BUSCAN HONDUREÑOS EL SUEÑO AMERICANO
Atraviesan el país con rumbo a Ciudad Juárez
Centroamericanos, quienes son acompañados de sus esposas e hijos y piden una moneda en los diferentes cruceros de Delicias comentan que no les importa haber dejado su país, ya que allá existe una crisis económica y política, sumado a la violencia, por lo que no les importó recorrer miles de kilómetros y sortear los diferentes peligros en su travesía, todo con la mira puesta en cumplir el llamado “Sueño Americano”, dijo José Luis Alberto, quien viene desde Honduras, de donde salió hace dos semanas y tres días.
El hombre, quien portaba un letrero color naranja donde decía que lo apoyaran para darle de comer a sus nietos y que era originario de San Pedro Sula, “toreaba” prácticamente los vehículos, haciendo un ademán con su mano llevándosela a la boca, lo mismo que la mujer que lo acompañaba, mencionaban que tenían hambre.
Con su tez quemada por el sol, pedían una moneda, haciéndose acompañar por una pequeña niña.
La travesía es larga al salir de Centroamérica, viajar en el tren, la famosa “Bestia”, esa mole de hierro que lleva sobre su lomo a muchos migrantes que huyen de su patria debido a la escasez de trabajo, y cuando lo hay es muy mal pagado.
Por su parte Romualdo Lima de 28 años, quien no quiso se le tomaran fotografías, originario de la región de La Ceiba, Honduras, cuenta que hace poco más de un mes que salió de su país, ya que en su patria la situación está muy dura, por lo que ahora se encuentra aquí en Delicias pidiendo dinero para salir adelante él, su esposa y dos hijos.
Sin importarle las inclemencias del tiempo y los peligros, la joven familia hondureña, que salió de su país natal hace un mes, ha pasado las noche donde se puede, aprovechando que no ha hecho mucho frío y el invierno ya va de salida.
Cuenta Romualdo que muchos compatriotas lo han dejado todo como él y es triste toda esta situación, pero más lo es cómo se vive allá, por eso andan en busca de abrazar el llamado “Sueño Americano”.
Mencionó que acá en Delicias le gente ya se ha acostumbrado a su presencia desde que vinieron otros compatriotas en la Caravana Migrante y los ayuda con lo que puede y una que otra moneda para irla pasando.
Más bien desaliñado ante la falta de un hogar o un lugar donde pasar la noche, está en espera de juntar algunas monedas y rentar un hotel barato, que por lo general es uno de paso, que son más accesibles para luego seguir pensando en cruzar la frontera.
Ya pasaron muchas hambres y recorrieron miles de kilómetros desde su tierra, que al estar a un paso de llegar a su objetivo se entusiasman, pero la situación está muy difícil ante el cierre de la frontera por la pandemia.
En su mente, al igual que la de otros centroamericanos, no hay nada más que solo alcanzar el llamado “Sueño Americano”, ya que para ellos lo principal es lograr unas monedas para comer y seguir su camino hacia el vecino país del norte.
Lo cierto es que en su tierra la situación ya es insoportable debido a la situación política y económica, aunado a la violencia.
Tras recorrer miles de kilómetros desde su patria, sin importarles exponer a sus hijos y a ellos mismos, los sueños palpitan en sus almas, sus corazones y su mente, aunque tras el cierre de la frontera la prioridad para ellos es conseguir para alimentarse, según comentaron.
Algunos centroamericanos vinieron a México con la Caravana Migrante, sufriendo vejaciones, abusos y miradas cuestionadoras.
Viven en las calles, donde se les hace noche, quizá en un albergue, o bajo un puente y cuando se logran acomodar tras haber recolectado algunas monedas pasan la noche en un hotelucho de baja categoría, para que sus hijos puedan tener un poco de calor, ya que en Chihuahua y particularmente en Delicias, por donde van de paso, las temperaturas son bastante bajas, aunque en los últimos días han estado agradables.
La gente de Delicias sí los ayuda y les brinda unas monedas.
Ahí en un semáforo, con una mochila al hombro o sin esta, portando letreros con faltas de ortografía y escribiendo indistintamente con mayúsculas y minúsculas, “torean” los vehículos que los ven algunos indiferentemente, con los vidrios arriba, quizá por temor, pero algunos bajan un poco la ventanilla, sacan una parte de la mano o los dedos y les dan una moneda que les da vida y hace palpitar su corazón y lucir su blanca sonrisa que destaca en su rostro moreno, curtido por el sol y las inclemencias del tiempo, y les hace abrigar un poco su sueño: El llamado “Sueño Americano”.