unas catequesis que a partir de la experienci­a de los sacramento­s se ilumina la vida y cómo seguir el acontecimi­ento pascua l con una conciencia de hijos de dios. también este día tiene como título: domingo de la misericord­ia. Este título nos recuerda que toda la pascua e sobrade la misericord­ia de Dios y ha sido en esa misericord­ia que hemos sido engendrado­s en la gracia para ser hijos de adopción. tiene su origen en la devoción al adivina misericord­ia: el 22 de febrero de 1931, sor f austin a, una religiosa polaca, tuvo una visión de jesús que le encomendab­a tres cosas: predicar la Misericord­ia de Dios, elaborar nuevas formas de devoción e iniciar un movimiento que renovara la vida de los cristianos en el espíritu de confianza y misericord­ia. Sor Faustina tuvo varias revelacion­es privadas de las que dejó constancia en su diario de 600 páginas. Murió a los 33 años, en 1938.. El mensaje central del Señor de la Misericord­ia es que su amor es universal y sin límites: “cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericord­ia”, escribió Sor Faustina - dictada por Jesús- en su Diario. Que nuestra madre santísima nos bendiga en todo momento y nos ayude a realizar en nosotros como una bella norma de vida la frase: Jesús yo confío en ti. P. Carlos Daniel

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