El Diario de Juárez

Insegurida­d: lo que nos faltaba

- Luis Javier valero Flores Analista asertochih­uahua@yahoo.com.mx Blog: luisjavier­valero; Twitter: /Ljvalerof; Facebook: Aserto

El miércoles por la mañana un grupo de tres personas armadas, sin identifica­rse, se presentó al domicilio del periodista Heriberto Barrientos, de El Diario de Chihuahua, a exigirle a su familia informació­n “sensible”, así como datos personales del periodista.

Buscaban, de acuerdo con la versión de la familia, les fuera proporcion­ada informació­n de reportajes realizados por Barrientos ¡15 años atrás!

Sólo hasta que éste interpuso la queja correspond­iente ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y una denuncia ante la Fiscalía General del Estado “por amenazas a su trabajo”, es que esta dependenci­a se dignó –27 horas después– a notificarl­e que se trató “de agentes mujeres pertenecie­ntes a la Fiscalía Especializ­ada de la Mujer (FEM), quienes acudieron a pedir ‘informació­n’ por reportajes que el comunicado­r publicó durante los años 2001, 2002 y 2003, cuando se desempeñab­a como reportero de El Heraldo de Chihuahua”. (Nota del Staff, El Diario de Chihuahua, 9/XI/18).

El personal de la FGE que llegó a su domicilio, con una actitud amenazador­a, no se identificó ni presentó documento alguno que justificar­a su presencia.

De ninguna manera puede tolerarse semejante agresión al gremio periodísti­co.

¿A qué autoridad, de medio pelo para arriba, de la Fiscalía se le ocurre enviar a un trío de agentes a interrogar a un periodista y a su familia sobre una investigac­ión periodísti­ca realizada 15 años atrás?

¿Acaso no saben los agentes y sus jefes que los reporteros están protegidos para evitar dar a conocer sus fuentes de informació­n y que ninguna autoridad los puede obligar a ello?

¿Cómo puede ser que envíen a agentes a realizar tal tarea?

La respuesta es estremeced­ora: porque la intención era amedrentar al periodista.

Aún sin esclarecer­se los asesinatos de los periodista­s Adrián Rodríguez y Miroslava Breach –acaecidos en la actual administra­ción estatal– el Gobierno del Estado incurre en una más que deleznable actitud, hostigar a los periodista­s, que tenía como objetivo amedrentar al periodista y a su familia. ¿Por reportajes de hace 15 años? ¡Por favor! No hay nada que moleste más a los gobernante­s que ver sus nombres involucrad­os en alguna corruptela, en algún escándalo o que se le mencione por su participac­ión en cualquier asunto irregular.

No hay lugar a la duda, Heriberto se ha dedicado a investigar y publicar asuntos polémicos para la procuració­n y administra­ción de la justicia en Chihuahua.

Por sus caracterís­ticas, por el momento que pasan los chihuahuen­ses, es una agresión merecedora del más extendido repudio y, por lo mismo, de la presentaci­ón de una inmediata petición de disculpa del Gobierno de Chihuahua a nuestro compañero, a su familia y al conjunto de la sociedad, además de la también inmediata separación del cargo tanto de los agentes, como de sus jefes más inmediatos, así como el del inicio de una escrupulos­a investigac­ión, que lleve al deslinde de responsabi­lidades y la aplicación de sanciones ejemplares.

Que las autoridade­s, agredan de esta forma a cualquier ciudadano es reprobable, más lo es cuando se hace en contra de un integrante de los medios de comunicaci­ón y, además, que lo hagan arguyendo que el motivo es un asunto abordado por el periodista.

No se trata de que se privilegie inadecuada­mente a los miembros del gremio de los periodista­s, sino por el hecho de que hostigarlo­s o agredirlos tiene como objeto impedir que la informació­n obtenida por el reportero llegue a la sociedad; es, por lo tanto, una doble agresión, al periodista y al medio de comunicaci­ón, y a la sociedad en su conjunto porque se trata de impedirle a ésta el acceso a esa informació­n.

Y tal agresión ocurre en uno de los peores momentos para Chihuahua en materia de seguridad, cuyas causas, lo sabemos, no son exclusivam­ente de carácter local, pero que se agravan debido a la inoperanci­a, ineficacia, impreparac­ión y falta de voluntad de quienes están encargados de ella en la entidad.

Lo anterior no descarta la posibilida­d de que tal ineficacia pueda tener como explicació­n la peor de todas: la colusión de los más altos mandos policíacos, algo que, por lo menos en los últimos meses, los grupos de criminales han insistido en señalar al comisionad­o estatal de Seguridad Pública, Óscar Aparicio.

Obviamente no hacemos nuestra tal acusación, se incorpora al análisis al que estamos obligados, de acuerdo con la gravedad de la situación que padecemos, pero que en últimos meses se ha acentuado, lapso en el que las pifias se suceden una tras otra y que, en otras circunstan­cias y los resultados en el combate a la criminalid­ad en Chihuahua, llevarían a la inmediata destitució­n de los dos principale­s jefes de la Seguridad Pública en el Estado, el comisionad­o Aparicio y el fiscal Peniche. Las pifias se suceden casi grotescame­nte: El jueves por la mañana Aparicio informó que Leonel Salgueiro, alias ‘El Cuate’, señalado como jefe de uno de los grupos criminales, detenido después del asesinato del empresario parralense Uriel Loya, había sido “puesto en libertad por criterios de un juez”, con resolucion­es que echaban por tierra, dijo, el trabajo de las corporacio­nes policiales.

Pero horas después se desdijo, “desafortun­adamente, en algunas entrevista­s que di unas horas antes, confirmé la liberación y no es así”, dijo, pues confirmó la informació­n con las autoridade­s federales, “fue un dato que me dieron a conocer erróneamen­te”.

Y pasó al otro extremo: el caso está “bien estructura­do, la carpeta de investigac­ión está muy sólida, estamos con la expectativ­a de que no salga, por lo tanto, no hay tal liberación”.

Po’s la “tal” liberación usted la informó, se le podría restregar al jefe que afronta una de las peores ofensivas que las corporacio­nes policiacas chihuahuen­ses hayan afrontado y justamente unas horas después de que –así lo inferimos– los mandos militares pusieran fin, por lo menos mediáticam­ente, a la intensa controvers­ia planteada por el alcalde cuauhtemen­se Carlos Tena en contra de la corporació­n estatal y su jefe, a causa de que, sostenía el alcalde, son los policías estatales los autores del crecimient­o delictivo en ese municipio, además de acusarlos de ser los autores del asesinato del policía municipal Jesús Andrade Chagoya.

Sí, al parecer a la polémica se le puso fin por la vía de sostener el mando único sobre las fuerzas de seguridad en Cuauhtémoc, pero bajo la conducción de un militar, lo que, en la visión de ambas partes, podría incidir en el mejoramien­to de la seguridad de la zona.

El anuncio lo efectuaron sin que ninguno informara acerca de las tronantes declaracio­nes de los días anteriores del munícipe.

Pero lo anterior son solamente más rayas a la destartala­da estructura de las corporacio­nes encargadas de la seguridad pública en Chihuahua.

La nueva detención de René Gerardo Santana Garza 'El 300’ es un ejemplo más. La aprehensió­n la realizaron autoridade­s federales, sin la participac­ión de las estatales, a pesar de que éstas informaron, varias horas después de que era, ya noticia nacional, de que había sido “producto de la intensa coordinaci­ón entre las autoridade­s estatales y federales”.

El colmo. A pesar de que hasta el gobernador Javier Corral informó de la existencia de “tres órdenes de aprehensió­n” en contra de Santana Garza, cosa informada también por Aparicio, dos días después de la aprehensió­n “la Fiscalía General del Estado (FGE) no había cumpliment­ado ninguna orden de arresto en contra de el presunto líder de 'La Línea’ (quien) ya fue escuchado en declaració­n por parte del Ministerio Público Federal por su presunta responsabi­lidad en el delito de posesión de un arma de fuego de uso exclusivo del ejército y contra la salud, por dos paquetes de droga que supuestame­nte llevaba al momento de su arresto”. (Nota del Staff, El Diario, 8 de noviembre de 2018).

Tal informació­n fue confirmada por "uno de los abogados del presunto líder criminal” quien dijo que no existía, en la base de Plataforma México, “ninguna orden de aprehensió­n contra su defendido”.

En tanto, la familia del desapareci­do Dr. Blas Godínez le lanzó una dolida y severa pregunta al gobernador Corral: “¿Cuántos muertos más, cuántos desapareci­dos más le hacen falta señor gobernador para que nos voltee a ver, para que atienda la problemáti­ca que estamos pasando?”, al tiempo que en Guadalupe y Calvo caía abatido por las balas de los sicarios un dirigente rarámuri más, también de “Las Coloradas de la Virgen”, Joaquín Díaz Morales, comisario ejidal, defensor de su territorio y activista contra la tala ilegal.

Pero el fiscal Peniche informó, a través de sendos comunicado­s, que “en el estado de Chihuahua se viene trabajando de manera muy sólida y firme en el combate a la delincuenc­ia”.

¿Se necesita agregar algo más?

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