SE CAEN Y HABLAN EN IDIOMAS RAROS
Víctor pregunta: Tengo algún tiempo asistiendo a la iglesia con mi novia. Accedí a ir, pero hay cosas que no me gustan; por ejemplo, se caen y hablan en idiomas raros que dicen que son de los ángeles. He preguntado y dicen que son “dones espirituales”. Me dicen también que si yo no lo hago no soy un cristiano verdadero. Eso me ha hecho pensar y me ha dado un poco de miedo, porque no quiero tirarme al suelo ni hablar así. ¿Qué hago?
Muchas gracias por tu pregunta. Trataré de ser lo más claro y específico posible.
Los dones espirituales son cualquier capacidad especial que es dada de parte de Dios para el servicio a su iglesia. Encontramos varias listas de ellos en Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12—14; 2 Corintios 1:11; 1 Pedro 4:10. Dentro de esas capacidades se encuentran de enseñanza, de ayuda y servicio a otros, de dar etc., y otros que son a los que seguramente te refieres como el hablar en lenguas, interpretarlas, hacer milagros, etc. Muchos dicen que reciben al Espíritu Santo y es por eso que caen al suelo.
Hay quienes nunca llegan a tener alguna experiencia “sobre natural” y eso causa confusión porque hay quienes dicen que si no las has tenido no eres un cristiano genuino. Así que, no quiero aquí argumentar si esas prácticas son bíblicas o no, sino animarte a aferrarte a lo que de verdad debes hacerlo.
En el ministerio de Cristo vemos cuál es la urgencia y llamado a todo ser humano: creer en el evangelio, arrepentirte de tus pecados y poner tu fe en Él para que puedas ser perdonado de tus pecados y seas reconciliado con Dios. Esto es lo importante. Esto será lo que defina si eres un creyente verdadero o no. Quiero que esto quede muy claro: los dones espirituales no son el evangelio. El centro es Cristo, Su sacrificio. Así que, si has acudido a Cristo como Salvador y único medio para ser reconciliado con Dios y te has arrepentido de tus pecados, no tienes de qué preocuparte. Tu salvación depende de la gracia del evangelio; así que si no te caes cuando oran por ti y ni hablas en lenguas puedes estar tranquilo y aferrarte al perdón de Dios en Cristo.
La práctica genuina de los dones espirituales siempre va a estar centrada en el Evangelio. El evangelio es la esperanza de conocer la gloria de Dios en Cristo y de llegar a ser como Él y podemos definirlo, explicarlo de esta manera: Dios es el Creador santo y soberano. Los humanos somos una mezcla extraña, hechos maravillosamente a la imagen de Dios, aunque horriblemente caídos, pecadores y separados de él. Jesús es el Dios-hombre que actúa como mediador, de manera única y exclusiva, entre Dios y el hombre como substituto y Señor resucitado. La persona debe responder al Evangelio y debe creer este mensaje, apartándose de su vida de egoísmo y pecado.
Así que la práctica de los dones siempre mantendrá este equilibrio. No pueden degradar a Dios, ni exaltar al hombre. No puede restarle importancia a Cristo ni a su obra redentora, ni tampoco alentar al hombre a vivir de una manera que no corresponda al arrepentimiento de pecados y fe en Cristo. Si somos observadores, notaremos que la mayoría de las prácticas actuales distorsionan el evangelio. La pregunta sería ¿El Espíritu Santo obraría para pisotear el evangelio? La respuesta es un absoluto no.la práctica genuina de los dones siempre te anclará en lo celestial y no en lo terrenal. Por supuesto que esto es más que obvio, pero todos lo pasamos por alto. Muchos anhelan ser “gurús de la fe” o alardear con el “poder” de Dios. Muchos de los “espirituales” en sus actitudes gritan ¡Véanme soy el ungido!
En una ocasión aconsejando a un joven tocamos el punto de la venida de Cristo, y él dijo: No quiero que venga Cristo aún, porque un profeta en mi iglesia me dio palabra de Dios que decía que yo iba a ser un empresario adinerado. ¿Se imagina esto? Las profecías de muchos están anclando a la gente al mundo y sus placeres. Juan dijo «no ames al mundo ni las cosas que están en él» (1 Juan 2:15). Pablo dijo: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios». (Col. 3:1-3). Alardear con poder y profetizar “bendiciones” materiales, no es más que carnalidad para carnales.
La práctica genuina de los dones llevará a la humildad y no a la arrogancia. Quien profesa ser un instrumento de Dios para ejercer los dones, por obvias razones debe ser alguien que tenga comunión íntima con Dios y que viva siempre apercibido de Su voluntad. Por lo tanto, será una persona que vive diferente y su humildad será notoria no por alardes sino por su carácter y conducta. Gálatas 5:22-23 dice «Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley». Nadie podrá experimentar el fruto si no está arraigado en la vid la cual es Cristo (Juan 15:5). Por lo tanto, si los que “profetizan” y no viven en comunión y sumisión a Cristo, lo que hablan no procede de Dios.
En conclusión, pretendo alentarte a practicar y anhelar lo genuino, pero sobre todo a vivir una vida espiritual centrada en el evangelio de Jesucristo nuestro Salvador. No importa si no te caes ni hablas idiomas raros, importa tu amor por Cristo, tu obediencia y confianza en Él como el salvador de tu alma.