“La caballa” González, lanzador de antología (parte 3)
“La caballa” González después de que su fama había trascendido hasta la capital de la República, una tarde ante la sorpresa de los parroquianos del club novedades, entre los que se encontraba él, entró muy campante y habano en mano el mismísimo Corito Barona, conocido scout de Tigres del México, venía buscando a la caballa para:
Hacerle una prueba, todos en bola se fueron hacia el parque donde la velocidad y potencia de Luis Arturo lo impresionaron tanto, que de inmediato anotó sus datos para reportarlo a su organización.
En la cúspide de sus facultades y producto de la visoría de Corito, Los Tigres le enviaron una carta firmada por su vicepresidente Ángel Vázquez, invitándolo a los entrenamientos de la Liga Central con el Aguascalientes.
Junto con la misiva venía el respectivo contrato, mismo que devolvió debidamente firmado, pasando a ser propiedad deportiva de la célebre organización
Le mandaron para el boleto, viáticos e instrucciones para que se presentará en la Ciudad de México en el hotel Virreyes, comprometiéndose a pagarle mil 300 pesos mensuales.
Pero se quedaron esperándolo, sucedió que al recibir la invitación, si bien se alborotó, hizo su maleta y se encaminó hacia los Chihuahuenses, al pasar por la casa de su novia Berta Lidia Estrada Martínez pasó a despedirse y una vez ante el estribo del autobús, lo pensó mejor, dio media vuelta y le dijo adiós a una probable gran carrera en el beisbol profesional
Ya casado, cuando su mujer le preguntaba la causa de su desaire, le daba otra versión, “si me voy, al volver te encuentro casada y además tú sabes que yo de inglés solo sé decir cómo te I loveyou…”
Familiares, amistades y aficionados lo recuerdan con cariño y añoranza, ya que nos dijo adiós el 30 de enero de 1994 a causa de una trombosis hepática, cerrándose con su partida un rico filón de la historia beisbolera de Chihuahua
Extracto obtenido del libro Delicias Vida Deportiva del escritor Carlos Gallegos Pérez.