Busca rarámuri asilo político en EU
El Paso— Un tarahurama presentó ayer, por primera vez en público, sus argumentos al solicitar asilo político en Estados Unidos.
Santiago Cruz, de 26 años, originario de Guachochi, Chihuahua, dijo ayer en conferencia de prensa en las oficinas del abogado Carlos Spector que salió huyendo de la violencia del crimen organizado y la discriminación por parte de autoridades mexicanas.
“Él llegó por el desierto desde su pueblo, hace contacto con conocidos y nos platica la discriminación que ha vivido, además de que su familia ha sido despojada de sus tierras, de su rancho, como la gran mayoría de la gente tarahumara”, dijo Spector.
De ser aceptados sus argumentos por el gobierno estadounidense, Cruz se convertiría en el primer miembro de la comunidad rarámuri en obtener el asilo político.
“Tenemos plena confianza de que se pueda otorgar el asilo, debido a que él (Cruz), es parte de una minoría nacional muy visible y que cuenta con un peso político muy grande. Este es un caso único y el primero en la historia, lo estaremos apoyando y es un orgullo representarlo”, comentó Spector.
Según el abogado, el hecho de que se otorgue el asilo “sería una victoria para la comunidad mexicana debido a que ser exiliado no significa ser olvidado, por ende, sería una puerta para que cada mexicano que radica en Estados Unidos pueda denunciar abiertamente los abusos a los que se enfrentaron, sin temor a represalias”.
Cruz, quien además de llegar al país en busca de resguardo, manifestó que busca denunciar externamente al gobierno mexicano y exigir justicia por la muerte de seis líderes derechohumanistas que se dedicaron a denunciar los abusos al pueblo tarahumara, la toma de posesión de sus tierras por cárteles de droga y la discriminación hacia su cultura.
“Mi pueblo en la Sierra ha sido derogado de su tierras por la violencia y el mismo Gobierno mexicano. El Ejército y el Estado mexicano no le brinda ninguna protección y existe una tradición de mantener el silencio debido a la represión y la impunidad”, comentó.
Y es que comunidades tarahumaras que radican a lo largo de la Sierra Madre, viven en tierras consideradas como campos de batalla para cárteles rivales que buscan el control de cultivos esenciales para su crecimiento y producción de mariguana, según líderes de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos.