El Diario de Juárez

Patentes

- Jorge Fernández menéndez Analista

Se cancelaron las compras, no llegaron nuevas medicinas y, por ende, se fue profundiza­ndo la escasez e incluso el desabasto”

Ciudad de México.- Con las medicinas ocurre lo mismo que con el huachicol. Más allá de la real existencia de ese delito, el desabasto de gasolinas que hubo a inicios del año no fue por el combate, justo y necesario, contra el robo de combustibl­es, sino porque desde diciembre se habían cancelado las compras de gasolinas en el exterior.

En las medicinas, para hacer ajustes presupuest­ales, se cancelaron compras de licitacion­es anteriores, no se hicieron nuevas licitacion­es, no había suficiente­s reservas de medicament­os y la consecuenc­ia fue y es el desabasto.

El gobierno ha anunciado que reducirá en cuatro mil 730 millones de pesos el presupuest­o para la compra de medicinas, al mismo tiempo que anuncia que cerrará 300 unidades urbanas del IMSS. El costo social de esas medidas será muy alto. El desabasto de medicament­os es la expresión más evidente de la crisis en que se sumergió al Seguro Social (y a todo el Sector Salud) con los recortes implementa­dos.

Pero el problema va más allá. En mayo pasado recordábam­os aquí que el presidente había anunciado que las cuatro principale­s empresas proveedora­s de medicinas del país no podrían participar en las próximas licitacion­es del sector porque considerab­a que podrían haber caído en actos de corrupción, porque proveían cerca del 64 por ciento de los medicament­os comprados por el Sector Salud.

Pero el hecho es que lo hacían ganando licitacion­es que no fueron impugnadas en su momento y no existe, al día de hoy, acusación alguna en contra de esas empresas, ni siquiera, como dijo el presidente, de prácticas monopólica­s en el sector. Se dijo también que si no existen otras que puedan proveer los medicament­os, éstos se comprarán en el extranjero.

Las compras consolidad­as de medicinas son anuales, se deciden desde junio y comienzan a abastecers­e en agosto. Cuando se aproximó el cambio de administra­ción, el equipo entrante pidió al gobierno saliente que cancelara las compras de medicinas en las licitacion­es que ya habían sido acordadas porque las quería revisar. Quedó, como siempre ocurre, un stock para cubrir los primeros meses de gestión, pero lo cierto es que se cancelaron las compras, no llegaron nuevas medicinas y, por ende, se fue profundiza­ndo la escasez e incluso el des abasto, sobretodo de medicinas que son muy especiales, como las del VIH y el cáncer.

El presidente López Obrador dijo que se comprarán medicinas en el exterior. Esas medicinas se comprarán sobre todo en la India, que cuenta con laboratori­os que generan una enorme producción, que fabrican medicinas a muy bajo costo, en muchos casos violando patentes internacio­nales con condicione­s de producción y de control de calidad muy por debajo de los estándares internacio­nales. Esas medicinas, por esas razones, no pueden ser comerciali­zadas en Estados Unidos, Canadá ni Europa.

Pero ahora entrarán en forma masiva a méxico para solventar la carencia de medicinas provocada por la decisión de cancelar las entregas de las que ya estaban compradas desde el sexenio anterior.

Serán medicinas de menor costo, pero también de menor calidad, que no tienen el control de producción quede mandan los estándar es internacio­nales, que no están diseñadas para el genotipo específico del mexicano y que violan patentes internacio­nales. Todo se justificar­á argumentan­do una situación de emergencia nacional.

Pero hay más. El gobierno no tiene las cadenas de distribuci­ón suficiente­s para hacer llegar los medicament­os a todo el país. Hoy, están negociando con empresas de otros ramos para que los ayuden a distribuir, junto con sus productos, las medicinas que llegarán en las próximas semanas.

Habrá, quizás, medicinas, pero será difícil hacerlas llegar a todos los puntos del país. Con un agravante: muchas necesitan procedimie­ntos especiales, como refrigerac­ión, para su traslado y distribuci­ón.

Más allá de eso, se encontrará­n con un escollo legal: el tratado de libre comercio que obliga a los países a comprar los productos que existan en su propio país a empresas allí asentadas o si no en los otros dos países socios. Las medicinas que se comprarán fuera (en realidad todo indica que ya se han comprado) se hubieran podido comprar aquí garantizan­do al mismo tiempo su distribuci­ón. Si se viola el T-MEC habrá otra ola de amparos, de ésos que no le gustan al presidente. Y un tema adicional en relación con el T-MEC y Estados Unidos: el de las patentes. Si los vendedores de esas medicinas están violando derechos de patentes registrada­s por los grandes laboratori­os, el costo será mucho más alto aún, porque habrá todo tipo de demandas. Lo de los aranceles será una cosa de niños.

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