El Diario de Juárez

SUFRIÓ COMO RESCATISTA LOS PEORES AÑOS DE JUÁREZ

Adrián descubrió su vocación hace más de 2 décadas; hoy es jefe del departamen­to

- Hérika Martínez Prado / El Diario

“Valorar la vida cada minuto” es la mayor enseñanza que le han dejado a Adrián Oswaldo Ramírez Hernández más de dos décadas de trabajo como rescatista en Ciudad Juárez, donde ha sido testigo de las etapas de mayor violencia en la historia reciente.

Hace 21 años Adrián estudiaba Psicología, pero un accidente automovilí­stico en el que fue atendido por paramédico­s lo hizo descubrir su verdadera vocación, por lo que comenzó a laborar como voluntario en la Cruz Roja y luego en Rescate, donde actualment­e es el jefe del departamen­to.

“Cuando empecé como voluntario mi mamá estaba muy nerviosa, me decía que ni creyera que ella me iba a planchar mis uniformes”, recordó quien a los 25 años decidió dedicarse a salvar vidas.

Adrián recuerda que su primer servicio en una ambulancia fue la atención a un hombre atropellad­o, con una fractura de fémur, en las calles Óscar Flores y Camino Viejo a San José.

“Las primeras veces tus compañeros te ayudan mucho, siempre tienes que pensar lo peor para estar preparado al momento de llegar”, confesó.

Además de diversos nacimiento­s, entre los hechos que más recuerda se encuentran las atenciones a niños, mujeres víctimas de violencia de género y trata de personas, y dos casos de camiones de pasajeros entre 2007 y 2008, uno al chocar con un camión que transporta­ba varillas y otro luego de explotar, con un saldo de 26 personas calcinadas.

Adrián también ha sido testigo de los hechos más trágicos en la historia reciente de Ciudad Juárez, como el multihomic­idio de Villas de Salvárcar, la explosión de la maquilador­a Blueberry, las amenazas a los cuerpos de auxilio y hasta tener que forcejear con un herido de bala que trató de dispararle al atenderlo.

“En esa época tuvimos fuertes amenazas, nos tocó vera mucha gente en agonía, heridos de arma de fuego… trataba de evitar llevar todo eso a la casa”, recordó el actual padre de dos hijos de nueve y 16 años de edad. El 13 de marzo de 2010, el año de mayor violencia en la ciudad, él tenía permiso para estar en el hospital durante el nacimiento de su segundo hijo, y de ahí moverse a cualquier emergencia, por lo que después de ser padre por segunda vez tuvo que trasladars­e a apoyar a los heridos de un ataque a balazos.

El hecho resultó ser un ataque diplomátic­o a Estados Unidos, ya que las víctimas mortales fueron una empleada del Consulado en Ciudad Juárez y su esposo, un policía del contado de El Paso.

Ese mismo año, le tocó la masacre de Villas de Salvárcar, donde perdieron la vida 15 personas y 10 más resultaron heridas, pero cuando él llegó los heridos ya habían sido trasladado­s a hospitales por sus familiares.

En los años en los que Juárez fue considerad­a como la ciudad más violenta del mundo, también atendió el llamado del hallazgo de una mujer encontrada dentro de un contenedor de basura en el norponient­e de la ciudad.

“La dejaron viva todavía, pero murió varios días después”, recuerda luego de que la prensa internacio­nal ha destacado a los cuerpos de rescate de esta frontera como los más capacitado­s a nivel mundial en casos de trauma, debido a las miles de atenciones a heridos de arma de fuego.

Pero en 2011, los cuerpos de rescate comenzaron a trabajar bajo amenaza, luego de que una ambulancia de Urge que trasladaba a un herido de bala en el fraccionam­iento Riberas del Bravo, fuera intercepta­da

por los sicarios para rematar a su víctima.

“Les perdonaron la vida a los paramédico­s… después por la frecuencia nos amenazaban a todos. Una vez en un lesionado en la calle Morelia llegaron a disparar a todos, llegamos a atender la emergencia y cuando lo estábamos atendiendo abrieron fuego, arrastré al paciente hasta donde estaba la ambulancia para resguardar­me y resguardar­lo”, narró.

Para entonces, las ambulancia­s ya habían comenzado a trabajar bajo un protocolo de seguridad en las escenas del crimen, a donde ingresaban a atender a las víctimas hasta que la zona estaba acordonada y vigilada, sin embargo, ese día a los sicarios no les importó la presencia de la Policía Federal, la Policía Ministeria­l, el Ejército Mexicano y el grupo especial de Boinas Rojas de los militares, “se regresaron y abrieron fuego” aproximada­mente a una cuadra de distancia.

Las amenazas nunca hicieron dudar a Adrián sobre su vocación, pero en 2010 sí creyó que moriría cuando acudió a atender a otro herido por arma de fuego dentro de un vehículo, en el cruce del bulevar Zaragoza y la calle José Reyes Estrada.

“Acudí a atender un lesionado por arma de fuego, tenía seis impactos de bala, en el abdomen y los brazos, pero había perdido mucha sangre y estaba ‘shokeado’; le estaba checando los signos vitales cuando sacó una escuadra de la guantera y quería dispararme, pensó que yo lo estaba atacando y tuve que forcejar con él para quitarle el arma”, recordó.

Él logró salvar su vida gracias a que los policías federales que resguardab­an la escena del crimen lograron a ver la acción dentro del vehículo y le ayudaron a quitarle el arma.

En esa época tuvimos fuertes amenazas, nos tocó ver a mucha gente en agonía, heridos de arma de fuego… trataba de evitar llevar todo eso a la casa”

Adrián Oswaldo Ramírez Hernández Rescatista

“Esa vez sí pensé que me iba a matar”, confesó el jefe de Rescate, cuyos elementos mantienen actualment­e el mismo protocolo de seguridad que entonces, debido al incremento de violencia registrado en la ciudad desde el año pasado.

Y aunque confesó que llegó un momento en el que se sentía agotado ante tanto trabajo, insegurida­d y estrés, dijo que sus compañeros lo ayudaron a seguir laborando en la profesión que deja lesiones de columna vertebral como mayores estragos físicos.

El 24 de octubre de 2013 fue testigo de otro hecho trágico en la ciudad, la explosión de la maquilador­a Blueberry, en la que murieron ocho personas y 21 más resultaron heridas.

“El riesgo de meterse a sacar a los heridos fue de los policías municipale­s, porque ellos fueron los primeros en llegar, sacaron a los heridos de las calderas, improvisar­on las puertas como camillas para sacarlos; yo atendí a seis quemados, todavía estaban vivos, pero murieron”.

El espíritu de servicio, la vocación, el respeto a la comunidad y el amor al prójimo son las caracterís­ticas de los paramédico­s de Ciudad Juárez, destacó Adrián, quien siempre busca que su equipo de trabajo no pierda el sentido del asombro y el humanismo, a través de visitas a lugares como asilos, hospitales y niños con cáncer.

Actualment­e el Departamen­to de Rescate cuenta con 54 elementos en Ciudad Juárez, entre ellos siete mujeres, y cuatro mujeres más en Samalayuca.

Luego del nacimiento de su segundo hijo, Adrían Ramírez le tocó atender el caso del ataque a empleada del Consulado

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adrián Oswaldo Ramírez Hernández, de 47 años
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en octubre de 2013 le tocó otro hecho trágico en la ciudad, la explosión de la maquilador­a Blueberry
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el vehículo en el que viajaban la funcionari­a del Consulado de EU y su esposo
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La vivienda donde ocurrió la matanza de los estudiante­s, en Villas de Salvárcar

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