LA ESQUINA DE LA MUERTE

Avenida 6a y calle 2a Norte. Escenario sangriento de aquella trágica madrugada del 16 de enero de 1954, cuando la ciudad dormía, según dice el corrido del inspirado colega Chuy López Muñoz.

Ahí murieron acribillados varios vencedores del desierto liderados por el mítico ex alcalde Emiliano

J Laing.

De acuerdo a la oda musical de Chuy, no eran unos delincuentes, eran hombres de trabajo enamorados de una quimera: que se reconociera el supuesto triunfo presidencial del general Miguel Henríquez Guzmán, quien en 1952 había perdido ante Adolfo Tomás Ruiz Cortines, el favorito de los dioses terrenales de entonces.

Dos años después, cuando el presunto fraude electoral que alegaban estaba prácticamente olvidado en el polvo de los timos políticos, en Delicias persistía el rencor, que a balazos fue reclamado ese rojo amanecer.

El saldo ocasionado por el tableteo de una metralleta asesina, apostada en la azotea del cuartel del 17o Regimiento de Caballería de Guardias Rurales nunca se supo, algo normal en un país de misterios y cifras manipuladas al antojo y conveniencia del poder.

Ejemplos sobran, algunos de dolorosa actualidad.

Luego de la matanza llegó la persecución a mansalva y sin piedad, destino ineluctable de los perdedores.

Desde entonces el ex cuartel permanece tapiado, ocultando tras su pared la sangre seca de Emiliano y sus partidarios.

En pleno centro de la ciudad, su espacio debe utilizarse como un jardín cultural en memoria de los que murieron soñando un mundo de acuerdo a sus ideales.