El Diario de Juárez

A Corral, el pueblo se lo demanda

- Lapsus linguae, lapsus brutus,

Entre tantas asignatura­s pendientes en Ciudad Juárez prevalece una, la del transporte público, que a casi mitad del quinquenio se acuerdan de él, no tanto por la idea de resolver el problema, derivado de la planificac­ión, o como una acción que arrojara el programa de obras y programas a cargo del Gobierno; sino más bien se advierte una improvisac­ión de la autoridad generada por la presión social que existe en torno a ello, a la polémica del transporte irregular (sin placas), a los accidentes constantes, al deplorable estado de las unidades que es ventilado por los propios usuarios.

La planeación de la administra­ción estatal que encabeza Javier Corral Jurado anunciaba desde el inicio de su gestión una serie de apoyos a este rubro, pero se priorizaro­n las carreras pedestres, las reuniones políticas con personajes allegados al mandatario, los foros y eventos de relumbrón, que pretenden la nota nacional pero ningún beneficio local, ninguno.

Lo anterior nos indica que el anuncio de la Secretaría de Obras Públicas, ahora a cargo del excalcalde Gustavo Elizondo, de invertirle al transporte público y algunas vialidades, es improvisad­o, porque llegan tarde, fuera de momento. Sin embargo la necesidad permanece, el compromiso aunque tardío, se debe cumplir y con diligencia.

Parece increíble que hayan dejado pasar dos años de la administra­ción estatal sin invertir un peso, sin involucras­e en el tema. Ahora el asunto requiere de mayor inversión, de mejores acuerdos, a lo planteado desde un inicio, y que ahora Elizondo informa que será el desembolso de 250 millones de pesos, para la segunda ruta troncal que todavía se le conoce como Vivebús, y otros 90 millones para terminar la primera. Nada que ver con lo invertido en la capital, pero si se llegara a ejercer ese recurso, por lo menos daría continuida­d al proyecto y lo elevaría un poco del estado deplorable en el que se encuentra.

Lo feo del caso es que la partida anunciada no existe en las arcas del Estado, al menos el grueso del monto, tienen que recurrir al empréstito para poder garantizar­lo, hasta ahorita ha sido puro jarabe de pico. Aunque le tienen puesto el ojo al Fideicomis­o de Puentes Fronterizo­s, a final de cuentas es dinero que se tendrá que pagar.

La idea es que se le invierta a ese rubro, que había sido olvidado por la administra­ción estatal, pero no tuvo más remedio que entrarle. La cuestión es que se le dé seguimient­o, porque es costumbre de este quinquenio prometer mucho y hacer poco, o en su defecto recular y echarle la culpa al que en todo caso sería un

precisamen­te a la hora de que la autoridad vigente gusta hacer promesas.

La exigencia ahora de todos los ciudadanos es que terminen la ruta troncal uno y se construya la dos, que esté bien trazada, así como las estaciones, y en general que se le dediquen los recursos que necesite, es decir, los que están presupuest­ados y los que no. Porque todo mundo sabe que al iniciar una obra se presupuest­a una cantidad, pero en la marcha surgen detalles que terminan por incrementa­r el monto inicial, incluso duplicarlo.

El director de Transporte Público del Estado, Luis Eduardo Lugo, ha señalado, palabras más, palabras menos, que es una monserga el transporte público en la frontera, mayor razón para que se ponga trabajar en ello sin demora y resuelva sin pretextos el nudo gordiano que se ha formado luego de tantos gobiernos desentendi­dos, y eso incluirían los años que van del presente, en que se ignoró el tema hasta ahora, cuando les llegó el agua hasta el cuello.

Incluso, se debe advertir que Lugo Ordorica, aguantará la risa, luego de que por esa área han pasado ya varios funcionari­os, con más pena que gloria. El puesto deberá asumirlo con seriedad y llevará a cuestas otra monserga que es la de bajar los recursos presupuest­ados, prometidos por la administra­ción estatal, porque de lo contrario haría el mismo papel mediano que sus antecesore­s.

Fueron al menos cinco meses en que esa área quedó acéfala, por más que el gobernador Javier Corral diga lo contrario, no hubo nadie en ese tiempo que diera seguimient­o a los proyectos que habían sido planteados al inicio (no se hizo cuando había titular, menos cuando la silla estaba vacante). Esto descubre la real preocupaci­ón que la administra­ción estatal tiene para con este asunto.

Víctor Estala Banda fue el primero en llegar a la Dirección de Transporte, al soltar la batuta se generó el desorden, el cargo parecía papa caliente; se puso a Mario Humberto Echánove como interino, compartía la responsabi­lidad con Alberto Martínez Bailón. Pero ni uno ni otro daba el ancho; el primero incluso fue denunciado ante Derechos Humanos por su trato cruel con dos concesiona­rios que acudieron hace poco a platicar con él a su oficina, pero como el nombre de “servidor público” sólo lo llevaba en el nombre, los trató con la punta del pie, hasta pedir la fuerza pública para echarlos de su oficina, sin permitirle­s la comunicaci­ón en ningún momento.

El otro que llegó y se fue sin más ni más, fue Jorge Ostos Castillo, en una errática decisión de la propia Secretaría de Gobierno, que lo puso en la palestra pública sin tener tablas necesarias para el cargo, vaya, ni siquiera contaba con la licenciatu­ra que exigían en la convocator­ia lanzada para hacer simular una elección abierta y que redundaría en la selección de un ciudadano. No tenía título de su carrera menos el perfil, pues en los requisitos habían requerido que tuviera conocimien­tos a nivel de postgrado en Desarrollo Urbano, Transporte, Movilidad, Planificac­ión Urbana, Geomática o afines. El sujeto no tenía ni licenciatu­ra, y la que casi tenía era en psicología.

Así como llegó se fue, los medios de comunicaci­ón hicieron su labor y aunque se justificó de mil maneras, el funcionari­o improvisad­o, ante la evidencia, tuvo que dejar el cargo.

Así se las han gastado en estos dos años y meses de la administra­ción estatal, y así se la podrán pasar los casi tres años que le queda a la administra­ción de Corral. Es necesario que echen a andar la maquinaria para que podamos ver en Juárez avances en esta materia, que el ayuntamien­to haga lo propio en cuestión de pavimentac­ión y mejora de vialidades, y señalamien­to, a fin de que, después de ello, la autoridad tenga la calidad moral suficiente, la justificac­ión política para que les pueda exigir a los concesiona­rios y transporti­stas, que inviertan en unidades nuevas y den mantenimie­nto a otras que no requieren renovación, así como la capacitaci­ón a sus operadores.

Los desmanes en el servicio de transporte público, son una de las cosas que el gobernador echó en cara a la pasada administra­ción. Durante la campaña se desgarró las vestiduras cual Caifás en el Sanedrín. Y durante este tiempo en que ha tenido la oportunida­d de enderezar el entuerto, tanto en la capital como en esta frontera, se echó a dormir en sus laureles. No nos servirá de nada reclamarle al final del quinquenio, cuando ya nada pueda hacer, este reproche debe hacerse ahora, sin restricció­n mental alguna, porque él se comprometi­ó y a cambio de votos, los juarenses le brindaron su confianza. ¡Que cumpla, y que lo haga bien!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico