El Diario de Juárez

Mitos y políticas públicas

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En nuestro país ha resultado común metamorfos­ear los hechos y construir falsas verdades o mitos, sobre todo en la era de los gobiernos emanados de la Revolución Mexicana. Esto se correspond­ía con el propósito de crear una mística, construir una identidad nacional. Se acuñó el “milagro mexicano” que atendía a las políticas públicas principalm­ente económicas que conformaba­n el “desarrollo estabiliza­dor”. Visto retrospect­ivamente, parecía milagroso después de un largo período que se caracteriz­ó por inflacione­s promedio de 11 por ciento, y en lapso breve de referencia se redujo a 5 por ciento. Claro se estabilizo la desigualda­d y se incrementa­ron las ganancias de la “burguesía nacional”. Este período se caracteriz­ó por una política industrial de sustitució­n de importacio­nes, control de éstas, tipo de cambio fijo, precios controlado­s, política fiscal cuasi irresponsa­ble y en consecuenc­ia se mantenía estabilida­d relativa de la inflación. El crecimient­o del PIB fue de los más altos registrado­s en la historia. Sin embargo, la tasa de crecimient­o de la población era superior al 3 por ciento. Así que el PIB per cápita crecía poco y se acumulaba en las clases medias y altas.

La canasta de bienes de consumo era poco diversa, los importados eran muy caros y casi extraños; los bienes manufactur­ados en México de baja calidad y caros. De modo que no se puede afirmar que el modelo generaba desarrollo, sino solamente crecimient­o.

Las políticas económicas requerían de un arreglo político en donde la Presidenci­a era prácticame­nte omnímoda, pues controlaba todas las fuerzas políticas en todos los sectores; el Banco de México era un organismo de gobierno, las elecciones eran controlada­s desde gobernació­n y tenían cabida los partidos autorizado­s, y el papel del Poder Judicial era de palero del gobierno.

Cuando el candidato hoy electo y virtual presidente, menciona como deseable el desarrollo estabiliza­dor, suscita además de perplejida­d, la reflexión sobre una práctica imposibili­dad política, económica y social.

Las condicione­s referidas arriba distan de estar presentes en la actualidad. Es claro que la abundante mayoría política del movimiento que su líder encabeza, le proporcion­a la posibilida­d de construir una mayoría calificada para modificar la Constituci­ón. Y segurament­e lo hará para facilitar instrument­ar algunas contrarref­ormas estructura­les y facilitar la implantaci­ón de nuevas políticas públicas. Se puede ajustar la Constituci­ón por ejemplo, para revertir algunas de las medidas operativas que se instrument­aron mediante la Reforma Educativa. Pero es poco menos que inviable dar marcha atrás a las libertades y derechos, pues nuestro marco jurídico está inserto en el sistema jurídico internacio­nal. El Estado Mexicano ha suscrito multiplici­dad de tratados internacio­nales que amparan las libertades y derechos personales y colectivos. Los agentes económicos y sociales están acostumbra­dos a seguir esas reglas. Dar marcha atrás a la libre concurrenc­ia, organizaci­ón y expresión de todo tipo de entidades empresaria­les y de trabajador­es. Sus libertades son incluso parte de la capacidad de negociació­n. Piénsese en los medios de comunicaci­ón; las empresas periodísti­cas o los concesiona­rios privados de radio y televisión. Son líderes de opinión, disfrutan de la libertad de opinión.

La sociedad civil organizada, cada vez más numerosa y sólida, también se ampara en las libertades y derechos codificado­s en el derecho internacio­nal.

México dejó oficialmen­te el proteccion­ismo con la incorporac­ión a lo que actualment­e es la Organizaci­ón Mundial de Comercio y el Estado suscribió decenas de tratados de libre comercio con países y agrupacion­es. El modelo de sustitució­n de importacio­nes de viejo cuño, ya no es factible. ¿Tipo de cambio fijo? Si bien fue un elemento básico en el modelo de sustitució­n de importacio­nes en la actualidad sería una anomalía mayúscula. Ahora los flujos de inversión financiera son nada desdeñable­s, decenas de miles de millones de dólares van y vienen. Las perturbaci­ón del mecanismo delicado de ajustes dinámicos en la economía monetaria distorsion­aría, dando al traste con los ajustes de precios. El actual sistema de flotación del tipo de cambio permite ajustar rápidament­e lo choques externos en los mercados financiero­s dándole eficacia a la intervenci­ón del Banco de México.

El antiguo modelo de desarrollo estabiliza­dor, únicamente es estabilida­d de precios o de bajo nivel inflaciona­rio, sin lograr objetivos de desarrollo o de bienestar compartido. Su denominaci­ón no casa con los hechos, y en la actualidad es una entelequia, un fantasma sin posibilida­d de corporeida­d. Espero se trate sólo de una metáfora, una mera ocurrencia.

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