Entre ‘dos mundos’
El lenguaje, como herramienta principal de comunicación entre los seres humanos, es también un arma peligrosa en manos de quien tiene poder para convertirlo en un artilugio de la incomunicación.
La película ‘Buen día, Ramón’, que habla sobre un joven mexicano que migra a Alemania para trabajar sin hablar el idioma de aquel país, planteó en 2013, de manera ficticia, cómo las barreras del idioma pueden hundir a alguien en la soledad, la desgracia y la miseria.
Poniéndolo de esta forma, y teniendo presente que somos fronterizos y vivimos entre dos países, dos culturas y dos idiomas, tal vez no sea difícil imaginar la sensación de desesperación que se puede llegar a sentir al no poder entender ni darte a entender debido al idioma.
Esta situación, explicada a través de una ficción y de una película que sitúa el problema al otro lado del mundo, no está para nada alejada de nuestra realidad. Miles de indígenas mexicanos están sometidos a vivir en este escenario, en su propio país, por no hablar español.
Justo esta es la problemática que presenta el cortometraje ‘Las Visitadoras’ y el largometraje ‘Cuando Cierro los Ojos’, a través de la decimocuarta edición de la gira de documentales Ambulante, que visita Ciudad Juárez por tercer año consecutivo.
‘Las Visitadoras’ de Sergio Blanco Martín, en los idiomas español, rarámuri y odame, con una duración de 13 minutos, y que estrenó en el Centro Cultural Paso del Norte el año pasado, presenta la historia de Guadalupe Pérez Holguín, oriunda de la Sierra de Guachochi, del pueblo Norogachi.
Lupita es una mujer rarámuri, quien vive desde hace ocho años en Chihuahua y es una traductora que lucha para que las personas indígenas tengan acceso al debido proceso judicial en el estado, sobre todo para que puedan entender lo que ocurre durante su juicio y los escenarios legales que les son desconocidos.
“Este documental es para que nos conozcan, se informen y para que sepan lo que estamos haciendo (…) Tal vez no es necesario que aprendan nuestra lengua, pero sí que sean más empáticos con nosotros, somos personas”, expresa Lupita a El Diario de Juárez.
El cortometraje documental se adentra en la Sierra Tarahumara y en el Cereso Intercultural de Guachochi, donde la intérprete, cofundadora de la asociación Nochaba Nikuuroka Anakupi Niráa, que crea canales de traducción e interpretación indígena, muestra su labor ante las cámaras, el cuál no sólo se limita a traducir, sino a revisar cada uno de los casos que le asignan.
“Una vez me dijo un antropólogo que mi trabajo debería de ser nada más decir lo que dice el juez y decir lo que dice el acusado, y yo le dije que no. Yo quiero que haya justicia”, afirma.
En tanto, ‘Cuando cierro los ojos’, de Sergio Blanco Martín y Michelle Ibaven, en mazateco y mixteco, cuenta las historias de Adela García y Marcelino Mejía, dos indígenas acusados injustamente por distintos crímenes, víctimas de arrestos arbitrarios y juicios apresurados.
“Te puedes imaginar esta cuestión del no poder comunicarte pero, cuando lo piensas bien, es tanto tiempo incomunicado que te surgen muchas preguntas, muchas dudas. ¿Cómo es posible que esta persona viva así?, ¿qué soñara?, ¿cómo se comunicará?, ¿cómo tratará de aprender el español?. Al hacer este documental queríamos saber que es lo que pasaba, qué sentían, qué vivían. Es muy impactante (…) Mucha gente no tenía idea de esta problemática. Hay mucha curiosidad”, explica Michelle Ibaven, originaria de Chihuahua y criada en Cuauhtémoc.
Este largometraje, de apenas una hora, es un retrato de las minorías de habitantes de nuestro país, donde la desigualdad se manifiesta incluso en el lenguaje.
“Creo que parte de la labor que ellos hacen como documentalistas, además de que están empujando un tema de mucha importancia, está en la empatía; la experiencia sensorial que ellos están presentando ante los espectadores, tratando de hacer sentir en carne propia esta situación”, agrega Julián Etienne, programador asociado de Ambulante.