El Diario de Juárez

Tapas y salud

- Cecilia ester Castañeda Escritora ceccastane­da@hotmail.com

Yo he ido abriendo los ojos paulatinam­ente…muy paulatinam­ente. Por ejemplo, de niña creía que las ciudades podían crecer y crecer sin menoscabo alguno para el aire limpio o el cielo azul. Ya adulta imaginaba el cáncer una rara enfermedad de personas mayores. Ninguna de esas cosas es verdad, me temo.

Un día me di cuenta de que seguir construyen­do edificios en áreas antes despoblada­s implicaba eliminar poco a poco esos paisajes en los cuales me perdía soñando al viajar por carretera, que los sembradíos se convertían en fraccionam­ientos, que tener vehículo -o vehículose­n cada familia era también despedirse de jugar en las calles y acostumbra­rse convivir con el tráfico, el ruido y el smog.

El cáncer, supe luego, es una de las principale­s causas de muerte a nivel mundial, según la OMS. En México y el Municipio de Juárez es el tercer motivo de decesos, dicen datos de la Secretaría de Salud. Peor aún, en nuestro país constituye la segunda causa de muerte de menores de los cuatro a los 15 años, de acuerdo con la Facultad de Medicina de la UNAM.

Sí, el cáncer también puede atacar a niños de edad pequeña. Eso me lo dijo hace tiempo para sorpresa mía uno de los primeros presidente­s de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer local. Me contó, también, que una vez curado su hijo él había decidido seguir colaborand­o en la organizaci­ón tras darse cuenta de las difíciles situacione­s de algunas de las familias de los enfermos. Había incluso quienes venían de fuera de la ciudad, agregó, a fin de poder tener acceso a un tratamient­o prolongado y caro para sus hijos: eran familias sin servicio médico, de bajos recursos económicos y educativos.

Veinte años después, la actual Asociación de Padres de Niños con Cáncer y Leucemia (Apanical) sigue adelante en su labor de servicio, mientras que yo me he ido sensibiliz­ando sobre las necesidade­s de nuestra comunidad y las consecuenc­ias de un estilo de vida consumista.

Los tres temas coinciden, curiosa mente. Apa ni cal brinda apoyo a familias de menores con cáncer, la contaminac­ión genera da por tanto producto procesado está aumentando los índices de enfermedad­es y yo –esperome he vuelto más humilde respecto a las vicisitude­s de la vida.

Probableme­nte por eso valor o tanto el trabajo sostenido de la organizaci­ón.

Obtener el dinero necesario para las operacione­s sin fines de lucro es siempre complicado. Sin embargo, a nivel internacio­nal, los padres de niños enfermos de cáncer han sabido reinventar sus estrategia­s de recaudació­n de fondos, contribuye­ndo al mismo tiempo a reciclar.

De acuerdo con El Diario, en Ciudad Juárez actualment­e la campaña de recolecció­n de tapas de plástico puede significar hasta cinco mil pesos mensual es destinados al tratamient­o oncológico de más de 20 menores.

No se trata solo de respaldar a niños enfermos. Juntar esas tapitas de colores permite darnos cuenta de la cantidad de los productos desechable­s que tiramos a diario y hacer algo al respecto. en especial, los objetos tan pequeños como las tapas son difíciles de recoger una vez dispersos en la naturaleza. De ahí que impedir su acumulació­n como basura resulte todavía más crucial.

Una tapa limpia de agua, refrescos, lácteoso jugos-las tapas de productos químicos fuertes son difíciles de limpiar-es como una moneda, una moneda válida para contribuir ala salud de un niño y la limpieza de nuestro entorno. juntar las tapas por color, además, incrementa su valor cuando Apanical las vende por kilo.

Las donaciones se reciben en las oficinas de la asociación, en los centros comunitari­os y en algunos negocios, escuelas y dependenci­as municipale­s. Pero donar tapas debería ser una práctica mucho más generaliza­da, me parece. Su tamaño las vuelve manejables, livianas, fáciles de transporta­r. Hasta bonitas se ven.

Podrían juntarse en las institucio­nes educativas de todo nivel o en cuanto espacio público alcance na visitar regularmen­te los voluntario­s de Apanical, sirviéndon­os para fomentar una urgente cultura de reciclaje. El reciclaje, a su vez, es uno de los primeros pasos a fin de tener una ciudad más limpia.

Esas tapitas nos enseñan el poder que tenemos para contribuir en la lucha contra una enfermedad seria y nuestra responsabi­lidad en la conservaci­ón del medio ambiente. Están al alcance de todos.

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