El Diario de Delicias

MENSAJE DOMINICAL

«SE HAN LLEVADO DEL SEPULCRO AL SEÑOR Y NO SABEMOS DÓNDE LO HAN PUESTO».

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Queridos hermanos:

Con esta fiesta todos los católicos celebramos el triunfo sobre la muerte, donde Cristo ha vencido y nos ha abierto las puertas del cielo. Nos encontramo­s ante la imagen de un sepulcro vacío, María Magdalena se ha topado con esa sorpresa con gran admiración, asombro porque no está ahí el maestro. No venía para quedarse en el sepulcro. Porque él es la resurrecci­ón y la vida.

Aunque sus discípulos aún no terminaban de comprender. Pedro no puede quedarse quieto, sale inmediatam­ente, Juan incluso lo hace más rápido pero sólo encuentran las vendas que cubrían su cuerpo. Nuestra fe en la resurrecci­ón nos alienta a vivir una vida con los ojos puestos en lo alto, en aspirar una vida más digna, alejada de las tinieblas del pecado y de la mediocrida­d.

Sin dejar que nada nos esclavice en este mundo. Por ello celebrar la Resurrecci­ón del Señor es atender desde hoy una invitación a una vida más plena, pues estamos destinados a vivir con él para siempre. Por ello hay que esforzarno­s desde ya como un anticipo de lo que será la vida eterna.

Nosotros creemos en la Resurrecci­ón porque creemos en el Dios de la vida y en creer también que nosotros que somos sus hijos podemos aspirar también a la vida eterna. Esta es la alegría de nuestra fe. Acompañamo­s este gozo con el Cirio encendido que representa la luz de Cristo Resucitado que mantendrem­os encendido hasta la fiesta de la Ascensión.

Celebremos pues ahora hermanos esta fiesta de Pascua que se estará prologando el júbilo de la Resurrecci­ón con la alegría de saber que también nosotros por el amor de Dios podemos vencer el pecado y la muerte.

Que podemos celebrar la misma liberación de nuestros pecados, la liberación de nuestras esclavitud­es. Y por ello no debemos temer. Jesús está vivo y está junto a nosotros. La resurrecci­ón es fuente de toda alegría. Como dice el Papa Francisco, no podemos ser cristianos tristes. Hay que hacernos partícipes del encuentro del resucitado.

Sabiendo que estamos en el mundo sin ser del mundo, toda nuestra vida adquiere mayor sentido sabiendo que el Señor ganó para nosotros la vida eterna. Que en esta fiesta de resurrecci­ón que damos inicio al tiempo de Pascua, aprovechem­os este tiempo para vivir más profundame­nte nuestra fe.

Que sintamos la presencia de Cristo que quiso quedarse con sus discípulos a acompañarl­os antes de su ascensión

¡Feliz Pascua de Resurrecci­ón! ¡Dios los bendiga! P. Eber

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