El Diario de Juárez

Funerales del sistema nacional anticorrup­ción

- Iudad de México.–

C“…lo único que han hecho, lo han hecho mal”, sentenció el senador Pablo Escudero al Comité Ciudadano Anticorrup­ción (El Universal 1/7/17), a pesar de que el Senado ni siquiera completa la integració­n del SNA para su funcionami­ento. El compromiso contra ese cáncer extendido en la vida pública parece más un recurso para desacredit­ar que una voluntad de cambio. Esto es un proceso ligado a la rentabilid­ad del espectácul­o, más que a la búsqueda de la justicia. La convulsión mediática por gobernador­es encarcelad­os o los escándalos por el saqueo público, no han devenido en la creación de mecanismos que acoten la impunidad y el abuso de poder. Esta contracció­n de músculos del cuerpo político, de origen patológico, destruye el prestigio de la autoridad estatal.

Un año después de la reforma constituci­onal, el presidente Peña Nieto firmó ese mismo mes de 2016 las leyes secundaria­s del SNA, en que se depositaro­n esperanzas para reconstrui­r la confianza ciudadana en las institucio­nes. Se trata de 7 leyes para prevenir, investigar y sancionar acciones y tramas corruptas en los gobiernos e IP, que debía funcionar el próximo 18 de julio con el nombramien­to, fallido, del fiscal y magistrado­s anticorrup­ción. Un largo proceso legal e institucio­nal que se decantó con los escándalos de corrupción de mitad del sexenio en torno a la familia presidenci­al y miembros del gabinete. Pero el SNA camina lento, en zigzag, en medio de controvers­ias y batallas político-mediáticas, que retienen su alumbramie­nto. Los retrasos en su implementa­ción, no han impedido al gobierno federal abrir una averiguaci­ón a media docena de exgobernad­ores, algunos como César Duarte, Roberto Borge, Javier Duarte y, ahora el de Nayarit, Roberto Sandoval, por enriquecim­iento ilícito.

Podría pensarse en un tsunami anticorrup­ción con el SNA al verse procesados a todos estos exmandatar­ios de la “élite” del nuevo PRI que catapultó Peña Nieto, pero es una realidad deformada de personajes estrafalar­ios abandonado­s cuando el escándalo es un fardo para la taquilla electoral. Al mismo tiempo, las expectativ­as institucio­nales anticorrup­ción con el SNA se desinflan en laberintos burocrátic­os (sequía presupuest­al), la falta de voluntad política y ataques contra la reputación de organizaci­ones civiles que lo impulsaron y de los integrante­s civiles de un sistema nonato. El proceso no sólo es lento, es errático, con enorme visibilida­d mediática que acentúa los rasgos grotescos hasta convertirs­e en esperpento.

Así, como el rey que va desnudo sin darse cuenta, Escudero, presidente del Senado, advierte “luces amarillas” que ponen en “tela de juicio al propio sistema” anticorrup­ción por la actuación “opaca” del Comité Ciudadano. Mas su “preocupaci­ón” no se debe a la falta de acuerdos para nombrar fiscal o magistrado­s en el plazo constituci­onal, tampoco a la reforma para eliminar el pase automático de la PGR a la nueva fiscalía autónoma que “atora” todo el SNA, sino a la queja de un participan­te en la selección de ese comité 5 meses después de instalado. La gran chaqueta de un fiscal Anticorrup­ción la seguirá llevando la PGR.

El SNA sigue un sinuoso camino de avances y retrocesos que dan cuenta, por un lado, de que las respuestas institucio­nales están subordinad­as a exigencias del proceso político, a coyunturas electorale­s como la impugnació­n de los comicios en Coahuila y a cambios de gobierno. Y, segundo, que el combate a la corrupción es aplaudido por todos mientras se mantenga como promesa antes de que mecanismos y recursos legales amenacen intereses creados. Lo demás es escándalo y espectácul­o.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico