DICHARACHOS SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO
En tal popular dicho, el término “escrito” puede ser interpretado y ampliado como innato, regulado, impuesto, usual, frecuente, resultando las singularidades más abundantes que lo que pudiéramos llamar “gustos comunes”, mayoritariamente compartidos.
La definición básica del término Gusto se refiere a uno de los cinco sentidos corporales, localizado principalmente en la lengua y el paladar, por el que se percibe y distingue el sabor de las sustancias solubles en el agua. Más allá de ella, se entiende asimismo por gusto la preferencia por algo, y también cierto antojo o capricho, resultando de ello una particular delicia, satisfacción, complacencia o agrado.
Independientemente de la concepción particular de la existencia propia de cada individuo, constitutiva en él de un carácter definido de mayor o menor estabilidad y firmeza rigiendo sus manifestaciones y hechos, se halla una plétora de gustos particulares que influencian de modo determinante sus actos y comportamiento cotidianos, con un sinfín de preferencias a las que placenteramente se entrega.
En el terreno puramente gastronómico, raro es el individuo que no posee marcadas preferencias por cierto tipo de alimentos o de platillos específicos, lo que refleja el humorístico dicho de que al esposo se le conquista con el estómago.
En su frustrado intento de filmación de “Dunas”, a partir de la novela de ciencia ficción de Frank Herbert, Alejandro Jodorowski obtuvo la aceptación de Orson Welles, reacio ya a la actuación, localizándolo en su restaurante favorito parisino y ofreciéndole ser atendido durante el rodaje por el propio chef del mismo. En otro orden de “gustos”, el célebre pintor Salvador Dalí (apodado con el anagrama de su nombre “Ávida Dollars”), le exigió ser el actor mejor pagado de la historia del cine, lo que el polémico cineasta chileno resolvió limitando a un solo día su tiempo de filmación, usando en las demás escenas previstas un robot con su apariencia. Finalmente, el proyecto fue abortado por un boicot de la industria jolivudense, captando tiempo después a su excelente equipo técnico para la realización de “Alien” a cargo de Ridley Scott, en tanto que “Dunas” fue realizada posteriormente por Denis Villeneuve, al estilo comercial propio de la prepotentemente llamada “Meca del Cine”.
Siguiendo en el terreno artístico, en su más amplia acepción, nos hallamos con lo que suele llamarse “el gusto popular”, cuidadosamente designado a partir del éxito económico de determinadas producciones, lo que suele desembocar en la repetición incesante de tales productos “vendibles” sin apreciable riesgo, en demérito de la calidad artística y la libertad creativa, en un deplorable proceso de “vulgarización” del cual los receptores resultan inocentes y pasivas víctimas. En el campo del cine actual, el resultado temático es el predominio de la violencia y el crimen en todas sus formas, las más burdas sexualidad y promiscuidad, un lacrimoso melodramatismo y una edulcorada frivolidad, con nefastas consecuencias psicológicas en el espectador, fatal caldo de cultivo de tales extremas actitudes.
La industria de la moda es al contrario de una gran diversidad, cuidando justamente de que se hallen productos “para todos los gustos”, pudiendo seleccionar el consumidor los más afines al suyo para su placer y contento, en una amplia gama de terrenos.
También el carácter de los gustos resulta ser un firme lazo de unión entre individuos, tanto minoritario como mayoritario, gratificante en alto grado siendo el compartirlos, identificarse unos con otros de tal modo, lo que en ciertos terrenos, como el deportivo, el político y el ideológico, alcanzar puede niveles de verdadero fanatismo.
El “gusto” por determinado tipo de personas, el volumen de las preferencias compartidas y la afinidad resultante, propicia, sostiene y refuerza por otra parte tanto la amistad como el sentimiento amoroso, aportando firme solidez a tales relaciones unitivas.
La atracción entre ambos sexos influida grandemente es por gustos físicos y caracterológicos decirse pudiera predeterminados, desde muy temprana edad, perfilándose con mayor precisión llegada la pubertad, con el despertar de los impulsos sexuales. Tanto en el hombre como en la mujer, dícese que atraídos son por un “tipo” determinado: tal hombre o mujer es “mi tipo”, o “no es mi tipo”, lo cual incluye la apariencia y el carácter, dándose en el caso de sucesivas relaciones amorosas una clara persistencia en la elección de parejas acordes a tal esquema predeterminado.
Afortunados pueden calificarse aquellos individuos cuyo cometido laboral corresponde a sus gustos propios, hallando sumo placer en su realización, siendo a un tiempo los más eficaces en ello.
La satisfacción de los gustos personales otorga sin duda felicidad a la vida, si bien señalarse debe que gustos hay que perjudiciales resultan, como el exceso alimenticio, fuente de variadas enfermedades, así como la adicción al alcohol, tabaco o drogas, minando gravemente la salud, no siendo errado afirmar que “hay gustos que matan”.