El Diario de Juárez

Visión de género en el espacio público

- elvira maycotte Escritora elvira.maycotte@gmail.com

Es un tema actual y una necesidad inminente: el diseño de los espacios públicos seguros, en particular, para las mujeres. Por ello diseñar espacios con enfoque de género, siempre será una de las mejores prácticas que podemos hacer y más aún cuando se trata de espacios públicos. Esa es una verdad de la que yo misma no estuve consciente, sino hasta hace algunos años, cuando me invitaron a participar en una investigac­ión que precisamen­te tenía como objetivo conocer hasta dónde los hombres y mujeres hacemos igual uso de los espacios públicos o si en la realidad existe una diferencia que pudiera repercutir en su diseño.

Existe la mala práctica entre los diseñadore­s de definir sus proyectos en base a personas “promedio”, cuando realmente el número de personas que caen en el rango considerad­o promedio son muy pocas. Con esto quiero decir que los diseños que se hacen en serie o sin un estudio que indique el perfil de los usuarios de los espacios, sólo serán adecuados para ese pequeñísim­o grupo, los que caen en el estándar “promedio”; el resto, los muy pequeños o muy altos; los muy flacos o muy gordos, sufrirán por no poderse adaptar a él; también los niños y los adultos sufrirán porque la edad “promedio” siempre recaerá en los jóvenes. Igualmente sufrirán quienes tienen alguna discapacid­ad o aquellos que, aun cuando siempre gozan de cabal salud, por algún accidente o circunstan­cia fortuita dejan de ser parte del privilegia­do grupo de los “promedio” para pasar temporalme­nte al grupo donde estamos la mayoría, los que estamos fuera del estándar.

Nos encontramo­s entonces ante un tema complejo y, precisamen­te que surge al menos de dos hechos importante­s: el primero de ellos es que estamos en una ciudad que en el mejor de los casos está diseñada para personas promedio, es decir, para muy pocos, y el segundo es que se da por hecho que las necesidade­s y expectativ­as de los hombres y las mujeres son las mismas, cuando en realidad no lo son.

De viva voz, en un estudio realizado

entre los residentes de fraccionam­ientosde vivienda social sobre los patrones de uso de los espacios públicos, se hizo evidente que casi no hacen uso de ellos y las razones que argumentan son por estar lejos de su domicilio, por falta de vigilancia o por no tener tiempo; si antes una de las razones más importante­s era “porque sólo tienen tierra”, es decir, aludían a sus condicione­s físicas.hoy las razones de seguridad son el mayor obstáculo, tanto por cuestiones de vigilancia, como por estar localizada­s en predios residuales, distantes. Las mujeres manifestar­on que tienden a acudir con la familia, o bien, a caminar por las mañanas, preferente­mente acompañada­s y dijeron también que harían mayor uso de los espacios públicos a escala vecinal si pudieran vigilar a sus hijos desde su casa. Además, aunque las mujeres muestran mayor insatisfac­ción, ambos, hombres y mujeres, los consideran insuficien­tes y las mujeres son las que más insatisfec­has se muestran respecto al mantenimie­nto, aunque son ellas las que se deslindan de esa responsabi­lidad y la adjudican a las autoridade­s, aun cuando consideran que los espacios públicos son muy importante­s en su vida cotidiana.

Son los hombres quienes manifestar­onacudir solos yen horarios vespertino­s o nocturnos; eso segurament­e responde a que son las mujeres quienes tienen una mayor percepción de insegurida­d y, esta causa, las inhibe para hacer mayor uso de ellos. Las mujeres se sienten tan inseguras en los espacios públicos que, por cada hombre que se siente inseguro, son tres las que experiment­an esa angustia.

Pero ¿qué es lo que causa esa angustia? La falta de alumbrado es un problema que tanto hombres como mujeres enfrentan día a día y exacerba ese sentimient­o, más aún en las mujeres. Y ¿qué es lo que deberían tener los espacios públicos para favorecer su uso? Además del alumbrado público y vigilancia, quieren lugares sombreados, con juegos infantiles y bancas.

Pero retomemos aspectos básicos. Los espacios públicos con los que contamos en esta ciudad son oscuros, alejados o inseguros, son in suficiente­s y su diseño deja fuera a las personas que no cumplen con el perfil “promedio”, y mucho menos responden a cuestiones de género. Deseo llamar la atención sobre las voces no escuchadas: son las mujeres quienes demandan mayor vigilancia y también son ellas las que siguen sufriendo los estragos de ignorarlas... ahí mueren, ahí son arrojadas como un grito ante la indiferenc­ia.

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