El Diario de Delicias

¿QUÉ HACE DIOS CON LA PANDEMIA?

- JORGE MELÉNDEZ DE ANDA

Hoy nos encontramo­s en un momento que ha marcado no solo nuestra vida; sino la vida de todo el mundo. Una pandemia era lo que muchos no esperaban para este año 2020. Ante esto surgen muchas preguntas: ¿Es un juicio de Dios? ¿un castigo para el pecador? O ¿Qué pretende Dios con la pandemia? ¿qué espera Él de nosotros? ¿Qué trata de lograr? Para saberlo, es necesario que vayamos a Su palabra; ahí encontramo­s Su mente, Su manera de actuar, y dónde podremos confiar en él.

El libro del profeta Amós (4:612) nos ayudará a entenderlo. Este es el texto que desarrolla­ré a lo largo de esta serie. “Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; más no os volvisteis a mí, dice el Señor. 7También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó. 8Y venían dos o tres ciudades a una ciudad para beber agua, y no se saciaban; con todo, no os volvisteis a mí, dice el Señor. 9Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice el Señor. 10Envié contra vosotros mortandad tal como en Egipto; maté a espada a vuestros jóvenes, con cautiverio de vuestros caballos, e hice subir el hedor de vuestros campamento­s hasta vuestras narices; más no os volvisteis a mí, dice Jehová. 11Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego; más no os volvisteis a mí, dice el Señor. 12Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. 13Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamient­o; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; el Señor de los ejércitos es su nombre”.

Este pasaje primero nos muestra el carácter del hombre. El carácter es: “el conjunto de rasgos, cualidades o circunstan­cias que indican la naturaleza propia de una cosa o la manera de pensar y actuar de una persona o una colectivid­ad, y por los que se distingue de las demás”. Hay dos tipos de hombres: el creyente genuino y el incrédulo. Veamos el primero.

Amós es el nombre del profeta al que Dios llamó para dirigirse a su pueblo. Era un pastor y la región de dónde provenía era Tecoa. Era una región desértica y solitaria. Lo que servía para tener una comunión con Dios que luego lo llamó, así lo explica él mismo en su libro. “No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. Y el Señor me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.

Dios llama a este hombre que no es un dotado en letras, sino más bien un hombre íntegro con una comunión con el Señor. A Él le plació sacarlo de detrás de los bueyes y del campo para exhortar a los grandes y poderosos, a los religiosos y gobernante­s.

El creyente ahora tiene la palabra de Dios y cuando la hablamos, podemos exhortar a ricos, sabios, poderosos, gobernante­s y religiosos. Pablo de dijo a Timoteo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestac­ión y en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. (2 Timoteo 4:1-2)

La iglesia debe ser esa luz, esa antorcha que por medio de la palabra de Dios alumbre al mundo y le muestre por dónde debe caminar. ¿Estás tú exhortando, animando, mostrando el camino hacia Jesús? ¿O estas con los brazos cruzados mientras unos están en desesperac­ión, crisis, ansiedad o temor? El carácter de la iglesia debe ser con sentido de urgencia, con celo por Dios, con profunda convicción y con seguridad de la protección de Dios. ¿este es tu carácter? ¿Esta es tu determinac­ión? Porque si no puede ser que entres en el segundo encabezado. Dentro de los supuestos creyentes pero que estaban en una decadencia espiritual.

El carácter del incrédulo. en este momento la condición de Israel era de prosperida­d económica. Aunque experiment­aban un periodo de paz, había injusticia social y política. Dios dice en Amós 2:6-7: “Vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos… Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes”. “Ellos aborrecier­on al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron… afligís al justo, y recibís cohecho, y en los tribunales hacéis perder su causa a los pobres”.

Corrupción, soborno, esclavitud, favoritism­o hacia los ricos y explotació­n de los pobres eran los cargos de Dios contra Israel. Esto es contrario a la voluntad de Dios y no está muy lejos de lo que vemos hoy en día. Pero, sobre todo, había una dureza espiritual terrible ¡aún de los religiosos! Por esto hubo varios castigos que el Señor envió: había hambre: sequía, malas cosechas, diferentes situacione­s que vinieron como juicio ¿y qué sucedió? Cinco veces se repite la frase: ¡Y no se volvieron a mí!

¿La crisis por la que estamos pasando está llevándote a volverte a Dios? ¿Está haciendo que pongas tu vista en él? ¿Has llegado a entender que está en Dios el único consuelo, la esperanza y, que de Él viene lo que necesitas? ¿O estás empecinado, terco, testarudo como el pueblo de Israel? ¿Sabes que comenzaron a hacer ellos? A afligir al pobre. A ser abusones. Los gobernante­s a buscar solo el bien de los ricos y nunca se preocuparo­n de proteger al pobre y guiar al pueblo a Dios ¡y eso pasó aún con muchos de los sacerdotes!

¿Qué hace Dios con la disemina? ¡Llamar tu atención! Quiero que llegues a la convicción de que es un buen momento para volver a Dios. Si no vuelves con esta crisis, perdida, aflicción económica o de salud, dime¿qué crees que te hará volver a Dios? ¡Nada! Date cuenta de que, como Israel, estás en peligro, y necesitas volverte a Él. Espera la segunda parte de esta serie.

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