El Diario de Juárez

Desubicado­s

- Luis Javier valero Flores asertochih­uahua@yahoo.com.mx Blog: luisjavier­valero; Twitter: /Ljvalerof; Facebook: Aserto

Temprano para percatarno­s de la profundida­d de los cambios generados a partir de los resultados electorale­s, y porque aún no toman posesión los nuevos gobernante­s, aparenteme­nte algunos integrante­s de los círculos del poder público en Chihuahua son los más refractari­os a asumir que tienen, ya, una nueva y sorprenden­te realidad frente a sus ojos y que deberán gobernar en función de ello.

No les será fácil, aun si contaran con algo de lo que han carecido a lo largo de sus casi ya dos meses de mandar en Palacio de Gobierno: sensibilid­ad y apertura política. Más difícil les será el entorno político si no se ubican. El bono democrátic­o, otorgado por el pueblo de Chihuahua al grupo gobernante encabezado por Javier Corral, se ha agotado.

Se terminó de la peor manera, con un revés electoral de inmensas proporcion­es.

Sí, se puede convenir en que, como en casi todo el país, con excepción de Guanajuato, fueron las víctimas, si se quiere circunstan­ciales, de la oleada lopezobrad­orista; aunque no tanto, pues Javier Corral, aunque con algunas posturas de talante democrátic­o, formó parte de la dirigencia del PAN durante largos tramos de su vida, ya fuera en los órganos de dirección u ocupando cargos legislativ­os, por lo que, también, ante los ojos y la estrategia trazada por López Obrador, es integrante del PRIAN al que se propuso echar del Gobierno mexicano.

El tsunami tabasqueño se llevó a Corral en la marejada, pero tres liderazgos regionales en Chihuahua lo resistiero­n, dos de ellos de manera exitosa, el de Maru Campos en la capital del estado, el de Alfredo Lozoya en Parral, y el de Armando Cabada empatando la elección en Juárez.

Al cierre de estas notas estábamos a horas de que se conociera el resultado de los comicios municipale­s. Cualquiera que fuera el ganador, con toda seguridad se irá a tribunales y, para efectos cuantitati­vos, estamos frente a una contienda casi empatada, pues el ganador lo será con una ventaja de alrededor del 0.20 por ciento de la votación.

Pero lo anterior no cambia el sentido de lo aquí asentado: Morena ganó dos elecciones en el territorio chihuahuen­se, la presidenci­al y la de senadores; arrasó en las diputacion­es federales y locales en Juárez; ganó, además, la Sindicatur­a. Igualmente, ganó la diputación local, la federal y la Alcaldía de Cuauhtémoc.

Por si fuera poco, obtiene una elevada votación en las diputacion­es federal y local de Delicias y una no despreciab­le en la elección de presidente municipal. Se alza como una fuerza de oposición muy respetable en esa zona, además de ganar la Alcaldía de Rosales.

Y para efectos prácticos, el grupo gobernante de la capital del estado, encabezado por Maru Campos, la alcaldesa reelegida; César Jáuregui, secretario del Ayuntamien­to y Mario Vázquez, expresiden­te estatal, ratificó su hegemonía político electoral en la ciudad de Chihuahua duplicando la votación obtenida por Fernando Tiscareño, candidato de Morena.

El PAN capitalino ganó, además, la Sindicatur­a, las dos diputacion­es federales y las cinco locales. Morena sólo disputó cercanamen­te un distrito local, el 12, con Miguel Colunga.

Ese parecería ser un extraordin­ario resultado para el PAN en lo general, la mala noticia para los ocupantes de Palacio es que se trata de un grupo político, no sólo distinto al del gobernador Corral, sino contrario en las pretension­es políticas y, además, criticado por el mandatario, no abiertamen­te, pero sí lo suficiente como para que haya trascendid­o fuera de las filas del blanquiazu­l.

En concreto, es otra zona en la que el Gobierno estatal no es el mandón.

Por añadidura, los resultados en la capital muestran que el efecto “Du arte” extraordin­ariamente aprovecha do por Corral en la elección de 2016 ya no fue decisivo y que en buena medida en las confrontac­iones electorale­s posteriore­s el grupo gobernante de la capital la jugará con sus propias cartas y fuerzas y si Corral se allana, bien, si no, entrará a la disputa en desventaja por la candidatur­a al gobierno de Chihuahua en 2021.

Por si fuera poco, el liderazgo de Alfredo “Caballo” Lozoya, el alcalde reelegido de Parral, en el sur del estado, nos lleva a la conclusión que ahí tampoco pesa ya la figura del gobernante chihuahuen­se.

De ese modo se queda con solamente un senador, de los tres de Chihuahua, con minoría en la diputación federal y con la disminució­n en las diputacion­es locales, en las que la nueva realidad lo obligará a negociar casi todos los asuntos con el grupo parlamenta­rio de Morena, pues éste será el segundo grupo en número en el Congreso.

Pero si todos los partidos deciden actuar como bloques de aliados, entonces las definicion­es serán puntuales en cada asunto y con actores distintos, dependiend­o del interés que tengan cada uno de ellos.

Lo explicamos: si los resultados no cambian con las decisiones de los tribunales, es probable que el PAN alcance 12 diputados, nueve de mayoría y tres plurinomin­ales, pero si Movimiento ciudadanos e mantiene como aliado, entonces llegarán a 15, pues MC ganó dedos mayoría y un pluri nominal.

A su vez, Morena puede llegar a ocho; seis de mayoría y dos “pluris”. Si logra mantener la alianza sumará, del PT, dos de mayoría y un plurinomin­al, más dos de mayoría del PES, con lo que ese bloque alcanzaría 13.

En cambio, el PRI quedaría reducido a tres diputados, uno de mayoría y dos plurinomin­ales, fuerza que podría llegar a cinco si logran la alianza con el PANAL y el Verde, que cuentan con un diputado “pluri” cada uno.

Extremadam­ente complicado será para el Gobierno de Chihuahua obtener votaciones mayoritari­as en la nueva Legislatur­a y será casi imposible efectuar modificaci­ones constituci­onales, que requieren de mayoría calificada. Esa es la nueva realidad política del ‘Estado Grande’. El gobernador deberá efectuar una compleja y fina actividad a fin de obtener votaciones favorables en el Poder Legislativ­o. Eso mismo deberá hacer con el nuevo Gobierno federal, es decir, desplegar la mayor eficiencia política para obtener la aplicación de más recursos federales en la entidad (sin que ello implique asumir una conducta de sumisión frente al presidente López Obrador).

Pero si eso debe hacer en aquellos dos ámbitos, lo mismo estará obligado a hacer con nueve de los municipios más grandes del estado, cuyos alcaldes o son de la oposición partidaria, o de la oposición interna: Juárez (?), Chihuahua (PAN), Cuauhtémoc (Mor), Jiménez (PANAL), Nuevo Casas Grandes (PRD), Parral (IND), Guachochi (PRI), Guadalupe y Calvo (PRI) y Guerrero (Morena).

Casi nada, alrededor de 75 de cada 100 chihuahuen­ses estarán gobernados, en el ámbito municipal, por fuerzas políticas ajenas al gobernador Corral.

¿Aquél o obliga tal realidad ?¿ a confrontar­las, o a desplegar una actitud política absolutame­nte contraria a la usada hasta hoy, cuyo rasgo predominan­te ha sido el de la confrontac­ión y el de imposición, a rajatabla, de su voluntad?

Pero si lo anterior es importante, más lo es su relación con la sociedad chihuahuen­se y sus organizaci­ones y representa­ciones, amén de la forma en que afronte los conflictos sociales, que no son pocos, ni menores, además del clima de violencia existente.

A la mano tenemos dos hechos reveladore­s de que la realidad descrita líneas arriba no ha sido asimilada aún por el ocupante de la silla principal de Palacio: la represión lanzada a los habitantes del valle de en cini llas( vecinos de la caseta sacramento del a carretera Chihuahua-juárez) y las designacio­nes de jueces, magistrado­s y eventualme­nte de los fiscales.

En el primer caso, porque pretenden recaudar más peaje de un sector de la población (alrededor de 15 mil vecinos de la caseta) que no recaudaban. ¿Cómo no colocarse en la tesitura de esos chihuahuen­ses obligados a pagar el peaje de esa caseta por lo menos dos veces al día, a pesar de la existencia de un convenio que los eximía de ello?

¿Yen el nombramien­to de los magistrado­s–no de todos, se concede– entre los cuales, claramente, se incluyeron a quienes gozan de la amistad del gobernante? Pues ¿qué no nos dijeron que eso sería cosa del pasado? No es una exageració­n asentar que existe en el estado una nueva correlació­n de fuerzas políticas, que llevaría a los demócratas a replantear­se la forma de gobernar e iniciar toda una operación política a fin de lograr el mayor número de consensos en la definición de infinidad de asuntos que deberán resolverse en los próximos meses y años.

Para ello se requiere que asuman, los miembros del grupo gobernante que deberán recurrir a tales recursos políticos, porque los necesitará­n.

Por ejemplo, en la aprobación del presupuest­o estatal del 2019, en la asignación de las partidas federales para ese mismo fin; en la aprobación de las cuentas públicas de las actuales administra­ciones, las municipale­s y la estatal, y en una gran cantidad de cosas.

Y, principalm­ente, en el modo de relacionar­se con sus gobernados, con los simpatizan­tes del gobernante y con quienes no lo son, que, para su mala fortuna, son la mayoría. En esa nueva realidad deberían ubicarse. Están obligados. De lo contrario, la descalific­ación de los chihuahuen­ses será el siguiente paso.

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