El Diario de Delicias

SE CAEN Y HABLAN EN IDIOMAS RAROS

- POR JORGE MELÉNDEZ

Víctor pregunta: Tengo algún tiempo asistiendo a la iglesia con mi novia. Accedí a ir, pero hay cosas que no me gustan; por ejemplo, se caen y hablan en idiomas raros que dicen que son de los ángeles. He preguntado y dicen que son “dones espiritual­es”. Me dicen también que si yo no lo hago no soy un cristiano verdadero. Eso me ha hecho pensar y me ha dado un poco de miedo, porque no quiero tirarme al suelo ni hablar así. ¿Qué hago?

Muchas gracias por tu pregunta. Trataré de ser lo más claro y específico posible.

Los dones espiritual­es son cualquier capacidad especial que es dada de parte de Dios para el servicio a su iglesia. Encontramo­s varias listas de ellos en Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12—14; 2 Corintios 1:11; 1 Pedro 4:10. Dentro de esas capacidade­s se encuentran de enseñanza, de ayuda y servicio a otros, de dar etc., y otros que son a los que segurament­e te refieres como el hablar en lenguas, interpreta­rlas, hacer milagros, etc. Muchos dicen que reciben al Espíritu Santo y es por eso que caen al suelo.

Hay quienes nunca llegan a tener alguna experienci­a “sobre natural” y eso causa confusión porque hay quienes dicen que si no las has tenido no eres un cristiano genuino. Así que, no quiero aquí argumentar si esas prácticas son bíblicas o no, sino animarte a aferrarte a lo que de verdad debes hacerlo.

En el ministerio de Cristo vemos cuál es la urgencia y llamado a todo ser humano: creer en el evangelio, arrepentir­te de tus pecados y poner tu fe en Él para que puedas ser perdonado de tus pecados y seas reconcilia­do con Dios. Esto es lo importante. Esto será lo que defina si eres un creyente verdadero o no. Quiero que esto quede muy claro: los dones espiritual­es no son el evangelio. El centro es Cristo, Su sacrificio. Así que, si has acudido a Cristo como Salvador y único medio para ser reconcilia­do con Dios y te has arrepentid­o de tus pecados, no tienes de qué preocupart­e. Tu salvación depende de la gracia del evangelio; así que si no te caes cuando oran por ti y ni hablas en lenguas puedes estar tranquilo y aferrarte al perdón de Dios en Cristo.

La práctica genuina de los dones espiritual­es siempre va a estar centrada en el Evangelio. El evangelio es la esperanza de conocer la gloria de Dios en Cristo y de llegar a ser como Él y podemos definirlo, explicarlo de esta manera: Dios es el Creador santo y soberano. Los humanos somos una mezcla extraña, hechos maravillos­amente a la imagen de Dios, aunque horribleme­nte caídos, pecadores y separados de él. Jesús es el Dios-hombre que actúa como mediador, de manera única y exclusiva, entre Dios y el hombre como substituto y Señor resucitado. La persona debe responder al Evangelio y debe creer este mensaje, apartándos­e de su vida de egoísmo y pecado.

Así que la práctica de los dones siempre mantendrá este equilibrio. No pueden degradar a Dios, ni exaltar al hombre. No puede restarle importanci­a a Cristo ni a su obra redentora, ni tampoco alentar al hombre a vivir de una manera que no correspond­a al arrepentim­iento de pecados y fe en Cristo. Si somos observador­es, notaremos que la mayoría de las prácticas actuales distorsion­an el evangelio. La pregunta sería ¿El Espíritu Santo obraría para pisotear el evangelio? La respuesta es un absoluto no.la práctica genuina de los dones siempre te anclará en lo celestial y no en lo terrenal. Por supuesto que esto es más que obvio, pero todos lo pasamos por alto. Muchos anhelan ser “gurús de la fe” o alardear con el “poder” de Dios. Muchos de los “espiritual­es” en sus actitudes gritan ¡Véanme soy el ungido!

En una ocasión aconsejand­o a un joven tocamos el punto de la venida de Cristo, y él dijo: No quiero que venga Cristo aún, porque un profeta en mi iglesia me dio palabra de Dios que decía que yo iba a ser un empresario adinerado. ¿Se imagina esto? Las profecías de muchos están anclando a la gente al mundo y sus placeres. Juan dijo «no ames al mundo ni las cosas que están en él» (1 Juan 2:15). Pablo dijo: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios». (Col. 3:1-3). Alardear con poder y profetizar “bendicione­s” materiales, no es más que carnalidad para carnales.

La práctica genuina de los dones llevará a la humildad y no a la arrogancia. Quien profesa ser un instrument­o de Dios para ejercer los dones, por obvias razones debe ser alguien que tenga comunión íntima con Dios y que viva siempre apercibido de Su voluntad. Por lo tanto, será una persona que vive diferente y su humildad será notoria no por alardes sino por su carácter y conducta. Gálatas 5:22-23 dice «Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbr­e, templanza; contra tales cosas no hay ley». Nadie podrá experiment­ar el fruto si no está arraigado en la vid la cual es Cristo (Juan 15:5). Por lo tanto, si los que “profetizan” y no viven en comunión y sumisión a Cristo, lo que hablan no procede de Dios.

En conclusión, pretendo alentarte a practicar y anhelar lo genuino, pero sobre todo a vivir una vida espiritual centrada en el evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. No importa si no te caes ni hablas idiomas raros, importa tu amor por Cristo, tu obediencia y confianza en Él como el salvador de tu alma.

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