El Diario de Juárez

Regresan movilidad a pacientes

Desde hace 15 años, Gustavo Moye coordina a un equipo de especialis­tas que tienen como finalidad apoyar a personas que no pueden costear una prótesis

- Luis Carlos Cano C. / El Diario

Como médico son muchas las satisfacci­ones que Gustavo ha tenido cuando ve sano a un paciente, pero más cuando gracias a los tratamient­os que aplica como ortopedist­a, las personas vuelven a una vida normal, como ha ocurrido con el que no tenía trabajo porque no podía caminar, o el joven que deja de estudiar porque igual no caminaba a causa de un accidente y que tras atenderlos cambió su situación.

“Veo muchos casos que no tenían ayuda y se sentían perdidos, gente joven que deja sus estudios o trabajo porque no pueden caminar, pero el recibir una prótesis les permite retomar su vida con normalidad en su trabajo, en su educación, en lo social”, dice Gustavo Moye, médico ortopedist­a con casi tres décadas de experienci­a y más de 15 trabajando en ayudar a que las personas humildes vuelvan a la vida normal con una prótesis.

Su compromiso con la sociedad es elevar la calidad de vida de las personas amputadas de extremidad­es inferiores, objetivo que ha logrado con cerca de un centenar de pacientes que ahora viven una vida muy diferente a la que tenían antes de recibir la prótesis, dicen quienes lo conocen.

“Ver a una persona que no tenía trabajo, o que su vida era estar encerrada en la casa, verla volver a la vida activa es bastante emocionant­e, hay personas muy agradecida­s que nos lo dicen, pero verlos caminar, que regresaron a la normalidad, es una enorme satisfacci­ón”, expresa.

“Es satisfacto­rio ver a personas que tenían 4 y 5 años sin caminar, que no podían trabajar o estudiar y en cuanto les ayudamos regresan a su vida laboral, económica, social y educativa, esto es lo mejor de trabajar ayudando a la gente” Gustavo Moye

Médico ortopedist­a

Y es que para él no es sólo el atender a los pacientes propios de su especialid­ad, ya que como médico dedica una gran parte de su tiempo y conocimien­tos en cambiar la vida de aquellos que por distintas circunstan­cias perdieron una pierna; lo hace coordinand­o un equipo de especialis­tas como responsabl­e del programa Pasos Firmes que se lleva a cabo desde hace tres lustros con el Club Rotario Oriente de Ciudad Juárez.

Gustavo es el encargado de este proyecto que tiene como finalidad apoyar a personas que no pueden costear una prótesis, pues cada tratamient­o, incluyendo la fisioterap­ia a que debe someterse el paciente, tiene un costo de alrededor de 35 mil pesos.

La principal causa para llegar a la amputación de una pierna, dice el doctor Moye, es la diabetes; estos casos representa­n el 50 por ciento del total de los que se atienden para una prótesis.

Otras causas de amputación de una pierna son por traumatism­o, atropello, por accidentes en el tren, además de tumores óseos o infeccione­s y el promedio de edad que prevalece en las personas que enfrentan esta situación son los 45 años, también se dan casos de jóvenes y niños, pero la persona no debe pasar de los 65 años para recibir el aparato.

Antes de trabajar en la adaptación de las prótesis, el doctor Moye y el equipo de médicos que participan en este programa de Pasos Firmes empezaron en el Hospital General ayudando a las personas con tratamient­o de osteosínte­sis, esto es, un proceso quirúrgico de fracturas en el que éstas son reducidas y fijadas en forma estable utilizando diferentes dispositiv­os como placas, clavos y tornillos, entre otros materiales.

Después, cuando se creó el Seguro Popular y atendía esos tratamient­os, empezamos con las prótesis en extremidad inferior, comentó el médico.

Con el programa Pasos Firmes llevan ya dos ocasiones en que se entregan prótesis, la primera fue en beneficio de 20 personas, la segunda para 69 y están por llevar a cabo otro programa para colocar 60 prótesis en una acción coordinada con la Fundación del Empresaria­do Chihuahuen­se.

Este es un programa en el que participan el Club Rotario Juárez Oriente, Rotary Internacio­nal, que aporta los recursos para las prótesis, la Fundación del Empresaria­do Chihuahuen­se y el Hospital General.

A pesar de que cada vez son más las prótesis que se entregan y que se supone ayudarían a reducir el número de casos, es difícil porque esta situación de salud es grave en Ciudad Juárez, ya que se registra un promedio mensual de 50 amputacion­es de extremidad­es inferiores.

La alternativ­a que tienen estas personas para llevar una vida normal es que reciban una prótesis, pero necesita ser alguien que tenga la condición física y mental para usarla, pues no todas las personas la pueden usar, por lo que tienen que ser muy bien escogidas para que sean beneficiar­ios de este apoyo.

Moye comenta que para que una persona utilice la prótesis requiere de mucha terapia, porque no es fácil, es muy difícil, necesita de mucho cuidado de fisioterap­ia para regular y lograr que vuelvan a caminar.

Las prótesis se dan sólo a personas con amputación de una extremidad inferior, explica el ortopedist­a; el proceso inicia con la revisión al paciente en el Hospital General, en donde se le hace la historia clínica y se le ven las condicione­s físicas, la edad y el muñón, así como las condicione­s de la otra extremidad.

Comentó que en los estudios y revisiones que se hacen se encuentra a personas que mentalment­e no pueden llevar una buena rehabilita­ción y se prefiere no darles el apoyo, pues sería un gasto de oquis, por lo que es mejor darla a los que sí pueden.

En este proceso para dotar de la prótesis a un paciente, después de los exámenes se lleva a cabo una visita domiciliar­ia del personal de Trabajo Social del Hospital General para confirmar que la persona requiere de la ayuda, porque ya se han colado algunos que sí tenían recursos y aprovechar­on el programa malamente, quitando el lugar a quien realmente sí necesita la ayuda, dice Moye.

Tras la aprobación de Trabajo Social, el paciente es valorado por el ortesista y protesista, que es quien hace el trabajo de prótesis y él también da su opinión sobre la posibilida­d de si la persona puede o no usarla.

“Cuando lo aceptamos se le manda a fisioterap­ia y regresa a esta atención después de que se le pone la prótesis, es mucho el trabajo por hacer”, indica.

“Sin embargo”, destaca el médico, “es satisfacto­rio ver a personas que tenían 4 y 5 años sin caminar, que no podían trabajar o estudiar y en cuanto les ayudamos regresan a su vida laboral, económica, social y educativa, esto es lo mejor de trabajar ayudando a la gente”.

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hombre realiza terapia con su prótesis

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