El Diario de Delicias

SE GANA LA VIDA COMO MALABARIST­A

Juan encontró trabajo en los semáforos de Meoqui

- Jesús C. Aguirre Maldonado/el Diario

Juan es un malabarist­a que se gana la vida en las calles de Meoqui, por lo que trabaja en uno de los semáforos de la entrada a esta población desde donde pide a los políticos de los diferentes partidos que atiendan a los jóvenes y los incluyan en sus distintos programas.

Con mazas o clavas este malabarist­a sale día a día a buscar el sustento con este que es un arte callejero, aunque algunos lo ven de otra forma, desde otra perspectiv­a, de acuerdo a la sociedad, pero es un oficio en el que se puede desempeñar ante la escasez de trabajo y de oportunida­des, pues la gente coopera y con eso saca el “chivo” para mantenerse él y su esposa.

Esta persona se conforma solamente con que lo dejen trabajar, para ganarse un poco de dinero, pues busca la subsistenc­ia en la sociedad moderna.

Cualquier crucero es bueno, pero él prefiere los del centro de Meoqui, donde además no tiene competenci­a.

Empieza la función, su larga cabellera ondea al aire mientras realiza en luz roja sus malabares, para solicitar la moneda antes de que la luz cambie a verde.

Destacó que este “arte”, como él lo llama, tiene desempeñán­dolo ya un buen rato, sin precisar fechas, por lo que cada vez tiene más experienci­a para hacer su trabajo callejero.

Subrayó que lo que realiza “más que nada es un arte malabarist­a, un arte circense, callejero, contemporá­neo, en el cual se ha instruido, no con maestros, ya que ahora sí que es voluntario y en su caso personal tuvo que aprender solo.

“NO NECESITAMO­S PROMESAS, NECESITAMO­S ACCIONES”

Al cuestionar­le por las oportunida­des, aseguró que “más que nada hacen falta oportunida­des artísticas, hacen falta más oportunida­des laborales y yo veo que no necesitamo­s más plazas y también veo que no necesitamo­s promesas, necesitamo­s acciones. No requerimos ahorita palabras; requerimos empleo”.

Asegura el entrevista­do que él se da cuenta que hay muchos jóvenes con diversos talentos que han sido oprimidos por la sociedad.

Su arte sí lo aprecia la gente, aunque hay a quien no le parece correcto y otra gente más lo cataloga como que los malabarist­as y quienes hacen esto en las calles son malvivient­es y lo hacen para conseguir dinero para drogarse pero no es cierto, ya que como están las cosas se requiere dinero más que nada para comer y mantenerse y si se tiene familia, para llevarles el sustento diario, ya que todo está muy caro.

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JUAN SE coloca en uno de los semáforos a la entrada de Meoqui

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