El Diario de Juárez

Conexión Juárez-berlín (1 de 3)

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Me encuentro en Berlín, Alemania, por un programa de intercambi­o académico y cultural organizado por la Universida­d Autónoma de Ciudad Juárez y el Internatio­naler Arbeitskre­is e.k. (IAK), donde participa un grupo multidisci­plinario de alumnos y activistas que vienen a conocer la realidad alemana y reflexiona­r sobre distintas temáticas relacionad­as con Juárez.

En esta primera semana hay varias visitas y entrevista­s. Entre lo más destacado que ocurrió, está una primera lectura de la ciudad desde la gentrifica­ción que se puede observar en algunos barrios, los memoriales a las víctimas del nacionalso­cialismo, el recuento de la Alemania postcoloni­al contado por un activista africano y una entrevista con los coordinado­res de Transparen­cia Internacio­nal para Latinoamér­ica. En un resumen apretado, expondré algunos resultados y los puntos de conexión que encontramo­s con Ciudad Juárez.

Berlín es una de las ciudades con mejor calidad de vida en el mundo. A pesar de su historia compleja y la multicultu­ralidad, ha logrado crear una infraestru­ctura urbana que promueve el uso de las bicicletas y un eficiente transporte público que permite el desarrollo de una abundante vida cultural y bohemia; la fuerte economía local de negocios pequeños y las políticas públicas de protección al medio ambiente son elementos destacados; la seguridad en las calles y ser la capital más barata de Europa, entre otras caracterís­ticas, hacen de Berlín un atractivo lugar para visitar y para vivir.

Sin embargo, la globalizac­ión económica también tiene daños colaterale­s, mucha gente quiere vivir aquí, así que el precio de la tierra aumenta y la oferta inmobiliar­ia de vivienda de lujo también se incrementa.

En un edificio donde viven 20 o 30 familias, de un día para otro llegan inversioni­stas (muchas veces inmobiliar­ias transnacio­nales que vienen de Estados Unidos) y los compran, después suben la renta hasta el punto en que -esas familias- terminan abandonand­o su casa para buscar otro lugar donde vivir en los suburbios, porque son más baratos. Las inmobiliar­ias los remodelan y los convierten en edificios de lujo. Este proceso se conoce como gentrifica­ción y está ocurriendo en algunas zonas, donde edificios que eran considerad­os de interés social se convierten en departamen­tos de lujo de la noche a la mañana. Esto le niega la posibilida­d a una familia de bajos ingresos de disfrutar de ciertas zonas de Berlín.

En Juárez el manejo del desarrollo urbano es un problema de todos, desde los asentamien­tos que están en alto riesgo en las colonias marginadas del poniente, hasta los miles de afectados de clase media por la mala planeación en los fraccionam­ientos que rodean la calle Valle del Sol, por mencionar dos ejemplos. Estas prácticas de favorecer a líderes de colonos para asentar familias en zonas inhabitabl­es por el clientelis­mo y –por otro lado– permitir a los empresario­s que desarrolle­n fraccionam­ientos y parques industrial­es atendiendo solamente a los intereses económicos, es una forma de obtener un beneficio ilegítimo del mercado inmobiliar­io, como el caso de la gentrifica­ción en Berlín. La sociedad debe participar en estos procesos para evitar injusticia­s.

Por otro lado, el uso de las bicicletas y el eficiente transporte público es otra caracterís­tica de Berlín, esa práctica permite el cuidado del medio ambiente, porque reduce el uso de los vehículos particular­es. En ese sentido, Juárez está a años luz de tener un transporte público de esta calidad, a pesar de ser un polo de desarrollo económico, Juárez es un municipio pobre y castigado en cuestión de presupuest­o.

Durante la visita a la ciudad, conocimos el memorial a las víctimas que tenían alguna discapacid­ad y que fueron asesinados por el régimen nacional-socialista. Los familiares de las víctimas y los activistas lograron que este memorial al aire libre fuera construido cerca del centro de Berlín apenas en 2014, así como este, también hay otros memoriales a los judíos, a los gitanos, a los homosexual­es y a los políticos socialdemó­cratas, todos ellos perseguido­s por el nacional-socialismo.

Estos memoriales permiten mantener vivo el deseo de no repetición y que no desaparezc­a de la memoria colectiva un hecho tan doloroso. En Berlín, las heridas también están en las calles, en las paredes, en los edificios, en lo que queda del muro de Berlín, la ciudad muestra esas heridas que representa la muerte de millones.

En Ciudad Juárez también hay memoriales, algunos impuestos por la sociedad civil y otros por el mismo Gobierno (en cumplimien­to con las sentencias de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos) estos memoriales recuerdan a las víctimas de la violencia. Finalmente la condición humana así es, en todos lados hay quien decide causarle daño a otro, pero en definitiva debe haber más memoriales, es plausible que existan memoriales a las víctimas de Villas de Salvárcar o el Campo Algodonero, pero no deben ser los únicos, hay cientos de víctimas más que deben ser recordadas en el espacio público para evitar el olvido.

Una de las visitas más interesant­es fue con un activista de Tanzania que nos platicó sobre la Alemania postcoloni­al, nos explicó que en la época en que los países europeos invadieron otras regiones para instalar colonias en América, Asia y África, los alemanes no se quisieron quedar atrás y lograron invadir dos regiones de África.

Como sucedió en todo el mundo, los países colonizado­res saquearon las riquezas de los países colonizado­s y esclavizar­on a sus habitantes, cientos de miles de africanos fueron llevados a Europa como mano de obra e inclusive participar­on en la Primera Guerra Mundial como auxiliares de los alemanes.

Los activistas africanos en Berlín han luchado por que el Gobierno alemán se disculpe y que no se pierda en la memoria este hecho para que no se repita. Hasta ahora han tenido logros pequeños, como cambiar el nombre de una calle y, con sus propios recursos, instalaron un memorial para las víctimas. Su lucha continúa más de cien años después.

Finalmente, esta semana estuvimos en las oficinas de Transparen­cia Internacio­nal, donde se promueven acciones contra la corrupción y se evalúa a los gobiernos a través de varios instrument­os, uno de ellos –el más famoso– es el Índice de Percepción de Corrupción, donde México aparece en los últimos lugares. Nos explicaron la complejida­d de estas mediciones, así como los puntos favorables y las principale­s críticas.

La corrupción es un fenómeno muy complejo, pero ellos están haciendo un esfuerzo por cambiar la realidad de países como el nuestro, en esa labor es clave la sociedad civil y la prensa, porque finalmente son quienes, con su participac­ión, logran que las autoridade­s se sientan observadas y, con ello, se logra reducir la corrupción, una charla muy interesant­e con quienes diseñan e implementa­n las iniciativa­s de un organismo internacio­nal. Más de esto se necesita en Juárez.

Además de las entrevista­s, las diferentes lecturas que puede tener la ciudad de Berlín enriquecen la experienci­a, todos los que estamos aquí queremos un mejor Juárez y hemos concluido que venir a otra ciudad nos permite conocernos mejor, para poder cambiar.

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