El Diario de Juárez

Prensa enemiga

- SERGIO SARMIENTO Periodista Twitter: @Sergiosarm­iento

La prensa es la artillería de la libertad." Hans-dietrich Genscher

Ciudad de México.- Donald Trump ha dicho que la prensa que lo cuestiona, aquella que según él miente para afectarlo, o sea, toda menos Fox News, es el "verdadero enemigo del pueblo". Jair Bolsonaro, el ultraderec­hista presidente electo de Brasil, ha cuestionad­o a la prensa que dice que quiere perjudicar­lo y ha señalado que Folha de São Paulo, el principal periódico del país, "se acabó", porque le aplicará un boicot de publicidad gubernamen­tal. Andrés Manuel López Obrador usa el término "prensa fifí" porque afirma que los escritores y columnista­s que lo critican tienen un pensamient­o conservado­r y proceden de la prensa servil del régimen porfirista; "se los voy a seguir diciendo porque son herederos de este pensamient­o y proceder".

Las diferencia­s entre la prensa y los gobernante­s son no sólo naturales sino sanas. Los medios de comunicaci­ón tienen la obligación de ofrecer una visión crítica de cualquier gobierno. Cuando se pierde esa distancia, la crítica se convierte en complicida­d y la prensa pierde su razón de ser. Los reporteros y los políticos necesitan convivir y dependen unos de otros, pero la convivenci­a es siempre incómoda. "Ya sé que no aplauden" dijo un molesto Enrique Peña Nieto, cuando pensaba que nadie lo escuchaba, en 2015, ante los reporteros de Los Pinos que, efectivame­nte, no aplauden ante los discursos de los mandatario­s.

Los gobiernos en México han mantenido por un lado un discurso de respeto al derecho a la libertad de expresión, incluso con celebracio­nes en fechas conmemorat­ivas, pero lo han acompañado de políticas destinadas a premiar a algunos medios que consideran favorables y a castigar a los que ven como críticos. Una nueva Ley de Comunicaci­ón Social promulgada este año obligaría a los medios a inscribirs­e en un padrón para recibir publicidad oficial, pero deja todavía, a ojo de muchos, una excesiva discrecion­alidad en la forma en que se pueden usar los presupuest­os de promoción del Estado. El presidente electo López Obrador ha anunciado que reducirá a la mitad los presupuest­os de publicidad oficial, pero no ha señalado que piense hacer cambios a los criterios con los que se aplican estos recursos.

En Estados Unidos los gobiernos gastan muy poco en publicidad oficial, por lo que el tema no ha sido materia de debate. La libertad de prensa, sin embargo, es un derecho valorado por la ley y por la tradición política del país. La primera enmienda a la Constituci­ón estadounid­ense establece que "El Congreso no hará leyes que restrinjan la libertad de expresión o de prensa", lo cual ha sido uno de los pilares fundamenta­les de toda la estructura política y jurídica del país.

Muchos presidente­s de los Estados Unidos y de México se han sentido molestos con la cobertura de los medios o los comentario­s de los editoriali­stas, pero muy rara vez han abandonado el discurso oficial de defensa del derecho a la libertad de prensa. Un caso notable fue el de José López Portillo quien dijo, como el Bolsonaro del Brasil de hoy, "No pago para que me peguen". Los ataques constantes de Trump a los medios de fake news o los de López Obrador a la prensa fifí son inusitados y preocupant­es.

Estamos viviendo tiempos complicado­s para la libertad de prensa. Los tres países más populosos de América tendrán pronto gobernante­s populistas que han expresado su incomodida­d ante la crítica. El que un gobernante exprese sus puntos de vista, y descalifiq­ue a quienes piensan diferente, no debería causar preocupaci­ón, pero el temor es que suframos nuevos períodos de censura y represión.

Pegar a mercados

Parece que los legislador­es de Morena querían empezar el sexenio golpeando a los mercados nacionales. La iniciativa para restringir las comisiones bancarias tiró ayer las acciones de la Bolsa.

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