Niños en los toros
El debate sobre la presencia de niños en espectáculos violentos se retomó a raíz de que, según notas periodísticas, el Ayuntamiento de Chihuahua prohibiera la asistencia de menores de 18 años de edad a corridas de toros en acatamiento de leyes estatales. Al parecer, dicha política tuvo su origen en una recomendación hecha al estado mexicano en el 2015 por el comité de los derechos del Niño adscrito a la ONU.
No creo que sea posible llegar a un acuerdo entre las dos postura sal respecto. la tauromaquia es un tema demasiado polarizado:o es“la fiesta brava” ola masacre de un animal torturado; escultura, un deporte incluso, o un espectáculo sangriento.
“No sé en qué Chihuahua vivimos”, dijo a El Diario el matador de la capital del estado Antonio García Mariñelarena. “La verdad, pensé que era un Chihuahua libre, donde uno podía expresar sus cosas y creo que es una cultura mexicana cien por ciento la fiesta de los toros”.
En cambio, en una campaña de las redes sociales a favor de la legislación, el año pasado se leía en Twitter: “Ministros de la @SCJN, en sus manos está el destino de miles de animales. La prohibición de eventos taurinos es constitucional, voten a favor de la paz. méxico necesita un ambiente sano y libre de violencia”.
En el actual entorno en nuestro país, sin embargo, conviene analizar si la práctica de corridas de toros contribuye a perpetuar actos de violencia entre las generaciones jóvenes.
Antes que nada debo aclarar no ser partidaria de la tauromaquia y considerarla un obsoleto vestigio colonial. Pero no en balde la Plaza México es la más grande del mundo, chihuahua es una región ganadera, Ciudad Juárez ha sido pionera como plaza taurina. Yo misma tengo conocidos cercanosaficionado sal os toros y llegué a ira una corrida a insistencia-mucha insistencia-de algún novio.
No creo que presenciar este tipo de eventos convierta por sí mismo a una persona en alguien más propenso a actos agresivos ni al maltrato de animales, de la misma manera como simplemente jugar a las guerritas no transforma a los niños en usuarios de armas largas .( de he ch o,g ar cía Mariñ el arena asegura a el diario agradecer a los toros haberse salvado de las drogas que llevaron a la muerte a sus compañeros de secundaria).
Todo forma parte de un todo. influyen el sistema general, la situación particular y la disposición personal, dirían los sicólog os. Cuando estas tres variables facilitan la violencia es cuando vienen los problemas.
Como parte del sistema, nos encontramos en un momento histórico cuando se glorifica la agresividad, vivimos en un país con un Estado de Derecho vulnerable y somos producto de una tradición en la que los animales son considera dos especies inferiores a las cuales derrotar, explotar o eliminar.
La situación específica cambia constantemente. Por ejemplo, un soldado en un conflicto bélico, un adolescente en compañía de amigos del sexo masculino y una luchadora de artes marciales compitiendo en un torneo pueden ser estimulados para actuar en forma más violenta que cuando están con su familia.
Y las experiencias personales acumuladas desde la infancia marca na cada quien de manera diferente. por ello, alguien acostumbrado al diálogo responderá de forma distinta a su vecino criado entre gritos y golpes. Si un niño vive en un hogar donde se cuida a las mascotas respetará más a los animales que si ve a sus padres golpear o, peor aún, envenenar perros.
En este contexto tripartita debemos ubicar las corridas de toros.
También hace falta tener en cuenta que en la actualidad los menores están creciendo con un bombardeo de estímulos violentos. Como padres, es necesario contrarrestar esos mensajes a fin de no criar hijos traumados o desensibilizados para quienes la agresividad sea un acto normal. Las extremasconsecuencias de no hacerlo aparecen a diario en las noticias.
Cuando el toro de lidia sea tratado con respeto, supongo, los animales serán sacrificados asimismo con métodos más humanitarios en el rastro. Mientras tanto me parece mejor no sumarla tauromaquia a la larga lista de escenas sangrienta sal alcance de los ojos de los niños, sobre todo de los pequeños.
A su generación, aún más que a la nuestra, le resulta indispensable aprender a convivir en paz con la naturaleza.