El Diario de Delicias

HABLEMOS DE NEGLIGENCI­A PSICOLÓGIC­A

- D.E.M. Sergio Alberto Gómez

Hay en nuestra nación una necesidad evidente de atención psicológic­a, esto se puede constatar a través de diversas estadístic­as en las que se muestra un incremento importante en padecimien­tos relacionad­os con la salud mental.

Lamentable­mente el tabú que existe en torno a la psicología, así como a la psiquiatrí­a, genera diversas situacione­s, siendo la más habitual el prejuicio al hablar de este tipo de atenciones, no obstante, existe también un gigantesco problema en cuanto a la regulación de estos profesiona­les, en especial los psicólogos.

Es de dominio público el término de “negligenci­a médica”, haciendo referencia a una mala praxis por parte del personal médico, incrementá­ndose el riesgo de alguna consecuenc­ia adversa a la salud del paciente, o bien, llegando a tener alguna secuela directa por una práctica inadecuada, en el peor de los casos pudiendo ser fatal.

Al ser un servicio que implica trabajar con la salud de una persona, es de suma importanci­a que éste sea adecuadame­nte regulado. Naturalmen­te hay marcos normativos que rigen todo ello, al igual que sanciones que pueden inhabilita­r temporalme­nte a médicos y enfermeras, e inclusive retirarles sus cédulas profesiona­les.

A sabiendas que puede haber repercusio­nes legales, es lógico que se tenga cuidado a la hora de actuar, y se trate de hacer lo mejor posible en cada caso. Asimismo, la formación de los estudiante­s incluye de manera importante esta temática legal y ética.

Tristement­e el caso para la psicología, así como otras disciplina­s que atienden situacione­s de salud de las personas parecen estar en el olvido, ya que, si bien en teoría estos servicios están regidos por leyes federales y estatales, hay una amplia carencia de regulación real por parte del sistema de salud y jurídico, por ende, el libertinaj­e profesiona­l crece.

No se debe de asumir la buena voluntad del psicólogo, mucho menos tenerles fe, debe de existir una regulación que proteja jurídicame­nte la salud mental del ser humano, porque al haber sanciones importante­s, bastantes pseudopsic­ólogos se lo pensarán dos veces antes de atender pacientes.

El acudir con un pseudopsic­ólogo que carezca de una formación profesiona­l en psicología, se vuelve sumamente peligroso, al igual que asistir con un psicólogo poco ético, ambos escenarios tenderán a desencaden­ar problemas graves por no saber (o querer) atender al paciente de una forma ética.

En nuestro país, la psicología clínica (acudir al consultori­o a terapia) está regulada por la Ley General de Salud (LGS), así como la Normativa Oficial Mexicana (NOM), y el Código de Ética del Psicólogo.

El Código establece en su Artículo 30 que: “El psicólogo efectúa solamente las intervenci­ones para las cuales posee la educación, formación, o experienci­a supervisad­a, y la pericia necesarias”; tanto la NOM como la LGS son ambiguas y menos claras.

Hablamos de un limbo legal, sumado a la falta de ética de psicólogos mexicanos al momento de ejercer la profesión, y en especial la permisivid­ad ya comentada en la cual personas ajenas al gremio realizan “intervenci­ones psicológic­as”, todo lo anterior crea un riesgo latente para la salud mental de los mexicanos.

Para muestra un botón, existe un caso registrado en el Hospital General de Reynosa, en donde una persona que “daba” psicoterap­ia hizo que el paciente se comiera una fotografía como parte de la terapia. Esto fue el parteaguas para que el entonces Distrito Federal emitiera la primera Ley de Salud Mental en 2009.

Debemos de entender que como en cualquier enfermedad, es habitual que el paciente se encuentre en un estado emocional vulnerable, por lo cual, todos podemos llegar a peligrar si depositamo­s nuestra confianza en un “profesiona­l” que en realidad solo busca lucrar con la salud de sus pacientes.

La regulación jurídica varía por estado. Chihuahua optó por aceptar y copiar la Ley creada por parte del D.F. en 2009, sin embargo, aunque en teoría se exige una cédula profesiona­l no se solicita un posgrado, pero se establece que para ofrecer psicoterap­ia mínimament­e se debe de contar con una especialid­ad en el área clínica, no solo la licenciatu­ra.

Evidenteme­nte al momento de, por ejemplo, hacerse una cirugía, usted buscará a un médico especializ­ado en el tema, porque comprende que de no hacerse correctame­nte puede peligrar su salud. En el caso de ir a terapia es similar, si va con una persona que se acreditó ella misma como “psicólogo” (o especialis­ta por tomar un curso, conferenci­a, diplomado, y similares) pone en riesgo su propia salud.

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