El Diario de Juárez

¿CONTAGIOS AL SALIR?

EL PELIGRO ESTÁ EN LOS DETALLES

- Michael Levenson / Tara Parker-pope

Existe un consenso cada vez mayor entre los expertos acerca de que, si van a salir de casa, es más seguro estar al aire libre que en la oficina o en un centro comercial; si hay aire puro y más espacio entre la gente, el riesgo disminuye

Nueva York— El clima más cálido en todo Estados Unidos evoca imágenes de un verano desenfadad­o: días de campo en los parques, nadar en el mar, fuegos artificial­es el día de la Independen­cia. Pero en estos momentos no existe la sensación de desenfado.

Conforme algunos estados de Estados Unidos empiezan a relajar las restriccio­nes destinadas a combatir la pandemia del coronaviru­s, hasta las actividade­s más sencillas en el exterior parecen cargadas de miles de preguntas y valoracion­es.

¿Es seguro reunirse con amigos en el parque, siempre y cuando permanezca­n a dos metros de distancia al otro lado de la manta de picnic? ¿Y qué tal una hamburgues­a y una cerveza en un restaurant­e al aire libre? ¿Qué tanto riesgo hay en una ida a la playa o a una piscina con los niños?

La buena noticia es que en entrevista­s existe un consenso cada vez mayor entre los expertos acerca de que, si los estadounid­enses van a salir de casa, es más seguro estar al aire libre que en la oficina o en un centro comercial. Si hay aire puro y más espacio entre la gente, el riesgo disminuye.

No obstante, los expertos también manifestar­on que se debe tener un cuidado especial con respecto a las comidas al aire libre, el uso de los vestidores en las piscinas y las multitudes en algunos sitios como las playas. Aunque pasar tiempo en el exterior puede ayudar a que la gente soporte la tensión de la cuarentena, existe el riesgo de que baje la guardia o se reúna con personas que puedan representa­r algún riesgo.

“Creo que estar en el exterior es importante para la salud”, señaló Julia L. Marcus, epidemiólo­ga y profesora adjunta en la Escuela de Medicina de la Universida­d de Harvard. “Sabemos que estar al aire libre representa un riesgo menor que permanecer en interiores en cuanto a la transmisió­n del coronaviru­s. Creo que es casi necesario estar al aire libre un fin de semana soleado, pero también pienso que se deben tomar ciertas medidas para reducir el riesgo”.

Aunque muchas de las atraccione­s predilecta­s de la temporada al aire libre, como los parques de diversione­s de Disney, el festival de Coachella Valley en California y el Free Shakespear­e in the Park en Nueva York, están cerradas o suspendida­s, los gobernador­es del país han estado abriendo los campos de golf, las rutas de senderismo y las playas, con la esperanza de devolverle­s a los estadounid­enses inquietos cierta sensación de un verano común y corriente.

Las diferentes propuestas tienen confundido­s a muchos estadounid­enses sobre lo que constituye un comportami­ento seguro en el exterior. Los expertos tienen una respuesta muy sencilla: practiquen el distanciam­iento social y usen cubrebocas cuando eso no sea posible.

Dicen que lo ideal es que la gente socialice sólo con las personas que viven en la misma casa. Si deciden reunirse con amigos, el riesgo es mayor, pero pueden tomar precaucion­es. Es importante que las reuniones sean pequeñas; que no compartan comida, utensilios ni bebidas; que mantengan sus manos limpias; y que conserven una distancia de al menos dos metros de las personas con las que no viven.

“Creo que en casi todos los casos es mucho mejor estar al aire libre que en interiores”, dijo Linsey Marr, experta en aerosoles y profesora de Ingeniería en el Instituto Politécnic­o y Universida­d Estatal de Virginia. “En el exterior las cosas se diluyen. Creo que el riesgo es muy bajo, siempre y cuando se mantenga una distancia de dos metros”.

La vida en una pandemia es más segura al aire libre, en parte debido a que hasta un viento leve disminuirá con rapidez la concentrac­ión del virus. Si hay una persona enferma, el viento esparcirá el virus y tal vez exponga a las personas que estén cerca, pero en cantidades más pequeñas, lo cual tiene menos probabilid­ades de ser perjudicia­l.

“La carga viral es importante”, señaló Eugene Chudnovsky, físico del Centro de Graduados del Colegio Lehman de la Universida­d de la Ciudad de Nueva York. “Un solo virus no enfermará a nadie; el sistema inmunitari­o de inmediato lo destruirá. Creemos que se necesitan de cientos a miles de virus SARS-COV-2 para aniquilar la respuesta inmune”.

Aunque es bajo el riesgo de transmisió­n al aire libre, esta sí puede ocurrir. En un estudio de más de 7 mil 300 personas enfermas en China, solo una se contagió en el exterior. En ese caso, un hombre de 27 años estuvo conversand­o al aire libre con un viajero que acababa de regresar de Wuhan. Siete días después, empezó a tener los primeros síntomas de Covid-19.

“El riesgo es menor en exteriores, pero también existe”, afirmó Shan Soe-lin, catedrátic­a del Instituto Jackson para Asuntos Globales. “Y creo que si dos personas permanecen juntas en un mismo sitio durante mucho tiempo, como por ejemplo sobre un tapete de playa, el riesgo es mayor que si estuvieran caminando o pasando una al lado de la otra”.

En un estudio reciente se descubrió que, tan solo al estar hablando, expulsamos miles de gotículas que pueden permanecer suspendida­s en el aire durante catorce minutos. Pero el riesgo de inhalarlas es menor al aire libre.

Para muchos estadounid­enses que han estado tensos en casa durante meses, parece que las opciones más seguras en estos días son los

parques y los senderos en espacios muy abiertos. Kate Wathall, reportera y productora de televisión de Los Ángeles, realizó su primera caminata en semanas en domingo, un día después de que los senderos locales reabrieran. Condujo una hora hasta el sendero de Canyon Falls en Tujunga, evitando los senderos más populares en la ciudad.

“Fue como volver a la vida normal”, dijo. “Obviamente, no lo es. Pero ese fue un día en que olvidé lo que está pasando”.

El jueves 14 de mayo, en el Memorial Park de Maplewood, Nueva Jersey, Gabriella Gabriel, de 22 años, estaba haciendo ejercicio con su amiga Candace Brodie, también de 22 años, en unos tapetes que pusieron sobre el césped a unos cuantos metros de distancia.

“La gente está dispersa y no hay manera de que alguien esté muy cerca de mí”, dijo Gabriel. “Pero en una piscina o en la playa todos están amontonado­s… demasiado cerca para sentirse a gusto”.

Los expertos coincidier­on en que el riesgo de nadar en piscinas, lagos o el mar no se encuentra en el agua, sino en la exposición a las personas que están dentro del agua o cerca de ella.

Pese a que los científico­s no poseen los datos específico­s sobre el nuevo coronaviru­s, otros coronaviru­s no son estables en el agua y son muy sensibles al cloro, señaló Angela Rasmussen, viróloga de la Escuela de Posgrado en Salud Pública Mailman de la Universida­d de Columbia.

“En mi opinión, la exposición al agua de una piscina, al agua dulce de un lago o de un río, o al agua del mar representa­ría un riesgo muy bajo de transmisió­n incluso sin dilución (lo que reduciría todavía más el riesgo)”, señaló Rasmussen en un correo electrónic­o. “Tal vez el riesgo mayor de las actividade­s acuáticas en el verano sean las multitudes: un vestidor, un muelle o una playa abarrotado­s, en especial si se añade un distanciam­iento físico escaso o una proximidad prolongada con los demás. Así, la procedenci­a más concentrad­a del virus en un entorno será de las personas que se quedan a la orilla de la piscina, no de las que están dentro de ella”.

Los expertos afirman que una persona que pasa caminando, trotando o en bicicleta durante unos cuantos segundos no es motivo de mayor preocupaci­ón. Pero recomienda­n a quienes trotan que, si van a pasar cerca de otras personas, usen una mascarilla o un paliacate. Es más preocupant­e que, en un día de campo, alguien coloque una manta sin respetar el perímetro de los dos metros de distancia y que pretenda quedarse mucho tiempo. Hay que tratar de evitar los enfrentami­entos. Eso sólo incrementa el riesgo a la exposición. Es posible que esos conflictos aumentarán cuando más personas salgan.

“Si alguien está demasiado cerca y no usa una mascarilla y no te sientes seguro, en lugar de gritarles, simplement­e di: ‘Necesito espacio, por favor’”, dijo Marcus.

Para las familias con niños pequeños, explorar al aire libre puede producir una ansiedad especial.

Gabriel dijo que su hermano, que tiene seis años, quería ir al parque, pero su madre no lo permitió. A ella le preocupa que el virus permanezca en las resbalader­as y en los columpios y también el misterioso síndrome inflamator­io relacionad­o con el virus que ha enfermado y matando a algunos niños.

“Es difícil de entender para un niño”, dijo Gabriel. “Por lo menos nosotros nos podemos quedar a dos metros. No le puedes decir eso a niño pequeño”.

Incluso en el exterior, hay un riesgo de contraer el virus al tocar una superficie contaminad­a —el menú de un restaurant­e, el banco de un parque o una silla de jardín— y después tocarse la cara. Los estudios han demostrado que el virus puede durar tres días en superficie­s duras como el acero y el plástico, y aproximada­mente 24 horas en cartón, en condicione­s de laboratori­o. El virus también es más estable en el calor y la humedad que muchos otros virus.

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 ??  ?? EL DISTANCIAM­IENTO social en los parques debe ser la regla, dicen los expertos. Quédate con gente de tu propia casa, si puedes, y mantén las reuniones de tamaño pequeño
EL DISTANCIAM­IENTO social en los parques debe ser la regla, dicen los expertos. Quédate con gente de tu propia casa, si puedes, y mantén las reuniones de tamaño pequeño

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