Otro asesinato que desnuda la incompetencia
El contexto de violencia sin límites que enfrenta Chihuahua obliga al manejo del tema a riesgo de ser reiterativos, más aun con el desenlace fatal de Ricardo Caraveo Vallina, integrante de una respetada familia empresarial chihuahuense, y el torpe manejo en materia de seguridad por parte de la autoridad responsable.
No se explica tanta reticencia de Javier Corral a realizar cambios. Es palmaria la ineficiencia del fiscal general César Peniche y del titular de la Comisión Estatal de Seguridad, Óscar Aparicio Avendaño.
La incursión de Peniche en televisión nacional con un discurso demagógico de seguridad, que evidencia aún más esa falta de resultados, forma parte de una estrategia agotada por parte de la administración estatal.
No dan para más. Es un asunto que tiene que ver con la manera de enfrentar al crimen y el manejo interno, con un hostigamiento y presión continuo que revienta y pone en riesgo a su propio personal.
Óscar Aparicio en decisiones polémicas y verdaderamente sorprendentes, cuando ordena a sus agentes resguardarse en las instalaciones mientras afuera, en las calles de Gómez Farías, los delincuentes matan a diestra y siniestra a población indefensa, en un asunto donde –cómplice de la irresponsabilidad– la Secretaría de la Función Pública encuentra que no hay elementos para responsabilizar a los mandos policiacos y busca chivos expiatorios en los indefensos y vapuleados policías.
Hay en este tema de seguridad evidentes paradojas: por un lado se descobija a asuntos internos para evitar indagaciones profundas y castigo a la corrupción interna, y por el otro se persigue y hostiga a los agentes policiacos, quitándoles arbitrariamente sus aparatos celulares en busca del autor de la “operación guano”.
El hostigamiento llega a niveles inaceptables y riesgosos. La nueva es que los oficiales deberán vestir de civil de sus casas a la oficina para –supuestamente– evitar ataques.
En la cúspide de la irresponsabilidad probablemente esto es lo que cala más hondo en los oficiales, la falta de apoyo institucional. El abandono con el cual deben realizar sus tareas todos los días, arriesgando su vida y la de sus familias.
*** Ricardo Caraveo Vallina pertenece a una de las familias con mayor tradición, arraigo y reconocimiento no sólo en la ciudad de Chihuahua, sino a nivel estatal y nacional. El apellido Vallina mueve a sentimientos encontrados, pero nadie puede negar su importancia en la construcción emprendedora y visionaria de negocios que han generado empleos y desarrollo.
Familia originaria de España, por ambas ramas, Vallina y Lagüera, construyó su fortuna mediante décadas de esfuerzo tras su llegada e instalación en Monterrey y posterior traslado a Chihuahua.
Cementos de Chihuahua, Avena de Chihuahua, Celulosa de Chihuahua, inversiones en ferrocarriles, creación de un banco, su aportación al nacimiento y fortalecimiento del Tecnológico de Monterrey, hablan por sí solos de la aportación de esta familia al crecimiento y desarrollo de la entidad.
El apellido pesa entonces. Y si es así, ¿cómo es posible que haya existido tanta ligereza en las investigaciones, incluso desatenciones hacia la familia?
Ningún contacto ni consideración tuvieron desde Corral hasta Peniche con la familia del empresario asesinado. Entre tanta violencia que agobia al estado para ellos ocurrió como un caso más.
El asunto es simple, si en el caso de una persona de un apellido tan poderoso hay omisiones en las indagatorias, ¿qué pasa con el resto de los ciudadanos? Inermes, desprotegidos, abandonados a la buena de Dios.
Eloy Vallina, el tío de Ricardo, y cabeza más prominente de la familia, acaba de estar con el gobernador en el evento de sustitución de Desarrollo Económico A.C., donde Corral tomó la protesta y entregó un reconocimiento al empresario. Cercanía se supone existe. Por tanto no se entiende la actuación lamentable de la Policía y del propio mandatario estatal en este caso.
Ricardo Caraveo desapareció hace más dos meses a bordo de una pickup en Cuauhtémoc, zona de extorsiones, secuestros, desapariciones y ejecuciones múltiples. Permanece la región bajo el mando único de la Policía Estatal. No se supo más de él hasta que fue encontrado muerto en una brecha del Campo Menonita 25.
Es la historia de 20 mil 87 personas que han desaparecido del 2007 al 2017 en la entidad, de los cuales el diez por ciento continúa en ese estatus, con la angustia y temor presente de sus familias. Chihuahua está en los primeros lugares en el rubro, particularmente por extorsión y secuestro.
Súmense a ello los primeros lugares en homicidio violento y feminicidio, de acuerdo con las tasas de delito que da a conocer el Secretariado de Seguridad Pública; estamos frente a una verdadera crisis que no existe en nuestros funcionarios. Para ellos la violencia es nacional y en parte responsabilidad de los medios de comunicación.
*** En el contraste, Peniche se sube a la televisión nacional a dar una explicación de la inseguridad y toma, por supuesto, el camino fácil. Lo que ha aprendido de su jefe, echar la culpa al de en frente.
Se olvidaron de que la promesa de campaña era recuperar la tranquilidad y seguridad de los chihuahuenses. Hoy siguen con el discurso de que es la impunidad la madre de todos los crímenes y la delincuencia. Por supuesto, también la falta de recursos económicos.
En la Ciudad de México son las entrevistas a modo de Peniche con Loret de Mola; allá con el entrevistador no pasa nada.
Pero a mil quinientos kilómetros de distancia, acá en Chihuahua, la narrativa de la semana es bastante ilustrativa para echar por la borda los pretextos de la ineficaz administración estatal.
Hace ocho días Juárez se tiñó de rojo con dos decenas de ejecuciones en tres días. Luego a media semana fue Chihuahua, incluido el asesinato de cinco personas la madrugada de ayer.
En ese contexto, las pifias imperdibles: la supuesta liberación de Salgueiro y el gran operativo montado para la detención de “El 300”, que terminó siendo un arresto por infracción vial. Inteligencia fortuita y casual.
Ni qué decir de la negociación en lo oscurito con el alcalde Carlos Tena, precisamente en Cuauhtémoc, con un jefe policiaco de perfil militar para encabezar el mando único en la zona, cesión indispensable a contrapelo y malestar interno en Morena.
Se cierra la semana con el hallazgo del cuerpo del reconocido empresario, en una estela de sucesos que significan una desatención al tema, a la cual no se encuentra sentido ni razón. Se ha querido encontrar explicación en la falta de arraigo y cariño por Chihuahua de los mandos policiacos. Ni Peniche ni Aparicio son originarios de la entidad.
Lo que es cierto es que los pretextos y argumentos se acaban. La luna de miel y cortejo zalamero incesante de Corral al presidente electo subirán de tono antes del 1 de diciembre, fecha emblemática, en que –ya lo anticipólópez Obrador fortalecerá el mando nacional bajo una Secretaría de Seguridad Ciudadana, que estaría incluso por encima del Ejército Nacional y la Marina. Los gobernadores serán borrados en el tema.
En esa concentración de poder, el gobernador de Chihuahua tiene poco que hacer. Su margen de maniobra es escasa. No tendrá más que disciplinarse. Los números que presenta a nivel nacional son malos y el desempeño de sus mandos también. La maltratada presidencial, merecida por su incapacidad en el rubro, está por llegar.