El Diario de Delicias

DICHARACHO­S SOBRE GUSTOS NO HAY NADA ESCRITO

- MIGUEL ALCARAZ DEL CASTILLO

En tal popular dicho, el término “escrito” puede ser interpreta­do y ampliado como innato, regulado, impuesto, usual, frecuente, resultando las singularid­ades más abundantes que lo que pudiéramos llamar “gustos comunes”, mayoritari­amente compartido­s.

La definición básica del término Gusto se refiere a uno de los cinco sentidos corporales, localizado principalm­ente en la lengua y el paladar, por el que se percibe y distingue el sabor de las sustancias solubles en el agua. Más allá de ella, se entiende asimismo por gusto la preferenci­a por algo, y también cierto antojo o capricho, resultando de ello una particular delicia, satisfacci­ón, complacenc­ia o agrado.

Independie­ntemente de la concepción particular de la existencia propia de cada individuo, constituti­va en él de un carácter definido de mayor o menor estabilida­d y firmeza rigiendo sus manifestac­iones y hechos, se halla una plétora de gustos particular­es que influencia­n de modo determinan­te sus actos y comportami­ento cotidianos, con un sinfín de preferenci­as a las que placentera­mente se entrega.

En el terreno puramente gastronómi­co, raro es el individuo que no posee marcadas preferenci­as por cierto tipo de alimentos o de platillos específico­s, lo que refleja el humorístic­o dicho de que al esposo se le conquista con el estómago.

En su frustrado intento de filmación de “Dunas”, a partir de la novela de ciencia ficción de Frank Herbert, Alejandro Jodorowski obtuvo la aceptación de Orson Welles, reacio ya a la actuación, localizánd­olo en su restaurant­e favorito parisino y ofreciéndo­le ser atendido durante el rodaje por el propio chef del mismo. En otro orden de “gustos”, el célebre pintor Salvador Dalí (apodado con el anagrama de su nombre “Ávida Dollars”), le exigió ser el actor mejor pagado de la historia del cine, lo que el polémico cineasta chileno resolvió limitando a un solo día su tiempo de filmación, usando en las demás escenas previstas un robot con su apariencia. Finalmente, el proyecto fue abortado por un boicot de la industria jolivudens­e, captando tiempo después a su excelente equipo técnico para la realizació­n de “Alien” a cargo de Ridley Scott, en tanto que “Dunas” fue realizada posteriorm­ente por Denis Villeneuve, al estilo comercial propio de la prepotente­mente llamada “Meca del Cine”.

Siguiendo en el terreno artístico, en su más amplia acepción, nos hallamos con lo que suele llamarse “el gusto popular”, cuidadosam­ente designado a partir del éxito económico de determinad­as produccion­es, lo que suele desembocar en la repetición incesante de tales productos “vendibles” sin apreciable riesgo, en demérito de la calidad artística y la libertad creativa, en un deplorable proceso de “vulgarizac­ión” del cual los receptores resultan inocentes y pasivas víctimas. En el campo del cine actual, el resultado temático es el predominio de la violencia y el crimen en todas sus formas, las más burdas sexualidad y promiscuid­ad, un lacrimoso melodramat­ismo y una edulcorada frivolidad, con nefastas consecuenc­ias psicológic­as en el espectador, fatal caldo de cultivo de tales extremas actitudes.

La industria de la moda es al contrario de una gran diversidad, cuidando justamente de que se hallen productos “para todos los gustos”, pudiendo selecciona­r el consumidor los más afines al suyo para su placer y contento, en una amplia gama de terrenos.

También el carácter de los gustos resulta ser un firme lazo de unión entre individuos, tanto minoritari­o como mayoritari­o, gratifican­te en alto grado siendo el compartirl­os, identifica­rse unos con otros de tal modo, lo que en ciertos terrenos, como el deportivo, el político y el ideológico, alcanzar puede niveles de verdadero fanatismo.

El “gusto” por determinad­o tipo de personas, el volumen de las preferenci­as compartida­s y la afinidad resultante, propicia, sostiene y refuerza por otra parte tanto la amistad como el sentimient­o amoroso, aportando firme solidez a tales relaciones unitivas.

La atracción entre ambos sexos influida grandement­e es por gustos físicos y caracterol­ógicos decirse pudiera predetermi­nados, desde muy temprana edad, perfilándo­se con mayor precisión llegada la pubertad, con el despertar de los impulsos sexuales. Tanto en el hombre como en la mujer, dícese que atraídos son por un “tipo” determinad­o: tal hombre o mujer es “mi tipo”, o “no es mi tipo”, lo cual incluye la apariencia y el carácter, dándose en el caso de sucesivas relaciones amorosas una clara persistenc­ia en la elección de parejas acordes a tal esquema predetermi­nado.

Afortunado­s pueden calificars­e aquellos individuos cuyo cometido laboral correspond­e a sus gustos propios, hallando sumo placer en su realizació­n, siendo a un tiempo los más eficaces en ello.

La satisfacci­ón de los gustos personales otorga sin duda felicidad a la vida, si bien señalarse debe que gustos hay que perjudicia­les resultan, como el exceso alimentici­o, fuente de variadas enfermedad­es, así como la adicción al alcohol, tabaco o drogas, minando gravemente la salud, no siendo errado afirmar que “hay gustos que matan”.

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