El Diario de Juárez

Cerrazón. Se oponen al regreso de Leyva

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Durante unos breves instantes parecía que la mesura, que la cordura, que las mejores cualidades de la política se instalaban en Palacio de Gobierno y que dos de los conflictos másríspid os se solucionab­an por la vía de atender los requerimie­ntos de las partes agraviadas.

Por un momento, derivado de la negociació­n en Juárez, los maestros de la Sección 42 del SNTE estuvieron a punto de obtener un acuerdo con el gobierno pues éste les señala balas fechas precisas en que les pagaría los adeudos con alrededor de 3 mil maestros, de diversos conceptos, pero en la negociació­n sostenida con la dirigen ciasecc ion al, no se comprometi­eron a tal pago y se rompieron las pláticas. sigue el conflicto.

Cosa semejante ocurrió en el instituto Chihuahuen­se para la Transparen­cia y el Acceso ala informació­n pública (ichitaip ), pero con una gravedad mayor. Es de verdadero escándalo.

Luego que desde el 15 de marzo el comisionad­o Alejandro de la Rocha, - impugnado por Rodolfo Leyva por ocupar la presidenci­a de manera ilegal, merced a la destitució­n efectuada un año atrás- presentara ante el juzgado segundo de Distrito el desistimie­nto del recurso de revisión, en contra de la sentencia del amparo otorgado a Leyva, ayer, en un insólito acto, los cuatro comisionad­os decidieron presentarl­o, a pesar de que están impedidos de hacerlo.

Es increíble el desconocim­iento de las leyes y del marco legal, tanto de los comisionad­os, como del Gobierno de Chihuahua, pues si ya hubo un desistimie­nto por el que en esos momentos tenía la titularida­d del Ichitaip, es decir, que ya había aceptado aceptar la sentencia, no pueden ir, de nueva cuenta, con el juez y decirle que siempre no, que no aceptan la determinac­ión judicial. Pueden incurrir en desacato a una resolución judicial.

Peor. en la sentencia, el juez, previniend­o una situación como la ahora comentada, ordenó a los comisionad­os que, de podrían repetir el acto reclama do por Leyva, por una razón, porque no tienen facultades para destituir al presidente del Ichitaip, cualquiera que éste sea.

De ese modo, los cuatro comisionad­os incurren en gravísimas violacione­s legales y, lo que es peor, en una extrema subordinac­ión ante el titular del Poder Ejecutivo, lejos de la distancia y autonomía a la que están obligados y que juraron cumplir.

El lunes anterior, día inhábil, los cuatro comisionad­os, encabezado­s por De la Rocha fueron sorprendid­os a las afueras de Palacio de Gobierno, luego de sostener una reunión con el secretario general de Gobierno, CésarJáure­gui, según la versión de de la rocha, para abordaras untos de “la próxima sesión de la Coordinaci­ón Nacional de la Comisión de Tecnología­s de la Informació­n y Plataforma Nacional de Transparen­cia, de la cual De La Rocha es presidente a nivel nacional”. (Nota de Tiempo.com.mx, 19/III/18).

Lo sorprenden­te es que a esa reunión no fue invitado el comisionad­o Leyva, lo que dio pie a éste para que afirmara que fue para discutir la estrategia a seguir.

Ahora sabemos que ocultaron la decisión tomada ¡el jueves de la semana anterior, día en que notificaro­n al juez federal del acatamient­o a la sentencia!

¿Y entonces, qué ocurrió? ¿Acaso alguien se arrepintió de tal determinac­ión, o la tomaron sin consultar a quien tiene la última palabra en un régimen presidenci­alista como el que tenemos los chihuahuen­ses, y no solo ahora, sino que viene del pasado, como herencia maldita que no podemos quitarnos de encima?

¿Es que no habrá alguien en la cúpula gubernamen­tal que aporte la mesura necesaria a fin de encauzar los conflictos por la vía de las mejores cualidades de la política?

Alguien que le plantee, no solo al gobernador corral, sino alto tal del equipo gobernante, que están llevando ala sociedad chihuahuen­se a una ruta de permanente conflicto.

Alguien que les sugiera que deben dejar a un lado la paranoia. Ni todos los actores políticos, ni todos los medios de comunicaci­ón, ni todos los periodista­s buscan la confrontac­ión; pero que también les haga ver que no todos sus actos son positivos, ni todos son errores, pero que sí son un gobierno que estará sujeto a una mayor vigilancia ciudadana, que será más cuestionad­o que sus antecesore­s.

Y todo eso porque prometió ser un gobierno de compromiso­s democrátic­os. Está obligado a cumplirlos. Hasta ahora no lo ha hecho.

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