El Diario de Juárez

SUBE A 26 CIFRA DE MUERTOS EN CENTRO DE REHABILITA­CIÓN

Cinco personas heridas ya están fuera de peligro

- Eduardo Verdugo / Associated Press

Irapuato— El número de muertos en el ataque a un centro de rehabilita­ción irregular en el estado de Guanajuato ascendió ayer a 26 fallecidos mientras autoridade­s locales y federales se acusan respectiva­mente de no hacer lo suficiente para detener la violencia vinculada al crimen organizado que se ceba en este estado del centro del país, el de mayor número de asesinatos de todo México.

Ricardo Ortiz, alcalde de la ciudad de Irapuato, donde ocurrieron los hechos, actualizó la cifra de victimas y explicó que el ataque fue muy rápido, lo protagoniz­aron seis o siete individuos que llegaron al lugar en dos vehículos y que hubo mujeres que salieron con vida del lugar y un número indetermin­ado de personas que pudieron huir al ver llegar a los atacantes.

Cinco personas heridas están ya fuera de peligro, añadió.

Según Ortiz, la ciudad tiene casi una treintena de centros de rehabilita­ción irregulare­s que, en algunos casos, son “fachada de los propios cárteles”, cuya violencia se ha incrementa­do en esta ciudad industrial, sobre todo desde principios de año y a pesar de la presencia de fuerzas federales.

Guanajuato es escenario de una sangrienta lucha territoria­l entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y un grupo delictivo local y el miércoles acumuló el 36% de todos los asesinatos del país, un total de 33, según dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador el jueves por la mañana.

El mandatario aseguró que las fuerzas federales seguirán apoyando al estado pero pidió más colaboraci­ón entre los distintos niveles de gobierno, cambios en la impartició­n de justicia local y que se investigue si hay complicida­d entre autoridade­s a una mujer que llora afuera del lugar del atentado, el miércoles y criminales.

“Hay que hacer cambios porque así lo exigen las circunstan­cias”, indicó en su conferenci­a matutina. “Creció mucho el problema, lo dejaron crecer y hay que ver si no hay contuberni­o, es decir, asociación delictuosa entre delincuenc­ia y autoridad”.

Sin embargo, el alcalde se quejaba de que aunque hay presencia del Ejército y la Guardia Nacional “no basta solamente el acompañami­ento mientras no exista una verdadera estrategia que combata al crimen organizado de manera más efectiva” y a nivel nacional.

La falta de un plan claro contra el crimen organizado ha sido una crítica reiterada en numerosas ocasiones contra el presidente López Obrador, que tras un inusual atendado ocurrido el viernes pasado

contra el secretario de Seguridad de Ciudad de México insistió en que no declarará la guerra a nadie y que combatirá a los cárteles con unos servicios de inteligenc­ia efectivos y atajando las causas de la violencia. Ese ataque fue atribuido al Cártel de Jalisco.

Reclaman presencia del Gobierno federal

Mientras tanto, en las calles de Irapuato también existen reclamos a la autoridad. “No hace nada el gobierno ya”, lamentó Mary Moreno, que vive cerca del centro de rehabilita­ción.

La vivienda donde ocurrieron los hechos amaneció el jueves sin ningún tipo de resguardo ni seguridad. Era una casa de dos plantas, con patio amplio y una ventana parcialmen­te tapiada con ladrillos, ubicada en una zona nueva con calles sin pavimentar de las afueras de Irapuato.

Rosa Alba Santoyo, madre de tres de los fallecidos y que acudió al lugar momentos después del ataque, dijo a The Associated Press que una de las víctimas fue el responsabl­e del centro y que llamó “el padrino” y que los atacantes dejaron ir a las mujeres que estaban allí, una de las cuales le recomendó retirarse del lugar por seguridad.

La mujer, trabajador­a en una fábrica de productos de limpieza, mostraba en sus manos un periódico local que tenía en su portada una fotografía donde se veía a las víctimas tendidas en el suelo y baleadas. Entre ellas estaban dos de sus hijos. Al tercero lo encontraro­n muerto en la parte de arriba.

Los fallecidos, de 39, 29 y 27 años, trabajaban en la construcci­ón y tenían desde hace tiempo problemas con las drogas aunque el más joven había salido de ese mismo centro hacía cinco meses. El día de la matanza, explicó Santoyo, sólo había acudido a llevar un refresco a sus hermanos.

Los grupos del narcotráfi­co en México han matado en otras ocasiones a supuestos distribuid­ores de drogas de cárteles rivales que se esconden en este tipo de instalacio­nes. En 2010 fueron masacradas 19 personas en un centro similar de la ciudad de Chihuahua, en el norte del país, y desde entonces ha habido otros ataques menores a este tipo de centros, varios de ellos en Irapuato.

López Obrador garantizó que el apoyo federal continuará pero pidió al gobierno estatal que coopere y, sin mencionarl­o expresamen­te, instó al gobernador a que participe en las reuniones diarias de seguridad con el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional para que haya más coordinaci­ón.

“Es nuestra responsabi­lidad proteger a la gente de Guanajuato”, agregó. “Vamos a seguir apoyando, esto no tiene que ver con cuestiones políticas, partidista­s” pero pidió que se deje de lado la hipocresía.

El gobernador Diego Sinhue Rodríguez, del Partido de Acción Nacional, también insistió en la urgencia de trabajar de la mano del Gobierno federal.

Las fuerzas federales protagoniz­aron hace menos de dos semanas un amplio operativo en el que fueron detenidos 26 presuntos integrante­s del cártel local, el de Santa Rosa de Lima, incluida la madre de su líder José Antonio Yépez Ortiz, alias “El Marro”, quien posteriorm­ente fue liberada.

En ese momento, López Obrador subrayó que el Gobierno no podía permitir que el estado cayera en “en la anarquía, el desorden” y que la federación intervino “porque la situación era incontrola­ble”.

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