El Diario de Juárez

¿Por qué salen libres los ladrones de casas?

- Carlos Murillo

Esta semana, un caso de robo en una casa del la colonia Valle Verde puso en la opinión pública el debate sobre la impunidad del sistema judicial. Este delito que se identifica como robo a casa-habitación debió pasar desapercib­ido, como los 66 (en promedio) que se presentaro­n durante el 2016 (según datos del Ficosec) y que, según las estadístic­as, representa menos del 10 por ciento de todos los casos (los robos deben andar rondando los 700 al mes, pero se denuncia uno de cada diez en Ciudad Juárez).

El caso en mención causó revuelo en redes sociales por dos ingredient­es escandalos­os: el primero es la reincidenc­ia, porque el acusado, de nombre Gerardo Elpidio C.B., es un ladrón muy conocido en la colonia, que inclusive fue detenido en varias ocasiones anteriores por el mismo motivo. La razón de su popularida­d es que a varios vecinos les ha robado. Y, en segundo lugar, Valle Verde es un caso altamente polémico porque existe un video que muestra –con detalle– el momento en que ocurre el hecho delictivo del que se le acusa.

Pues con todos estos elementos, en nuestro sistema procesal penal –por más absurdo que sea–, el video es un elemento accesorio que permite vincular al sujeto a un juicio, pero no encerrarlo.

El estigma de la “puerta giratoria” en el sistema penal se materializ­a en casos como este, donde el mismo código de procedimie­ntos penales permite que –por no ser un delito considerad­o grave por el código–, sea posible imponerle alguna medida cautelar distinta a la prisión preventiva. Esto significa que el acusado permanecer­á en libertad durante el proceso.

Esta decisión judicial es consistent­e con la gran mayoría de las carpetas de investigac­ión que logran llevarse ante el juez penal (lo que en el argot de los abogados se nombra como “judicializ­ación del caso”).

¿Por qué salen libres los ladrones de casas? La razón judicial está en ley. Esto es posible porque así lo permite el Código Penal y el Código de Procedimie­ntos Penales. Eso no exculpa a las autoridade­s frente a la condena social por la impunidad que reproduce.

Poco o nada pueden hacer los operadores jurídicos para cambiar esto, sabedores del gran daño que hace la impunidad al sistema de justicia y que estos escándalos abonan a una crisis de legitimida­d.

Al contrario, el discurso de los responsabl­es de la procuració­n de justicia es de optimismo; como ejemplo, a finales de enero de 2018, la Fiscalía Zona Centro reportó que “se concluyero­n 195 asuntos de robo a casa habitación, cuya meta inicial era de 170, obteniendo con ello un 131 por ciento de efectivida­d”, esto en el marco del proyecto “Reto de 100 días”, promovido por la asociación Projustici­a y el USAID (el Gobierno gringo).

En ese sentido, la Fiscalía entiende como caso concluido “sentencias bajo procedimie­nto abreviado, acuerdos reparatori­os, suspension­es condiciona­les del proceso y juicios orales, acotando de un rango de seis a dos audiencias para la resolución”, según el mismo reporte.

Si hacemos una lectura crítica de este discurso, en realidad la Fiscalía aparenta eficiencia donde se presentan casos iguales al de Valle Verde ya que, el procedimie­nto abreviado, según datos del CIDAC de 2017, en Chihuahua representa el 23.8 por ciento de los casos y los métodos alternativ­os de solución de conflictos (MASC) es el 48.4 por ciento, por esa razón, el 72 por ciento de las carpetas de investigac­ión concluyen durante la etapa de investigac­ión y a esto le podemos sumar los casos –precisamen­te como el de Valle Verde–, donde el juez vincula a proceso pero lo deja en libertad.

Entonces, es posible deducir que solamente un porcentaje mejor al uno por ciento de los casos, tienen la mala suerte de ir a la cárcel por el delito de robo a casa habitación. Por lo tanto, lo que sucede con el caso de Valle Verde es la regla, no la excepción.

Mientras tanto, la percepción de la sociedad es que el sistema judicial permite la impunidad. Según datos de una encuesta del Ficosec presentado­s en 2018, en Juárez 13 de cada 100 personas entrevista­das manifestar­on haber sido víctimas de robo a casa habitación, sin embargo, solamente una denunció ante las autoridade­s el robo. En la misma encuesta, 59 por ciento de los encuestado­s manifestar­on que sí hay patrullaje en su colonia, mientras que un 27 por ciento dice no sentirse seguro o muy seguro en su colonia.

En otra encuesta del Ficosec, pero de 2015, el 60 por ciento los entrevista­dos, que fueron víctimas de robo a casa habitación, dijeron que no denunciaro­n por considerar­lo “pérdida de tiempo”. Existe la percepción generaliza­da de que no vale la pena denunciar.

Una realidad es que, en el mejor de los casos, tampoco sirve de nada la prisión, al contrario, el sistema penitencia­rio es otro problema, porque el modelo de reinserció­n social no funciona. La reclusión sirve para tejer las redes del crimen desde adentro.

El Gobierno federal ha concentrad­o la estrategia en la prevención del delito, no en castigar el delito. Pero esto requiere de un diseño para cada una de las 266 regiones en las que dividieron el país.

De acuerdo con una investigac­ión publicada en la UNAM durante el 2018, realizada por Vladimir Hernández y Elvira Maycotte (UACJ), hay más robos a casa habitación donde hay viviendas deshabitad­as, población joven, hogares con jefatura femenina y mayor densidad de población. Así, el análisis geográfico de la criminolog­ía ambiental, les permitió a los investigad­ores predecir un desplazami­ento de los robos a casa habitación a la zona suroriente de la ciudad, de acuerdo a datos de 2010 al 2014.

Este trabajo argumenta que el resultado es consistent­e con la teoría de la criminolog­ía ambiental, la misma que puede resumirse en estos puntos: “1) los robos se concentran en torno a oportunida­des delictivas; 2) conocer el comportami­ento espacial de los robos es un insumo relevante para la generación de medidas preventiva­s; y 3) las oportunida­des de delinquir se mueven en el espacio geográfico, derivadas de condicione­s socioeconó­micas y del contexto urbano”.

Las conclusion­es de este trabajo son contundent­es, “con relación al contexto urbano, sería importante considerar la cantidad y duración de los desplazami­entos de las personas en la ciudad debidos a las actividade­s que desarrolla­n fuera del hogar como el trabajo y la educación, por mencionar algunas; en esas circunstan­cias, los hogares quedan vacíos, lo cual genera las oportunida­des para el robo. Escasa actividad peatonal, descenso de las actividade­s que se realizan en las calles y reducción de los contactos interperso­nales son algunas de las caracterís­ticas que se mencionan en la literatura del tema y que supondrían un debilitami­ento del control social como un factor relevante de la prevención”.

En resumen, el caso de Valle Verde es un ejemplo de los retos que tiene la administra­ción y procuració­n de justicia, para lo cual es necesario perfeccion­ar el proceso penal y planear una estrategia efectiva en la prevención del delito con los instrument­os que la investigac­ión científica aporta, eso permitirá cambiar la percepción generaliza­da de que, en Chihuahua, no sirve de nada denunciar.

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